Borrar
Anthony Bourdain, en una imagen de archivo. REUTERS

Se suicida Anthony Bourdain, el chef estrella de la televisión de EE UU

El chef aventurero que inspiró a vencer los prejuicios en 'Lugares Desconocidos' se suicida en un hotel francés

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Viernes, 8 de junio 2018, 13:56

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El lunes se ahorcó Kate Spade, el viernes Anthony Bourdain. ¿Le daría la idea al cocinero trotamundos perseguido por sus fantasmas? Las dos muertes conmocionaron esta semana la escena neoyorquina, pero mientras la diseñadora de bolsos era para la mayoría un nombre detrás de una marca, el chef aventurero de 'Lugares Desconocidos' ('Parts Unknown') era la inspiración de muchos para superar sus propias limitaciones e ir más allá de los prejuicios y los escrúpulos gastronómicos o sociales.

Las máscaras del glamour cayeron de golpe. En Twitter, la actriz Rose McGowan, amiga de Bourdain y de su pareja, la actriz italiana Asia Argento, se deshacía en lágrimas en un vídeo suplicante. «Por favor, por favor, a cualquiera que esté considerando el suicidio, ¡no lo hagas! Es una solución permanente a un problema temporal», rogaba.

Spade protegió su lado vulnerable del público con una sonrisa para la foto. Su marido, que se había mudado al piso de al lado, reveló después de muerta que atravesaba por una severa depresión para la que llevaba más de un año en tratamiento psiquiátrico. Bourdain, en cambio, nunca ocultó los problemas que le llevaron al alcohol y a las drogas mientras fue chef ejecutivo de varios restaurantes en Manhattan. Desmontaba el brillo del gremio con acidez y discutía abiertamente las miserias de las cocinas, que comparaba con la hermandad que surge en los submarinos entre aquellos «confinados desde que se levantan a espacios calurosos, sin aire, regidos por líderes despóticos» que acaban por despreciar al resto y «no profesan más lealtad que a sí mismos». Si alguien le hablaba de «sex symbol» se reía con amargura. «Olemos a salmón ahumando y a ajo, tenemos grasa de vaca debajo de las uñas, trasnochamos, bebemos mucho, nunca estamos en casa y cuando lo estamos es comatosos, distraídos y antipáticos. ¿Eso es sexy?».

Lo más difícil de aceptar en su caso es que últimamente decía a sus amigos ser «más feliz que nunca». A sus 61 años decía haber encontrado por fin su alma gemela en la combativa actriz italiana Asia Argento, que lideró con sus acusaciones públicas la caída de Harvey Weinstein y apenas el mes pasado prometió desde los micrófonos de Cannes pasarle factura a todos los abusadores que aún se sentaban en las butacas del festival. Se habían conocido en 2016 durante la grabación de unos de los capítulos de la serie por la que había apostado CNN y un año después se convirtió en su amante, su compañera y su «alma gemela», había dicho. Un ser sensible y fuerte a la vez, sofisticada y conocedora de la presión de los focos desde su infancia, mientras que a él la fama le sorprendió hace dos décadas tras mandar espontáneamente un artículo a la revista New Yorker que cambió su vida. «A los 44 años ya había abandonado cualquier sueño de librarme de las deudas y pagar mi alquiler a tiempo. Si estaba seguro de algo era que nunca visitaría Vietnam, mucho menos Roma».

Hace dos años almorzó en Vietnam con Barack Obama, al que fiel a los principios aventureros de sus programas documentales sentó en los taburetes de plástico de un chiringuito popular, meses antes de que dejase la Casa Blanca. En Roma encontró a la mujer que le hizo feliz, a quien pedía consejo para la música y guiones de sus programas y que incluso acababa de dirigir su penúltimo episodio grabado en Hong Kong. La actriz no estaba con él en el hotel francés de Estrasburgo donde este viernes otro chef le encontró ahorcado. Dos horas antes de que se conociera la noticia Argento seguía colgando vídeos y fotos de modelo en Instagram, que borró poco después.

«Anthony se entregaba de lleno cada día que vivía», tuiteó. «Era un hombre brillante, con un espíritu intrépido y valiente que tocó a muchos y cuya generosidad no tenía límites. Era mi amor, mi roca, mi protector. Estoy más que devastada».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios