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Scot Peterson. Reuters
El policía que no intervino en el tiroteo de Parkland podría pasar su vida en la cárcel

El policía que no intervino en el tiroteo de Parkland podría pasar su vida en la cárcel

Scot Peterson se puso a cubierto e incluso mandó a otros agentes que llegaron a la escena a dirigir el tráfico en el campus

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York (EE UU)

Miércoles, 5 de junio 2019, 20:27

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Scot Peterson pudo haberse jugado la vida y hasta morir como un héroe, pero eligió vivir como un cobarde sin imaginar que eso le llevaría a la cárcel. En lugar de entrar al edificio de donde salían los disparos, el policía asignado al instituto Marjory Stoneman Douglas de Parkland (Florida), donde Nikolas Cruz mató el año pasado a 17 personas e hirió a otras tantas, eligió ponerse a cubierto. Allí permaneció durante 48 minutos e incluso mandó a otros policías que llegaron a la escena a dirigir el tráfico, mientras los chicos caían muertos bajo las balas.

«¡Que se pudra!», dijo a la prensa local Fred Guttenberg, que perdió ese 14 de febrero a su hija Jamie, de 14 años. «Mi hija fue una de las últimas que murió. Él podría haberla salvado y no lo hizo. Espero que le metan cadena perpetua y no salga nunca de la cárcel».

En teoría podría recibir hasta 97 años por los diez cargos de negligencia infantil y uno de perjurio de los que ha sido acusado, aunque los expertos creen que serán muy difícil de probar. Se refieren a las diez personas que murieron en el tercer piso y que, en teoría, podría haber salvado si en lugar de quedarse a cubierto hubiera corrido escaleras arriba en 42 segundos. Peterson dijo a sus supervisores que intentaba dilucidar de qué edificio salía el retumbar de las balas, pero las imágenes, comunicaciones de radio y testigos dejan claro que sabía bien dónde era. De hecho, lo identificó en tres ocasiones mientras aún se producía el tiroteo.

El joven pistolero sólo estuvo dentro 6 minutos y 41 segundos, de los cuales dedicó menos de cuatro a perpetrar la masacre. Lo primero que hizo fue hacer sonar la alarma antiincendios, que hizo salir a todos a su encuentro y contribuyó a la confusión.

El insólito caso de un agente de policía enjuiciado por no actuar refleja el impacto de la masacre en una comunidad de la que ya se tuvo que ir. Peterson fue despedido por faltar a su deber, vendió su casa y se trasladó a Carolina del Norte, donde dice tener el pasaporte que el juez le ha pedido que entregue como condición para quedar en libertad bajo fianza. Su familia puso diligentemente los 102.000 dólares requeridos, pero el juez no ha aceptado dejarlo en libertad hasta que le traigan el documento con el que podría abandonar el país. Su abogado cree que es un cabeza de turco y habla de vendetta política, al recordar que el presidente que tiene sus casa vacacional a poca distancia, en Palm Beach, lo llamó «cobarde» en un tuit. Y en esta zona de Florida, su palabra es ley.

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