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Portada de la obra que ficciona la vida de Coco Channel. r. c.
La otra Chanel

La otra Chanel

puntadas con hilo ·

La historia ha plasmado a Coco como una figura solitaria envuelta en collares de perlas, pero no siempre estuvo sola

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Domingo, 10 de enero 2021, 01:18

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Cinco décadas han pasado desde que el mundo perdiese a una de las figuras más relevantes de la historia de la moda. Gabrielle Chanel moría en el hotel Ritz de París, elevando su personaje a leyenda. Genio de la costura, pionera en tantísimas cosas, se deshizo del corsé a nivel estético pero no en el emocional. Más conocida como Coco tras sus pinitos como cantante en su más tierna juventud, siempre trató de maquillar sus orígenes humildes y a los que formaron parte de ese pasado que enterró para confeccionarse uno mejor. En ese pasado hubo alguien que también formó parte de su éxito: su hermana Antoinette. Una historia que nos descubre la escritora estadounidense Judithe Little en su segunda novela, 'Las hermanas Chanel' (Espasa). Es la primera vez que un libro explora los inicios de ambas antes de cambiar el mundo de la moda para siempre.

Sobre las manos de Little cayó hace unos años una biografía de Coco Chanel, en la que esperaba leer que provenía de un ambiente privilegiado y glamuroso. Lo que descubrió fue una sorpresa para ella. Nacidas en una familia de campesinos, las hermanas –junto con una tercera de nombre Julia-Berthe– fueron abandonadas por su padre tras el fallecimiento de la madre. Gabrielle tenía 12 años cuando llegaron al orfanato de un convento francés, donde pasaron años viviendo de la caridad.

«Para mí, esa parte de la biografía de Coco hacía que su éxito fuera aún más impresionante. Pero, cuando pensaba sobre cómo enfocar una novela, ella, famosa por mentir sobre su infancia, no me parecía la mejor narradora. Ella nunca hubiera compartido esa parte de su vida de buena gana. En su lugar –cuenta la escritora–, Antoinette emergió como una oportunidad tanto de contar la historia de Coco, como de revelar un lado más íntimo y honesto de la modista al que sólo su hermana hubiera tenido acceso». Sólo ella podría saber, por ejemplo, que las mentiras de Coco sobre su infancia también eran una manera de escapar del dolor de su abandono.

Registros de censos y diarios

Las preguntas se agolpaban en la cabeza de la estadounidense. ¿Cómo sería ser la hermana de Coco Chanel? Sabemos en qué se convirtió Gabrielle pero ¿qué pasó con Antoinette? «Los detalles sobre ella eran escasos, y me irritaba que los biógrafos de la diseñadora parecieran pasarla por alto y representarla como guapa, pero no lista», así que se puso manos a la obra. Se volcó en registros de censos, periódicos y páginas de geneaología.

A medida que su investigación progresaba, una imagen muy diferente de la hermanísima empezó a formarse delante de ella. «Una mujer lista y simpática que, al igual que su hermana, era una adelantada a su tiempo como empresaria y emprendedora. Mientras Coco trabajaba en los diseños, Antoinette atendía a los clientes de los rangos más altos de la sociedad con encanto y perspicacia. Ayudó a establecer la primera tienda en la calle Cambon, y después otras en Deauville y Biarritz, llegando a supervisar, con el tiempo, a cientos de empleados». Las hermanas se negaron a aceptar su destino y salieron juntas de la pobreza dando las puntadas de su propio futuro.

La historia ha plasmado a Coco como una figura solitaria envuelta en collares de perlas, pero no estuvo sola hasta que una intoxicación, según el certificado de defunción, la alejó para siempre de su hermana pequeña. Antoinette acababa de abandonar a su marido, un piloto canadiense con el que se casó enfundada en un diseño de Coco, que decidió no hacer más vestidos de novia durante años.

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