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Despliegue de policía, bomberos y ambulancias en la Séptima Avenida de Nueva York, donde tuvo lugar el accidente de helicóptero. Reuters

Muere el piloto de un helicóptero al estrellarse contra un rascacielos en Nueva York

El tejado del AXA Equitable Center, en el centro de Manhattan, sirvió de improvisada pista de aterrizaje para el aparato en apuros, que se incendió al tocar el suelo

Mercedes Gallego

Nueva York

Lunes, 10 de junio 2019

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El recuerdo sombrío del 11-S estremeció este lunes a los oficinistas del rascacielos de la Séptima Avenida de Nueva York que revivieron en carne propia la evacuación de las Torres Gemelas, tras estrellarse contra su edificio una aeronave. Por suerte no se trataba de un Boeing 767 secuestrado por terroristas islámicos, sino de un helicóptero en apuros que efectó un aterrizaje de emergencia en el edificio más alto que encontró en medio de Manhattan.

Con ello el piloto, la única víctima mortal que se conoce hasta el momento, habría evitado una tragedia mayor en un área urbana tan concurrida. La zona de la calle 51, cercana a Central Park, está declarada de exclusión aérea por su cercanía a la Torre Trump desde que el magnate ganó las elecciones, por lo que la noticia provocó aún más intranquilidad. «¡Fenomenal trabajo que están haciendo nuestros grandes equipos de emergencia!», tuiteó entusiasmado el presidente estadounidense.

A la 13:50 hora local en la que se produjo el suceso, con un tráfico ya caótico por el día de lluvia, el centro de Manhattan se convirtió en un infierno, pero no tanto como el que vivían los que bajaban las escaleras del edificio de 230 metros de altura y 54 pisos, que conecta con el Rockefeller Center por un centro comercial subterráneo.

Uno de estos empleados, Nathan Hutton, relató a la cadena NY1 que en días normales tarda apenas unos minutos en bajar por las escaleras desde su oficina en el piso 29, pero este lunes la congestión humana era tal ante la evacuación forzosa anunciada por los megáfonos, que le llevó más de media hora salir a la recepción del edificio. En esas tétricas escaleras el ambiente era tan negro como el humo que empezó a bajar como si fueran un túnel de ventilación. Fue eso y el olor a quemado, lo que inquietó lo suficiente a los cientos de empleados que bajaban en silencio, conteniendo la respiración, como para apresurar el paso. «Hasta que no salimos al atrium no nos permitimos ponernos nerviosos», contó el testigo.

Fue allí cuando se aflojaron los nervios, se oyeron los suspiros, las lágrimas y hasta las risas nerviosas, ahogadas por la lluvia y el clamor de las sirenas.

Edificio de Nueva York donde había tratado de aterrizar el helicóptero en su azotea y contra el que terminó estrellándose.
Edificio de Nueva York donde había tratado de aterrizar el helicóptero en su azotea y contra el que terminó estrellándose. Reuters

El gobernador Andrew Cuomo, el primer mandatario en la escena, aseguró que no había más víctimas que las del helicóptero y ninguna señal de otra cosa que un aterrizaje forzoso por cuestiones técnicas que aún habrá que dilucidar.

Nadie entiendía en un primer momento qué hacía allí el aparato, en un día de espesa niebla y tan corta visibilidad que ningún helicóptero tenía permiso para sobrevolar Manhattan. De ahí que las autoridades aérea no establecieran contacto con el aparato siniestrado, que no encontró suficiente espacio entre las nubes y los rascacielos.

Según informó más tarde el comisario de policía de Nueva York, James O'Neill, el helicóptero era un aparato del modelo Agusta A109E, que despegó del helipuerto situado en el río Este, a la altura de la calle 34 a las 13:32 horas y se estrelló once minutos después, a las 13:43.

Sin helipuertos

La Administración de la Aviación Federal (FAA, según sus siglas en inglés) aseguró que el vuelo del Augusta A109E no fue gestionado por sus controladores aéreos y agregó que las causas de los sucedido serán investigadas por la Junta Nacional de Seguridad del Transporte, (NTSB, según sus siglas en inglés).

En la ciudad de Manhattan está prohibido, desde 1977, la instalación de helipuertos en las azoteas de los edificios después de que el 16 de mayo de aquel año un aparato se estrellara en un edificio y causara la muerte de cinco personas. Estas aeronaves aterrizan en varias instalaciones construidas en las orillas del río Este y del río Hudson, que bañan la ciudad de Nueva York.

El último antecedente de un accidente de un helicóptero en la ciudad de Nueva York fue el 4 de octubre de 2011, cuando tres personas murieron al estrellarse en el río Este de Nueva York tras despegar de un helipuerto, pero no hay constancia de un accidente mortal contra un edificio en Manhattan

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