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La investigación en torno a las muertes de tres miembros de una familia holandesa no ha permitido aclarar, por el momento, si se trata de un crimen machista o de un suicidio pactado, que son las dos principales hipótesis abiertas por la Guardia Civil tras el hallazgo de los cadáveres el miércoles en una casa de campo en Coín. La investigación se encuentra ya «bajo secreto de sumario», según ha señalado este viernes el delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis.
Los agentes del Instituto Armado confiaban en que las autopsias, que se realizaron ayer en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga, arrojaran algo de luz sobre la causa de las muertes y la data de las mismas, que se sitúa inicialmente en unos 10 o 12 días, a tenor del estado de descomposición de los cuerpos. Solo en uno de los casos el examen forense ha sido concluyente: la del marido, de 62 años, que se suicidó ahorcándose.
Fuentes de la investigación informaron ayer de que las dos mujeres no presentan a priori signos de violencia que indiquen un homicidio, aunque precisaron que, pese a ello, no se puede asegurar la causa del óbito. La esposa del fallecido, de 59 años y que sufría un cáncer en fase terminal, fue hallada muerta sobre la cama. El cadáver de la madre de ésta, de 89, estaba en otra habitación que estaba precintada y con un ambientador en la puerta. Lo extraño es que, además, había sido amortajada. En ambos casos, serán los estudios complementarios a la autopsia los que desvelen la causa exacta de sus muertes.
La investigación policial, con ayuda de la inspección ocular, que concluyó ayer, tendrá que encajar el resto de las piezas. La familia tenía escasas relaciones sociales en el municipio. Según ha podido saber SUR, muy pocos los conocían, ya que pasaban la mayor parte del tiempo en la vivienda de alquiler. Sin embargo, solían frecuentar una de las iglesias de la localidad, donde estrecharon lazos con diferentes miembros de la parroquia. Allí era sabido que la mujer padecía un grave cáncer en fase terminal y que estaba en contacto con un grupo de cuidados paliativos. Hace en torno a un mes se les vio en misa, pero desde hace unas dos semanas no tenían noticias suyas.
Al parecer, según fuentes cercanas al suceso, la familia recibió el pasado mes de mayo la noticia de que a la fallecida le quedaban tan solo unos cuatro meses de vida y que nada se podía hacer por revertir la situación. Ayer, Coín seguía conmocionado por el suceso que, pese a haberse producido en un diseminado rural ubicado a más de siete kilómetros del centro urbano, ha recorrido la localidad. Sin embargo, muy pocos conocían de cerca a los fallecidos.
El alcalde de Coín, Fernando Fernández, compareció ante los medios para hacer un comunicado institucional en el que lamentó lo sucedido y pidió prudencia y paciencia hasta conocer las causas de la muerte, que espera que «no fuese violenta».
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