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Rodríguez, en el colegio San José, donde estudian unos 160 alumnos de ESO y Bachillerato.
«Un castigo está para cumplirlo: si tienes claro el motivo, mantenlo»

«Un castigo está para cumplirlo: si tienes claro el motivo, mantenlo»

Con casi cuatro décadas en el internado más conocido de España, este licenciado en Historia revela el único ‘secreto’ del centro que dirige: la pedagogía del esfuerzo

Antonio Ortín

Sábado, 29 de noviembre 2014, 02:54

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Las añejas paredes del colegio San José de Campillos conservan muchas historias en sus 62 años de vida. El juez de menores Emilio Calatayud, el periodista Matías Prats o el cantante Bertín Osborne son sólo algunos de los nombres ilustres que han pasado por el internado más célebre de España, cuyo éxito esconde pocos secretos: esfuerzo y estudio. Mucho estudio. De hecho, el único método que a lo largo de seis décadas ha forjado la leyenda del mítico colegio (esgrimido por los padres de varias generaciones como argumento disuasorio, «si no estudias te llevo a Campillos») es una poderosa receta. Una combinación de diez horas diarias de estudio, un escrupuloso respeto a las normas de convivencia y un estricto cumplimiento de los correctivos que educadores y profesores aplican sobre aquellos internos que se salen del guión. Una casualidad quiso que su actual director naciera el mismo año en que los hermanos Macías fundaron en Campillos un centro para «dar respuestas académicas en unos tiempos duros de reválida». Manuel Rodríguez (Antequera, 1952), lleva 36 años en el colegio. En 1979, una cooperativa de profesores se hizo cargo de este centro privado donde hoy estudian 160 alumnos de Secundaria. «No somos los Séneca de la enseñanza: nuestro éxito es el trabajo».

-Hablemos claro: la fama de reformatorio les persigue.

-Para nada. Somos un colegio. Puede haber algo de cierto en que, a lo mejor, al niño que viene aquí sus padres sí le advierten de que viene a un centro estricto pero somos un colegio. Nada más.

-¿En dónde radica el éxito de Campillos?

- En que damos soluciones al fracaso escolar. Casi siempre más conductuales que académicas. Pero soluciones al fin y al cabo.

- Porque aquí les llega lo mejor de cada casa...

- Es que un niño viene a Campillos porque ha habido un fracaso académico y los padres ya no saben qué más hacer.

- ¿Qué perfil tiene el alumno de Campillos?

- Tenemos un porcentaje muy alto de alumnos con edades comprendidas entre los 13 y los 16 años donde el fracaso aparece porque la familia se desestructura. Hay otra horquilla estadística importante de niños adoptados que no terminan de adaptarse bien a su situación cuando empiezan a hacerse preguntas. Pero no hay un perfil fijo.

- ¿Y por qué se va un hijo de las manos?

- Uf, por miles de motivos. Aquí hay alumnos que a los 13 años son capaces de llegar a su casa a la hora que le da la gana, incluso de no llegar; que tienen a los padres asustados.

- Y dígame, ¿cómo se endereza un rumbo?

- (Risas). En esto de la enseñanza dos y dos nunca son cuatro. Lo primero que intentamos determinar es por qué tiene fracaso escolar. Si es un problema de capacidad, si es un niño-llave, si es que tiene a los padres separados....

- ¿Niño-llave?

- Es un perfil muy de nuestro tiempo. Son esos hijos de matrimonios donde los dos trabajan todo el día. Y les dan su llave para que se muevan solos. Esos menores llegan a la casa y se encuentran con un cartel de Tienes el guiso en la nevera. ¿Usted cuál cree que es el instinto de ese niño? Pues ponerse un rato con la consola. Media horita, piensa. Y luego, como no tiene vigilancia, sigue. Y sigue. Sin nadie que lo vigile. Y así se le va la tarde.

-Niños que no saben estudiar...

- Exacto, por eso, las tres o cuatro horas de estudio que tenemos en nuestro colegio todas las tardes son la esencia de nuestro éxito. No somos mejores profesores que los de otros centros. Pero tantas horas de estudio dan una productividad forzosa.

-Estudio, disciplina y austeridad. Suena un poco a viejo cuartel...

- La austeridad es esencial para que valoren lo que tienen fuera, su vida mullida.

- ¿Y los castigos?

- Yo prefiero hablar de correctivos. Ese es nuestro milagro. Mire usted; privar a un alumno de volver a su casa el fin de semana porque no ha rendido lo suficiente es tremendamente eficaz. Pasar viernes, sábado y domingo del estudio al patio y del patio al estudio en vez de estar con los suyos hace que se esfuerce para salir el fin de semana siguiente.

- ¿Y cuál es el criterio para poder salir el fin de semana?

- Es subjetivo. El tutor premia la actitud y el esfuerzo ante el estudio, al margen del resultado. Nuestro éxito radica en que medimos el esfuerzo antes que el resultado.

- Y además del estudio, ¿se ponen correctivos a conductas?

- Sí, cuando hay un exabrupto, o un mal comportamiento en clase. Uno que hace mucha mella es suprimirles las horas de relax.O limpiar lo que ensucian. Se aplican en cada caso individual.

- Esa pedagogía suena dura de puertas hacia fuera.

- Mire usted, yo no soy sociólogo, pero sí veo con frecuencia a padres amenazar a sus hijos con correctivos que luego no cumplen. Y eso es sagrado. Si tienes claro el motivo del correctivo y que lo quieres aplicar, mantenlo.

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