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Antonio, en su tienda, que prácticamente se conserva igual que cuando abrió.
Tejidos Juan Antonio: noventa y seis años entre telas en Ronda

Tejidos Juan Antonio: noventa y seis años entre telas en Ronda

El negocio, ubicado desde que el padre de los dueños lo abrió en 1924 en la plaza del Socorro, baja la persiana por falta de relevo generacional Tejidos Juan Antonio, uno de los comercios más antiguos de Ronda, echa el cierre tras casi un siglo

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Domingo, 19 de enero 2020, 00:13

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Antonio García lleva 96 años entre telas, casi un siglo al frente del que es uno de los comercios más antiguos de Ronda: Tejidos Juan Antonio, que en los próximos meses echará el cierre, según explicó este empresario, por falta de relevo generacional. «No hay sucesión», esgrime desde su modesto despacho situado en la planta alta del inmueble de este negocio en el que nació, él y sus hermanos, en la emblemática plaza del Socorro, número 18.

Entrar en Tejidos Juan Antonio supone un viaje en el tiempo, casi una desconexión histórica: el mostrador, realizado por un antiguo artesano, sigue siendo el mismo que acompañó al padre de Antonio García, Juan Antonio García de Haro, en la apertura del establecimiento, en 1924; el suelo, con losas partidas, por el paso del tiempo, también es testigo de los miles de clientes que lo han pisado; el techo conserva pinturas de la época; y rollos y rollos de telas, una paleta de colores, que apenas dejan ver las paredes, se apilan de igual forma que antaño.

«Cerraremos cuando las dos dependientas se jubilen... seis meses, depende», dijo García refiriéndose a Charo y Amparo, que llevan más de cuarenta años atendiendo en Tejidos Juan Antonio, y a las que quiso agradecer su dedicación, igual que al resto de sus clientes a los que señala como la clave para que un comercio se mantenga abierto tanto tiempo: «El secreto es echarle horas, tener paciencia y los clientes... si no hay clientes, no hay venta y si no hay venta, se acabó«», afirmó este empresario para el que ha sido difícil tomar la decisión de bajar la persiana, aunque matiza, desde la serenidad con tintes de tristeza, que «los años enseñan que todo tiene su principio y su fin». «Los hijos tienen sus carreras», expresó.

La que su padre emprendió en Ronda, procedente de la localidad sevillana de Villanueva de San Juan, comenzó hace en torno a cien años. Era hijo de un médico y tenía 14 hermanos. «Se casó y se independizó. En Ronda tenía otro hermano que regentaba una droguería y él fue el que se lo trajo aquí. Por la tienda han pasado casi todas mis hermanas y al final nos quedamos mi hermano y yo», añadió.

Cientos de recuerdos

Casi a sus 80 años, García afirma orgulloso que «ha disfrutado mucho en la tienda» con la venta de tejidos y confecciones. «Y mi hermano también», subraya. «Al principio me daba mucho corte... cuando salían del colegio mis compañeros y yo tenía que llevar paquetes al tren para los vendedores que venían a la tienda, que eran muchos», recuerda, ya que comenzó sobre los 14 años a trabajar en el negocio de su padre. De él aprendió el oficio que ha cambiado mucho: «Antes las mujeres vestían diferente. Hoy en día preguntas qué es un refajo y no lo sabe mucha gente; o quien tenía un pantalón de pana era una criatura que tenía un dinerito... ahora es totalmente diferente, se venden telas distintas, mucho encaje, para el gran vestir o el medio vestir», explicó y puntualizó en que antiguamente salía de su tienda mucho « vichy, crespón, chantung, pana, muselina morena, que Hytasa era la mejor y después estaba Málaga con su industria textil que desapareció. La pana lisa era para Cañete La Real que tenía pantalones distintos a los de toda la Serranía».

La mente de García se inunda de recuerdos al pensar en la trayectoria de Tejidos Juan Antonio. Son muchos los que se agolpan, también los que se refieren a notables visitas a su tienda como las del Príncipe Alfonso de Hohenlohe: «Una vez me pidió tela para un coche, le dije que si tres metros y me contestó que él tenía cinco o seis coches y le dije que se tenía que llevarse entonces la pieza entera; también los padres del torero Padilla han venido a la tienda; Antonio Ordóñez, sobre todo su primera mujer... pero para mí, como digo, todos mis clientes son célebres», relató.

También hizo referencia a la transformación que ha vivido la plaza del Socorro, ya que antes se llamaba Lamiable y después, General Franco y estaba abierta al tráfico.

García, que recordó que todas las existencias de la tienda se encuentran actualmente al 50%, quiso por último agradecer «a todos los que han colaborado con el negocio, a mi hermano y a mi familia, ya que con esto he llegado a viejo, bueno... casi también por los médicos», bromeó.

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