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La batalla por controlar el Tribunal Supremo vuelve prudente a Trump

CAROLINE CONEJERO

NUEVA YORK.

Miércoles, 19 de septiembre 2018, 00:02

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El Comité Judicial del Senado escuchará el lunes al candidato de Donald Trump para el Tribunal Supremo, Brett Kavanaugh, y a la mujer que le acusa de un asalto sexual ocurrido hace tres décadas, Christine Blasey Ford. Conscientes del cambio en la sensibilidad cultural como consecuencia del movimiento #MeToo y no menos de la proximidad de las elecciones, con una fuerte caída en el apoyo de las mujeres, los republicanos reconocen el compromiso en que las alegaciones de Ford les han colocado y acordaron dedicar una sesión para escuchar a ambas partes.

Los demócratas se oponen por ahora a la solución rápida de los conservadores de atender el testimonio de ambos y seguir adelante con la confirmación de Kavanaugh. Piden tiempo para completar una investigación más rigurosa del FBI antes de escuchar las declaraciones. Las palabras de Ford podrían romper la frágil mayoría republicana en el Senado para asegurarse la ratificación del juez, 51-49, con dos votos indecisos de momento, en particular el de la senadora Susan Collins, cada vez más distanciada del candidato en los temas referentes a la mujer. Trump, en un reacción extremadamente comedida, defendió a Kavanaugh al tiempo que afirmó que Ford debe ser escuchada. No llegó a admitir una investigación del FBI, pero su declaración revela que el presidente acepta de momento el asesoramiento de sus consejeros. La Casa Blanca sabe que una defensa del aspirante al Supremo debe tener en cuenta la percepción de las mujeres. Un electorado que ayudó en la elección de Trump en 2016, a pesar de las acusaciones de comportamiento inapropiado, y que en el último año y medio ha sufrido un fuerte bajón con el desgaste del presidente en un terreno dominado por la controversia de sus propios escándalos sexuales.

Desclasificación

Calculadas declaraciones y frases de elogio continuaban surgiendo en apoyo de la mujer que pone en riesgo la nominación al Supremo del juez Kavanaugh, el último baluarte que podría blindar al presidente de una investigación política y criminal y completaría el dominio conservador no sólo en el Supremo sino en los tres brazos del poder del Estado: legislativo, ejecutivo y judicial.

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