Un aula de Alhaurín el Grande, contra la soledad: «Aunque estemos solos, siempre hay un hilo que nos conecta»
Los estudiantes de 4º de ESO del IES Antonio Gala logran un premio nacional con una propuesta creativa que mezcla juego, arte y escucha activa para fortalecer los vínculos y hablar de lo que a veces cuesta expresar
Un proyecto sencillo en su forma, pero poderoso en su fondo. Así podría definirse El hilo que nos une, la iniciativa que ha llevado al ... IES Antonio Gala de Alhaurín el Grande a obtener el Premio Nacional en la Categoría C del 41.º Concurso Escolar de la ONCE, en el que han participado más de 24.900 estudiantes andaluces de 363 centros educativos, organizados en 1.139 grupos y guiados por más de 400 docentes.
La propuesta de este año invitaba al alumnado a reflexionar sobre los efectos negativos de la soledad no deseada, especialmente en las personas con discapacidad. Bajo el enfoque de una «liga» educativa, los docentes actuaron como entrenadores en habilidades sociales, fomentando valores como la empatía y la solidaridad.
En ese contexto, el grupo B de 4.º de ESO del IES Antonio Gala, formado por 29 alumnos y coordinado por el profesor Diego José López, destacó con un proyecto que transformó el aula en un espacio de escucha, emoción y conexión. La actividad principal consistía en formar un círculo en clase: el moderador entregaba el extremo de un hilo rojo a un compañero, que debía compartir algo personal antes de pasarlo a otro. Con este gesto simbólico, se tejía una red invisible de confianza. El objetivo era claro: sentirse acompañados en las experiencias que a veces duelen o aíslan.
El proyecto fue creciendo con naturalidad. Comenzaron con sesiones de reflexión sobre la soledad, compartiendo vivencias propias y observando cómo la falta de compañía afecta especialmente a quienes tienen discapacidad o dificultades de integración. Luego, mediante dinámicas como el juego del hilo rojo, exploraron formas de ayudar, acompañar y tender la mano al otro.
Con el paso de los días, el grupo decidió traducir esas emociones en una propuesta visual: dibujos de manos diversas unidas por el hilo rojo, símbolo de esa conexión que habían experimentado en clase. Al principio, no lograban dar con una idea común; fue el hilo el elemento que dio sentido a todo. Representaba que, incluso cuando uno se siente solo, siempre hay una posibilidad de reconectar.
Ver y escuchar
Durante todo el proceso, el alumnado aprendió a ver y escuchar de otra manera. Muchos hablaron por primera vez de momentos personales difíciles, de sentirse fuera de lugar o de no saber cómo pedir ayuda. Otros expresaron cómo esta experiencia les enseñó a respetar más a quienes enfrentan barreras invisibles. Todos coincidieron en que fue especialmente enriquecedor ver cómo las ideas individuales se unían en un proyecto colectivo.
«Ha sido muy gratificante ver cómo expresaban sus emociones», explicaba López
El papel del profesor Diego José López fue fundamental para guiar este proceso desde la cercanía y la sensibilidad. «Quisimos plantearlo desde el diálogo y casos prácticos, situaciones donde se pusieran en juego la empatía y la solidaridad entre iguales», explicaba. Para él, lo más impactante fue la profundidad con la que el grupo compartió sus emociones y cómo supieron plasmarlas gráficamente: «Ha sido muy gratificante ver cómo expresaban sus emociones a través del dibujo. Este hilo ha conectado también sus capacidades, su creatividad y su crecimiento personal».
Desde la dirección del centro, se vivió con orgullo el reconocimiento. Francisco Javier Aragón, director del IES Antonio Gala, destacó que este premio «es un homenaje a la labor educativa que a menudo no se valora lo suficiente». Afirmó que el galardón «refuerza nuestro compromiso como centro público con la inclusión, la sensibilización social y la promoción de valores como la cooperación, la empatía y la conexión humana». Recordó también que el instituto forma parte del Programa Más Equidad Inclusión de la Junta de Andalucía, que promueve medidas para garantizar la accesibilidad y el desarrollo integral del alumnado, especialmente en las unidades específicas de Educación Especial.
Javier Aragón, director del IES Antonio Gala, afirmó que el galardón «refuerza nuestro compromiso como centro público»
Experiencia emocional
A medida que el proyecto avanzaba, el grupo de alumnos de 4.º de ESO fue construyendo no solo una propuesta creativa, sino también una experiencia emocional compartida. Al conocer que habían ganado el premio nacional, muchos confesaron sentirse entre nerviosos y felices. «Parecía surrealista», comentaba Alexandra Romero, una de las alumnas.
Esa sensación de incredulidad vino acompañada de un orgullo profundo por haber convertido algo tan íntimo como la soledad en una oportunidad para crear y ayudar. Desde el principio, su intención fue clara: representar la interconexión entre personas, tender la mano a quienes se sienten solos. Al principio, les costó encontrar una idea común que conectara todas sus visiones, hasta que surgió el hilo rojo como símbolo central que daba unidad a las distintas manos y significados.
De hecho la idea es clara sobre esta representación, donde siempre hay un hilo que nos conecta, «aunque estemos solos», apostillaba otra de las participantes del proyecto, Aroa Maldonado, quien incidió en que la dificultad se produjo a la hora de intentar conectar las distintas manos que aparecen en la propuesta.



Más allá del resultado final, el mayor aprendizaje para el alumnado fue el recorrido emocional. Reconocieron la diversidad de capacidades, las barreras que enfrentan muchas personas y cómo pequeños gestos pueden marcar la diferencia, como verbalizaba Nikola Eimija, una de las integrantes de esta clase. Ella y el resto de sus compañeros comprendieron que vivir en una sociedad íntegra exige respeto hacia todos, sin importar sus circunstancias.
La parte más enriquecedora, dijo Carmen Ruíz, otra de las alumnas, fue compartir ideas, ver la creatividad del grupo y sentir que estaban construyendo algo juntos. Tras esta experiencia, muchos afirmaban que ahora son más conscientes, más empáticos y, sobre todo, más atentos a quienes pueden estar viviendo la soledad en silencio.
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