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Una mujer filipina recibe la vacuna de AstraZeneca en un gimnasio habilitado en Manila para la campaña de inmunización contra la covid-19. eFe
La complicada geografía productiva de las vacunas

La complicada geografía productiva de las vacunas

Desde el laboratorio donde nacen hasta su comercialización han de completar un circuito empresarial por medio mundo

ANJE RIBERA

Domingo, 4 de abril 2021, 00:14

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El fracaso del programa de vacunación de la Unión Europea y, por extensión del español, ha dejado al descubierto muchos errores de los dirigentes comunitarios, demasiados. La UE ha caído en las trampas de las grandes empresas farmacéuticas, que parecen ser realmente las que dirigen la política sanitaria mundial. ¿Los responsables de la UE han pecado de ingenuos o de negligentes? Lo cierto es que los Veintisiete son grandes exportadores de dosis, no obstante ven cómo se retrasan los suministros para sus ciudadanos.

La mirada inquisidora se ha depositado sobre la empresa anglosueca AstraZeneca, gran incumplidora de las entregas firmadas y asimismo sospechosa de priorizar a Reino Unido por encima de los contratos firmados con la Unión. Por ello, la Comisión Europea se ha visto obligada a reformar el mecanismo de control de exportación de las vacunas, en vigor desde febrero. ¿Será efectiva esta medida en el futuro?

Las dudas están sembradas porque hasta ahora se ha podido comprobar que la UE ha visto cómo se han repartido fuera 77 millones de viales fabricados en su territorio. El destino han sido 33 países, entre los cuales Gran Bretaña ha sido el gran favorecido con 21 millones de vacunas. Además, ha contribuido con 31 millones de dosis a la iniciativa Covax para ayudar a la inmunización en los países con menos recursos.

Los cuatro antivirales autorizados en la UE están fabricados en 55 plantas en tres continentes

El caminar de las farmacéuticas siempre ha estado unido a una falta de transparencia. Es una tendencia histórica que abarca tanto a sus laboratorios como a sus laberintos de producción y distribución. Dejando al margen oscuros y demostrados comportamientos nada éticos del pasado -por ejemplo, la utilización de los campos de exterminio nazis como terreno de experimentación-, no es fácil penetrar en los circuitos de producción. La información que se puede obtener es escasa.

En estos momentos sólo cuatro vacunas han logrado la autorización de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Están producidas en 55 fábricas. Comencemos con AstraZeneca, la firma más cuestionada. ¿Dónde se elaboran sus vacunas? Los viales ideados por esta empresa en colaboración con la Universidad de Oxford se producen en veinticinco plantas repartidas por quince países del mundo. Su principal productor es el Serum Institute de India, fundado en 1966 por Cyrus Poonawalla y uno de los mayores fabricantes de medicamentos del planeta. Además de la del coronavirus, fabrica vacunas contra la poliomielitis, la difteria, el tétanos, la hepatitis B, el sarampión, las paperas y la rubeola, que se exportan a más de 170 países. AstraZeneca ha contratado al Serum Institute para producir mil millones de dosis de su producto Covishield para países en desarrollo. El pasado 21 de enero se registró un incendio en las gigantescas instalaciones del segundo gigante asiático, que no llegó a frenar su funcionamiento.

El proceso es revisado por veinte laboratorios independientes y alrededor de sesenta controles de calidad. El circuito de fabricación europeo pasa por la creación de la sustancia activa en Países Bajos y Bélgica para acabar con un envasado del suero en Italia. En este país recientemente se localizaron dosis ocultas en un almacén que estarían destinadas al mercado británico sin el conocimiento de la UE. Al parecer, la farmacéutica mantiene conversaciones con otras empresas -entre ellas varias firmas españolas- para ampliar su capacidad de producción. La vacuna de la estadounidense Pfizer junto a BioNTech, con la que la UE ha contratado 600 millones de dosis, fue la primera que empezó a distribuirse. Sigue un proceso similar al de AstraZeneca. Se fabrica por partes, que se ensamblan en diferentes fábricas del mundo. El antígeno nace en Saint Louis (Missouri), su ARNm se hace en Andover (Massachusetts) y el proceso final tiene lugar en Kalamazoo (Míchigan) y Puurs (Bélgica).

Aumentar la capacidad

Sin embargo, la farmacéutica ha incorporado en las últimas fechas una planta de Marburg, Alemania, en un claro intento de aumentar su capacidad de producción. Algo similar es el sistema de su compatriota Moderna. La firma dispone de tres plantas especializadas en la producción de antígenos: Portsmouth (New Hampshire), Filadelfia (Pensilvania) y Basilea (Suiza). El acabado tiene lugar en Bloomington (Indiana) y Madrid.

Janssen, la última llegada a la campaña comunitaria de inmunización, pertenece a la multinacional estadounidense Johnson & Johnson, con factorías en su país, Bélgica y Alemania. La compañía espera cerrar este año un acuerdo con una decena de productores, entre ellas con la catalana Reig Jofre, que podría generar hasta 300 millones de dosis al año.

Sin embargo, las vacunas dependen además de centros que proporcionan materias primas como lípidos, enzimas y material genético y de las plataformas tecnológicas avanzadas capaces de producir vacunas de ARN mensajero. «Hay pocos productores con experiencia que puedan contribuir de manera significativa a la fabricación a gran escala de vacunas de ARNm», resume el periodista científico Anthony King en un análisis publicado en 'Chemistry World'. «No es tan fácil como abrir más fábricas, porque cada maquinaria y cada paso de la producción requieren una plataforma tecnológica muy avanzada y un proceso de validación muy detallado», comentan las farmacéuticas. Es evidente que la producción de los viales contra el Covid-19 choca con la falta de productores especializados y numerosas barreras logísticas. Pero, sin duda el factor crematístico es el que más influye a la hora de la distribución.

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