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El terrorista de Berlín cae abatido en Italia en un control rutinario

El terrorista de Berlín cae abatido en Italia en un control rutinario

El conductor del 'camión de la muerte' fue interceptado cerca de Milán, donde podría contar con una red de apoyo yihadista

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Sábado, 24 de diciembre 2016, 00:37

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Un suspiro de alivio recorrió ayer Europa cuando se supo que Anis Amri, el supuesto autor del atentado del pasado lunes en Berlín, en el que murieron doce personas y 50 resultaron heridas, había sido abatido en un tiroteo con una patrulla de la Policía italiana en Sesto San Giovanni, una localidad a las afueras de Milán. La profesionalidad de dos agentes, unida al despliegue de seguridad puesto en marcha por las autoridades y a la simple casualidad, pues el presunto terrorista fue localizado en un control rutinario, permitió poner fin a cuatro días de búsqueda por todo el Viejo Continente.

EL PASAJERO «FANTASMA»

  • uEl recorrido. Aunque se pensó que podría haber huido a Holanda, desde Berlín viajó a la ciudad francesa de Chambery y después a Turín, para terminar recalando en las afueras de Milán.

  • uIndocumentado. «No tenía papeles, era un fantasma», describió el jefe de Policía de Milán, Antonio de Iesu.

  • uLa mochila. Amri llevaba dinero y un pequeño cuchillo, además de varios billetes de tren. No se halló teléfono alguno. La Policía alemana localizó un teléfono móvil en el camión de Berlín e investiga ahora si era del tunecino.

El ministro del Interior italiano, Marco Minniti, confirmó «sin ninguna sombra de duda» que el joven que la Policía mató era Amri, ya que los investigadores comprobaron que los datos recogidos de su cadáver coincidían con los que las autoridades alemanas encontraron dentro del camión utilizado para cometer el atentado de Berlín. La pistola con la que disparó a uno de los agentes sería además la misma con la que asesinó al camionero polaco al que sustrajo el vehículo. 'Amaq', la especie de agencia de prensa utilizada por el Estado Islámico (EI) para difundir sus soflamas, difundió un vídeo grabado antes del atentado de Berlín en el que Amri jura fidelidad a este grupo terrorista.

Aunque Roma y Berlín se felicitaron por haber neutralizado la potencial amenaza que suponía el tunecino, su muerte no cierra el caso. La operación sigue abierta para tratar de esclarecer si tuvo algún cómplice en la preparación del atentado y si trataba de buscar refugio en Sesto San Giovanni, una población con un 17% de inmigrantes, buena parte de ellos de religión musulmana. Se teme que pudiera contar con una red de apoyo en los alrededores de la capital lombarda, tal vez contactos que se habría hecho durante los cuatro años que se pasó en la cárcel de Palermo, donde abrazó el islamismo radical.

Notoriedad peligrosa

Eran alrededor de las tres de la mañana de ayer cuando a los agentes de Policía Cristian Movio, de 36 años, y Luca Scatà, de 29 años, les llamó la atención un tipo que merodeaba por la estación de trenes de la citada localidad del extrarradio milanés con una mochila a las espaldas. Le dieron el alto, y le pidieron que les enseñara la documentación y lo que llevaba dentro de la mochila. Amri accedió al principio a colaborar y comenzó a vaciarse los bolsillos y la mochila, asegurando que no tenía documentos y que era calabrés. A continuación sacó una pistola ya cargada calibre 22 y le disparó en un hombro a Movio. Aunque en un primer momento parece que actuó al grito de «¡Alá es grande!», según el comisario jefe de Milán, Antonio De Iesu, lo que dijo fue «policías bastardos». Movio, cuya vida no corre peligro, respondió a la agresión disparando a su vez, pero el presunto terrorista se cubrió tras una de las puertas del coche patrulla. Fue Scatà, un policía en prácticas, el que lo abatió descerrajándole un certero tiro en el tórax.

Los dos agentes han conseguido una peligrosa aureola de héroes gracias al Ministerio del Interior italiano, que difundió la identidad de ambos e incluso publicó una foto de Movio en la que se le ve echado en una cama de hospital con el hombro derecho vendado y hablando por el móvil. De Iesu, en cambio, se negó a decir sus nombres para evitar que se conviertan en objetivos del terrorismo islámico. Hasta el jefe de la Policía, Franco Gabrielli, pidió «máxima atención» porque no pueden descartarse «acciones de venganza» tanto contra estos dos agentes en particular como contra todos los miembros de las fuerzas de seguridad italianas. De hecho, a los dos jóvenes y a sus familias les han puesto protección.

La cárcel de los mafiosos

En Roma se temía que Amri tratara de esconderse en Italia, pues fue esta su puerta de entrada a Europa. El joven desembarcó en 2011 en la isla de Lampedusa en una barcaza que había zarpado del norte de África cargada de inmigrantes. Tras participar en el incendio de un centro de acogida para extranjeros y cometer varios robos y actos vandálicos, fue detenido y condenado a cuatro años de cárcel, que pasó en Ucciardone, la célebre prisión de Palermo donde han acabado recluidos un gran número de mafiosos y en la que entró en contacto con islamistas radicales.

Amri tenía que haber sido repatriado a Túnez, pero tras cumplir su condena aprovechó que no llegaba la respuesta de las autoridades del país norteafricano para fugarse a Alemania, donde se estableció en julio de 2015 y siguió profundizando en su ideología extremista.

es el calibre del arma con la que disparó Amri. La llevaba cargada y lista para su uso.

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