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MERCEDES GALLEGO
Martes, 6 de febrero 2018, 00:39
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nueva york. Desde el final de la Guerra Fría todos los presidentes, desde Reagan hasta Obama, han trabajado para reducir el peligroso arsenal nuclear que en Hiroshima y Nagasaki mostró al mundo su escalofriante poder destructivo. Con Donald Trump, sin embargo, el reloj Doomsday, que desde 1953 mide simbólicamente lo cerca que estamos de ese apocalipsis, se ha acercado treinta segundos más a la medianoche. Faltan apenas dos minutos. El sueño de un mundo desnuclearizado tendrá que ocurrir «mágicamente» en el futuro, pero no bajo su mandato, advirtió Trump la semana pasada en su primer discurso sobre el estado de la Unión.
En ninguna parte mencionaba la amenaza rusa, que, sin embargo, sirvió el viernes para que el secretario de Defensa, James Mattis, anunciase el fortalecimiento del arsenal atómico estadounidense. Ayer, tres días después, entró en vigor el acuerdo negociado por el Gobierno de Obama para mantener las armas nucleares de largo alcance al nivel más bajo desde la Guerra Fría.
El límite de estas cabezas desplegables queda fijado en 1.500 y regirá hasta 2021, sin que de momento se vea en el Pentágono apetito para renovarlo.
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