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California busca antropólogos para identificar los cadáveres calcinados

MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL

NUEVA YORK.

Miércoles, 14 de noviembre 2018, 00:03

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Paradise se había convertido ayer en un infierno calcinado y Chico, a 20 minutos, se había quedado pequeño para alojar tantas almas en pena. Millares de ellas batallaban el incendio más mortífero de la historia. Otras sacaban fuerzas para escribir el nombre de sus seres queridos en la lista de desaparecidos. Había más de cien en el tablón de anuncios de la iglesia de Chico, pero las autoridades decían buscar a más de 200. Los equipos de rescate iban lista en mano a las direcciones que indicaban sus familiares para rebuscar entre los rescoldos de casas carbonizadas de las que a menudo sólo quedaba el porche. Revolvían con máscaras entre las cenizas y a veces hallaban cadáveres incinerados. La cuenta mortal iba ayer por 44. El incendio devoró más de 50.000 hectáreas en Paradise y 6.500 de sus casas.

La localidad de 26.000 personas enarbolaba hasta hace poco el sueño de quienes querían poseer una casa asequible en un Estado donde el suelo se ha disparado. Las autoridades sabían, incendio tras incendio, que su reto sería el fuego. Planificaron cuatro rutas de evacuación en calles asfaltadas sobre carriles diseñados para las carretas de caballo que sacaban el oro de las minas en el frenesí de otro siglo, pero el viernes, cuando el incendio de 'Camp Fire' devoró la ciudad, las angostas carreteras no dieron abasto.

Solo dos horas

Las llamas llegaron con tanta virulencia que los que habían decidido darles batalla acabaron huyendo en sus coches sin tiempo ni para coger el móvil. Así de justa era la ventana para salvar la vida, que convirtió las salidas de Paradise en un atasco mortal. «El plan que tenían hubiera funcionado en el 97% de los incendios», dijo Bill Stewart, director del Programa Forestal de la Universidad de Berkeley, al diario 'Los Angeles Times'. «Les hubiera funcionado si hubieran dispuesto de seis horas para evacuar la ciudad, pero solo tuvieron dos».

Miles de bomberos y voluntarios seguían ayer peleando con las llamas ladera arriba en áreas más rurales en las que el ganado se revolvía inquieto en sus cercas. Sólo el 30% del incendio estaba bajo control. Las autoridades ya no pedían bomberos a los Estados vecinos, sino perros que rastreasen los cadáveres, antropólogos capaces de identificarlos y morgues móviles que proveían los militares. Incluso en la calle principal se hallaron cinco cadáveres en vehículos calcinados.

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