Sebastián Nieblas durante la última jornada en la que el local ha estado abierto.

Picasso se toma su última copa en Cuevas del Becerro

Tras casi cuarenta años como referente en el municipio y la comarca, el histórico pub cierra sus puertas y se convertirá en un establecimiento de restauración

Lunes, 23 de abril 2018, 00:08

Como dice la canción, todo tiene su fin. Un final que ayer llegó para el histórico pub Picasso de Cuevas del Becerro. Un establecimiento referente ... de este municipio del interior y la comarca que tras casi cuarenta años abierto cierra sus puertas para convertirse en un establecimiento de restauración con nuevos responsables. Los clientes de toda la vida se tomaron ayer domingo el último trago en una jornada de fiesta cargada de emociones, sentimientos y recuerdos, especialmente, para su propietario, Sebastián Nieblas Ramírez, quien en las últimas cuatro décadas ha visto pasar la vida de este pequeña localidad desde detrás de la barra de un bar que ya forma parte de la identidad de los cueveños.

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Las paredes de este pub, en las dos ubicaciones que ha tenido a lo largo de su vida, guardan los ecos de conversaciones que han abarcado desde la política hasta el fútbol, la música, la economía, la cultura o los acontecimientos cotidianos del pueblo. Unas instalaciones por las que han pasado varias generaciones de cueveños y foráneos; donde la juventud se ha divertido en su mesa de billar, el futbolín, los dardos o bailando; ha sido testigo de historias de amor, de noviazgos que se fraguaron al calor de un café, un refresco o de una copa en las tardes de verano o las noches del frío invierno; y fue el primer local en el que se instaló una pantalla gigante de televisión o tuvo conexión a Internet.

La hospitalidad ha sido la marca de un pub que abrió sus puertas el Día de los Enamorados de 1980 de manos de su fundador, Miguel Ramírez. El nombre de Picasso, en honor al ilustre pintor malagueño, se lo pusieron su hijo, Rafael Ramírez, y su sobrino, Sebastián Nieblas, mientras hacían el servicio militar. Estos dos jóvenes le ayudaron a poner en marcha el local.

Cuatro años después de la apertura, el negocio pasó a ser gestionado por Sebastián Nieblas, quien estos días ha tenido sentimientos encontrados ante el cierre. «Estoy un poco fuera de lugar. Son casi cuarenta años en el negocio y aunque uno está algo cansado también te da pena cerrar una etapa tan importante de tu vida», relató el propietario.

A lo largo de estos años, Sebastián Nieblas ha contado con una treintena de camareros, entre ellos, la única mujer fue Vanessa Valle. El primero que le acompañó en esta aventura fue Antonio González. Uno de esos trabajadores es Antonio Gil Benítez, quien empezó como camarero en Picasso antes de iniciar su trayectoria como empresario del mundo de la hostelería y que ahora, a la vuelta de los años, se hará cargo del local para abrir un establecimiento dedicado a dar comidas. «Las personas que han trabajado conmigo son para mí más que amigos», afirmó Nieblas.

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En las casi cuatro décadas, el propietario ha visto pasar por su local «hasta tres generaciones de una misma familia: abuelo, padre y nietos». Eso sí, siempre fue estricto en el cumplimiento de la ley impidiendo la entrada de los menores en el establecimiento.

Algunos de aquellos menores, hoy ya adultos, se dieron cita en la despedida. Los encargados de animar la última fiesta fueron el cantante Wally Lujan y el DJ Dani Sánchez. Los asistentes se llevaron una chapa de recuerdo y un sentido y emocionado discurso de su propietario. Fue el preludio para que todos brindaran por el Picasso, que desde hoy entra en el terreno de aquellos míticos bares.

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