Aumenta la preocupación por la salud de Isabel II

La ceremonia en memoria de los caídos en todos los conflictos bélicos desde la Primera Guerra Mundial, además de víctimas mortales de acciones terroristas, es una cita crucial en la agenda de la familia real británica. La reina Isabel únicamente se había ausentado en seis ocasiones previas, ya fuera porque estaba de viaje en el extranjero o embarazada de sus hijos mayores. En noviembre de 2017 dejó de caminar hasta el pie del cenotafio para depositar su corona de flores y desde entonces seguía la procesión desde un balcón del ministerio de Exteriores, en la avenida de Whitehall.

La ausencia de la monarca, de 95 años, ha redoblado la inquietud por su salud. Su agenda pública se ha reducido a intervenciones audiovisuales desde que el 19 de octubre cancelara un viaje a Irlanda del Norte de simbólica importancia constitucional. Se supo después que pasó una noche en hospital sometida a pruebas por unas dolencias de cuya naturaleza no se ha informado a la población. Los médicos recomendaron reposo, según informó Palacio. Días después se canceló su esperada visita a la conferencia climática COP26, en Glasgow.

La Casa real reafirmó esta semana la «firme intención» de la jefa de Estado de presenciar en vivo el solemne acto en tributo del sacrificio militar, en el que participan unos 10.000 veteranos, además de políticos británicos, representantes de la Commonwealth, embajadores y dignatarios de muchos otros países. «El público estará muy triste y ansioso al tener noticias de este otro contratiempo», señaló los medios Penny Junor, ex corresponsal monárquica de la BBC y autora de biografías de la reina y los príncipes Carlos y Guillermo, entre otros miembros de la 'firma' Windsor.

Una vez más, el príncipe de Gales dejó dos ofrendas florales ante el monumento a los caídos, el primero en nombre de su madre. Le siguieron su hijo, engalanado en el uniforme gris de la Real Fuerza Aérea, y su hermana, la princesa Ana, con un abrigo de la Armada Real. Otros familiares, altos cargos miliares, líderes políticos y ex primeros ministros dejaron sus respectivas coronas en esta ceremonia anual que «forma parte del tejido de la sociedad» del viejo imperio británico, según ha descrito el jefe del Estado mayor, el general sir Nick Carter.

La duquesa de Cambridge, Catalina, ocupó el vacío dejado por Isabel II en el balcón ministerial. La mujer de Guillermo, segundo en la línea de sucesión, presenció los actos desde una posición central entre su suegra Camila y su cuñada Sofía, esposas de Carlos y Alberto, respectivamente. Fuentes palaciegas intentaron restar trascendencia al dolor de espalda de la reina y señalaron que no guarda relación con los problemas que le han forzado a aminorar la marcha.

El Palacio de Buckingham ha declarado que la reina estaba «decepcionada» por perderse el evento, y más aún dada su «firme intención» de la Reina asistir al servicio, informa BBC.

Como en años anteriores, el Príncipe de Gales colocará una ofrenda floral en nombre de Su Majestad. La duquesa de Cornualles, el duque y la duquesa de Cambridge, el conde y la condesa de Wessex y la princesa real seguirán asistiendo según lo previsto.