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GERARDO ELORRIAGA
Jueves, 17 de agosto 2017, 00:14
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Son ya alrededor de mil los muertos en Sierra Leona a consecuencia de una avalancha de lodo, que se precipitó sobre sus casas en el barrio de Regent, a unos 16 kilómetros del centro de Freetown, la capital. La tragedia se suma a otras parecidas provocadas por una urbanización caótica de la ciudad a causa de la presión migratoria.
El último balance de víctimas habla de 400 cadáveres rescatados y l.600 desaparecidos tras el desplome del barro, provocado por las intensas precipitaciones del pasado lunes. Los equipos de rescate no esperan encontrar supervivientes entre los restos de la comunidad. Muchos de los fallecidos dormían en sus hogares cuando se vino abajo la ladera del monte Loaf Sugar y arrastró consigo las humildes viviendas de hojalata. Las inundaciones también alcanzaron el litoral y provocaron el hundimiento de edificios de varias plantas en los entornos costeros de Lumley y Race Course.
La catástrofe no ha sorprendido en el pequeño país africano. Hace dos años, las autoridades municipales emprendieron una operación para reubicar a los vecinos del barrio ahora afectado, por el evidente peligro de deslizamientos, pero los residentes regresaron, atraídos por su cercanía al núcleo urbano. La proliferación de asentamientos sin control alguno en la ciudad y sus alrededores ya había alertado sobre la posibilidad de un desastre.
Freetown se halla situada en la desembocadura del río Sierra Leona, que da nombre a la república, entre una sierra y el mar, y carece de espacio físico suficiente para la intensa presión migratoria que experimenta. El área metropolitana supera el millón de residentes, más del 15% de los nacionales, con una densidad de 13.000 habitantes por kilómetro cuadrado.
La falta de planificación se halla en el origen de este desastre. La ciudad ha multiplicado su población por diez desde la independencia, en 1961. La guerra civil que asoló el territorio entre 1991 y 2002 originó un éxodo de enormes proporciones hacia la capital y, tras el fin del conflicto, su crecimiento atrajo a numerosos emigrantes de las míseras áreas rurales. La carencia de un plan urbanístico ha alentado la construcción salvaje y la deforestación en la península donde se encuentra la ciudad.
Freetown cuenta con 60 barrios miserables o 'slums' que la recorren desde la cima de las lomas periféricas hasta la línea de costa, caso de Kroo Bay, una de las áreas más deprimidas, que ha experimentado inundaciones en los últimos ocho años.
La falta de drenajes adecuados, la proliferación de desechos en vertederos improvisados y la ocupación de llanuras de aluvión, explican el enorme impacto de las crecidas en el país más lluvioso del continente.
El aguacero ha tenido lugar en plena temporada de lluvias. Pero sus deficiencias no resultan excepcionales en África. A principios de mes se produjeron también aguaceros devastadores en Nigeria y el centro de Nairobi, una pujante metrópoli también resultó afectada por las avenidas.
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