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Pablo Antón, en el centro de Ciudad de México el día después del terremoto. :: sur
«Si no te agarrabas al suelo te caías»

«Si no te agarrabas al suelo te caías»

Explican que la ciudad está colapsada desde que se produjo el seísmo y que todo el mundo está ocupado en labores humanitarias Dos malagueños relatan cómo vivieron en primera persona el terremoto de México

JUAN SOTO* jjsoto@diariosur.es

Jueves, 21 de septiembre 2017, 00:56

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málaga. Son las 4 de la madrugada en México DF, pero ayer nadie pudo dormir en la ciudad más afectada por el atroz terremoto que ha azotado al país y que se ha cobrado la vida de al menos 216 personas. Pablo Antón, un malagueño que pasa largas temporadas en la ciudad por motivos laborales, lo vivió en primera persona y tiene la suerte de poder contarlo. «Hemos vivido momentos de pánico; si no te agarrabas te caías al suelo», explica.

Aunque ya había vivido varios seísmos en diferentes países sudamericanos, confiesa que nunca había pasado tanto miedo. Hasta el punto de que la noche posterior al temblor ha dormido con la ropa puesta por el temor a las replicas. El terremoto del martes le pilló trabajando en su oficina, ubicada en la novena planta de un edificio en el paseo de la Reforma. Aunque se trata de un edificio moderno con pilares hidráulicos antisísmicos, recuerda que el edificio se movía como si se fuera a derrumbar. «La lámpara tocaba un lado del techo y luego el otro», define gráficamente.

El responsable de la empresa Talent Network detalla que en ese momento todo el mundo entró en pánico y trató de abandonar el edificio por las escaleras de seguridad, tal y como establecen los protocolos, aunque nadie respetaba el orden indicado y unos trataban de pasar por encima de los otros. «En esos momentos todo el mundo teme por su vida y no piensa en los demás», expone. Recuerda que dos horas antes se había desarrollado un simulacro en todo el país, aunque a la hora de la verdad todo es muy diferente y nadie recuerda las indicaciones.

«La lámpara tocaba un lado del techo y luego el otro», recuerda Pablo Antón

Pablo Antón explica que en la zona donde se encuentra la oficina no se han producido grandes daños, ya que se trata de edificios modernos con grandes medidas de seguridad, aunque pese a todo las grietas en los edificios son bastante importantes. Dice que tras el terremoto todo el mundo se quedó en la calle hasta que las autoridades permitieron volver a subir a las oficinas para recoger los efectos personales. Fueron más de tres horas de tensa y larga espera. «Nadie te puede asegurar que el edificio se te vaya a caer encima». Después se fue a casa, a pie, ya que la ciudad estaba colapsada y todo el mundo trataba de abandonar en coche las zonas más dañadas. «Nunca he visto la ciudad tan colapsada; los negocios estaban vacíos y las calles cortadas para que nadie se acercara a las zonas en donde se habían producido los derrumbes».

Congreso de arte

Más de lo mismo vivió Juan Pablo Yusto, un galerista malagueño que se encuentra en Ciudad de México para participar en el congreso Maco, que casualmente debía inaugurarse horas después del seísmo. A Juan Pablo le pilló en su hotel, en la zona de Polanco, una de las que menos daños ha sufrido. «Cuando notamos el temblor todos salimos corriendo para la calle, pero al ver cómo se movía la escalera pensé que se me podría caer encima», apunta horas después del suceso.

En su caso no había participado en el simulacro, ya que le pilló montando en el interior del palacio de congresos y nadie se esperaba que algo así pudiera ocurrir en realidad. De hecho, aunque por toda la ciudad hay altavoces que informan de los terremotos, en su caso no lo oyó, por lo que apenas pudo prever lo que se les venía encima. «Cuando ya llevas cinco segundos de temblor pasas miedo», reconoce.

El día después de estos malagueños tampoco fue fácil. Ambos trataron de trabajar pero fue bastante complejo debido a las circunstancias. Pablo Antón pudo llegar hasta su oficina, pero reconoce que todo el mundo está trabajando en labores humanitarias. «En mi empresa hemos puesto a todo el mundo a que ayude a los demás y hemos donado tiendas de campañas de Campus Party», detalla.

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