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Las amenazas obligan a proteger al obispo de Managua

MILAGROS L. DE GUEREÑO

A HABANA.

Sábado, 2 de junio 2018, 00:02

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lEl obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, habría sido víctima de «acciones de descrédito», «amenazas de muerte» y ataques en diversos medios de comunicación y redes sociales, según denuncias de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), y por ello la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), dictó una medida cautelar para proteger al religioso y a sus familiares, uno de los clérigos de verbo más encendido contra el orteguismo. La Comisión evalúa otras solicitudes que recibió durante su visita a Nicaragua. En un comunicado, la CIDH dijo tener «información que indica que Báez y sus familiares estarían en una lista de personas a 'eliminar' y sospechosos vigilarían constantemente el domicilio de familiares». La medida cautelar implica que ha informado al Gobierno de la situación y, además, le pide que «adopte las medidas necesarias para preservar la vida y la integridad personal del beneficiario y sus familiares».

La decisión de la CIDH llega en medio del desasosiego causado por las protestas que desde el 18 de abril han dejado un saldo de 76 muertos según dicho organismo, 83 según Amnistía Internacional (AI) y 85 de acuerdo con la Comisión de la Verdad, Justicia y Paz nicaragüense. Los heridos ascienden a centenares. La mayoría de las víctimas son jóvenes, entre ellos Kevin Coffin Reyes, quien con 20 años ganó una medalla de oro en los juegos centroamericanos de Managua en 2017.

Sergio Ramírez, escritor nicaragüense ganador del Premio Cervantes del 2017, describía a Coffin Reyes en una columna para un medio chileno que tituló 'Los nietos de la revolución'. «Todo ardor juvenil llena las palabras de sentido y les da una dimensión que las vuelve verdaderas», recoge, al advertir que «hay décadas donde nada ocurre, y hay semanas donde ocurren décadas».

Es justamente lo que está pasando en Nicaragua, que hasta abril se consideraba segura y tranquila, donde no pasaba nada. El Gobierno de Ortega defiende ahora que está siendo víctima de un plan desestabilizador al estilo del aplicado por EE UU y la derecha internacional en Venezuela.

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