Cementerio de Casabermeja: un camposanto muy peculiar
Casabermeja ·
Este Monumento Nacional y Bien de Interés cultural creado en el siglo XVIII se ha convertido en un símbolo turístico gracias a sus leyendasHay quien lo compara con un 'pequeño pueblo', con calles estrechas y fachadas cuidadas. El cementerio de San Sebastián, en Casabermeja, declarado Monumento Nacional en ... 1980 y Bien de Interés Cultural en 2006, es uno de los camposantos más famosos y peculiares de Andalucía. Fue construido en el siglo XVIII, y desde entonces siempre ha estado ligado a la vida del pueblo hasta convertirse en uno de sus símbolos turísticos. «Recuerdo que de pequeño iba a jugar allí. Su fisonomía de pequeño pueblo invita al paseo y a la curiosidad», explica Luis Lozano, responsable de la Oficina de Turismo del municipio, que realiza visitas guiadas por el cementerio.
Actualmente, el camposanto cuenta con unos 1.400 nichos. Su origen se remonta a 1845, año en el que se instaló el primero, al quedarse pequeño el espacio junto a la iglesia. En principio, los habitantes no querían ser enterrados en este cementerio por lejanía a Dios y a la iglesia. Por orden real de Carlos III, todos los enterramientos comenzaron a realizarse aquí. Con objeto de compensar esa lejanía a Dios y a la iglesia, se empezaron a disponer los nichos alrededor de la ermita.
Pese a que en un principio se trataba de un terreno alejado del pueblo y cercano al río Guadalmedina en su lado sur, la construcción de la autovía de Las Pedrizas creó una nueva vista del cementerio desde la carretera, desde donde se divisaban los panteones más altos, que sobresalían por encima de los muros. Esto creó un falso mito entre los visitantes, que pensaban que en Casabermeja se enterraba a los difuntos de pie, debido a la forma arquitectónica de los nichos, divididos en tres partes: una puerta abajo para depositar al difunto, lápida en la zona central y un frontal con adornos en la parte más alta. «Estos frontones buscaban recrear la fachada principal de la iglesia, con una cruz en su parte alta. No hay dos cruces iguales en todo el cementerio», asegura Lozano.
Esta es otra de las características del camposanto: su gran variedad de formas y tamaños, ya que ninguno de los nichos se instalaron progresivamente sin un modelo prefijado, «atendiendo básicamente al terreno».
Los nichos familiares más antiguos se corresponden con los de mayor valor artístico, según subraya el encargado de la Oficina de Turismo, que recuerda el revulsivo que supuso la construcción del nuevo acceso a Málaga en el año 73. «Coincidió con el desarrollo urbanístico de la Costa del Sol. Numerosos vecinos del pueblo que comenzaron a trabajar en este gremio traían restos de azulejos para arreglar sus casas, y también para los nichos del cementerio. Esto supuso un deterioro muy importante para el camposanto, ya que se arreglaba sin estilo ni gusto, sin uniformidad».
Tras su declaración como Monumento Nacional en el 80, Ayuntamiento y Diputación elaboraron un plan director de mantenimiento y conservación para rescatar su origen. «Todos estos aspectos se eliminaron, aunque se dejaron algunos para recordar aquel error y no volver a caer en él», recuerda Lozano.
Las calles del cementerio están pavimentadas con cantos rodados y mortero de cemento, y los acerados pavimentados con solería de barro y ladrillo que se escalonan formando una plataforma delante de los nichos y adaptándose al terreno. Por su parte, la ermita de San Sebastián cuenta con una portada con líneas muy simples, con frontón triangular y coronada por una espadaña que alberga una campana. Asimismo, alberga una antigua sala de autopsias.
La belleza del cementerio de Casabermeja llegó incluso a oídos del poeta Antonio Gala, que dejó para la posteridad una anécdota aún conocida: tras escribir en una columna en 1982 que quería descansar en él para la eternidad, el alcalde trató de contactarlo y le regaló una parcela en el camposanto, un regalo muy peculiar que el escritor rechazó amablemente.
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