Borrar
David Bustamante: «¡Soy cinturón negro en la cama!»

David Bustamante: «¡Soy cinturón negro en la cama!»

Llevo 15 años dedicándome a mi pasión: la música. Acabo de sacar el disco ‘Amor de los dos’, que en una semana se convirtió en número 1 en España. Me pierde un buen cocido montañés y sobre todo mis dos chicas: Paula y Daniela

nuria rozas

Lunes, 18 de julio 2016, 00:02

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Después de este disco, cantará rancheras hasta en la ducha.

¡Siempre! Estas son las canciones que me ponían mis padres de pequeño y que yo tarareo en el coche, en la ducha... ¡Y en la calle! Aunque me llamen loco.

Se metió más de 2.000 kilómetros para ver a Paula media hora cuando eran novios. ¿Ese es el verdadero Amor de los dos?

¡Sin ninguna duda! Cuando amas a una persona tienes este tipo de sorpresas y detalles.

¿Quién es más cántabro: Miguel Ángel Revilla, con sus anchoas, o usted?

¡Hay un nivel de cantabricidad que no se puede superar y estamos a la par! Estaría mal que yo dijera que soy más cántabro. ¡Y espero que él tampoco lo diga! Ja, ja.

¿Ha dejado ya de pedir a Paula el hermanito para Daniela?

¡Me he retirado! Aunque seguimos entrenando cómo se hacen los niños, ¡no se nos vaya a olvidar! (Risas). Nos sentimos muy realizados, tenemos una niña preciosa de siete años, y a una mujer le frenan muchas cosas... ¡Tú lo sabrás! Es normal que dé pereza volver a empezar.

¿Cuál ha sido el verano más especial de su vida?

El que nació mi hija. Vino al mundo un 17 de agosto y fue lo más brutal del mundo. De repente era papá y tenía un bebé precioso que dependía de mí.

Ese verano disfrutaría poco la playa...

Sí, muy poco. ¡Menos mal que tenemos piscina en casa!

¿Ganan más las fabes o el cocido montañés en su cocina?

Yo, por orgullo cántabro, digo que el cocido montañés. Aunque los asturianos dicen que es suyo, ¡tenemos un lío del copón ahí! Unas discusiones con mi suegro... ¡Pero todo parecido es producto de la imaginación! Y encima si lo hace mi madre, ¡te echas a llorar!

Aunque con ese tipín que tienen su mujer y usted deben comer poco.

¡Comemos por dos cada uno! Te lo juro. Si no fuera porque entrenamos pesaríamos 130 kilos. ¡Y Paula come más que yo! Cuando vamos a un restaurante, yo me pido una ensalada y ella un entrecot con patatas fritas. Le ponen a ella la ensalada y tengo que decir: No, no, que es al revés! Ja, ja.

¿Cómo le ha marcado criarse en un pueblo como San Vicente de la Barquera?

¿Sabes qué pienso? Que los de pueblo somos más educados. Decimos: Buenos días, ¿cómo estás?... Y en la ciudad tú saludas y no recibes respuesta, te miran raro. ¡Me pone muy nervioso! ¡Así que lo digo bien alto hasta que contestan! No cuesta nada.

El mayor de tres hermanos

¿Cómo era de pequeño? ¿Era tan tierno y sensiblón?

¡Muy bueno y responsable! Soy el mayor de tres hermanos y siempre les cuidaba y ayudaba a mi madre. En la adolescencia fui peor, era más contestón y pensaba que lo sabía todo. Ahora que soy padre, pido hasta perdón.

Su mujer ha confesado que se operó los pechos. ¿Usted se haría algún retoquito?

¡Yo me arreglé la boca hace muchos años! Cada uno con su cuerpo hace lo que quiere.

¿Y se sometería a una operación... (interrumpe)?

¿De pechos? No, a una operación de pechos no. ¡Tengo muy buen pectoral! (Carcajadas). Estoy cómodo conmigo mismo y a mí el bótox y esas cosas no me van. Quiero envejecer con dignidad.

¿Cree en el amor para toda la vida?

Sí, mis padres llevan 35 años casados. El amor que dura es el de los padres con los hijos, pero el de pareja también.

Después de diez años de matrimonio, ¿sigue jugando en primera división en la cama?

Hombre, ¡yo soy cinturón negro en la cama! Los cántabros somos unos amantes inmejorables.

¿Tiene pensado destino para sus vacaciones?

Estaré en un puente aéreo entre México y España. Con el disco, poca playa va a haber. Sacaremos algunos días para ir a la tierra: a Cantabria y a Asturias.

¿Le tratan igual que siempre en su tierra?

Al principio sí cambiaron la forma de mirarme, la tele tiene mucho poder y a mí me afectaba. Pero, hoy en día, todo el mundo está acostumbrado y vuelvo a ser Titín, que es como me han llamado toda la vida. El hijo de Tito. Soy uno más del pueblo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios