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Mónica Randall, tras recoger el premio, visiblemente emocionada.

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Mónica Randall, tras recoger el premio, visiblemente emocionada. Migue Fernández

Mónica Randall reivindica el cine de la Transición

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La actriz y presentadora recibe la Biznaga Ciudad del Paraíso con un discurso emocionante

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Viernes, 20 de abril 2018, 01:15

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Siempre hacía de pija o de mala. Eso sí, nunca sin ese halo de sofisticación, independientemente de la época en la que se rodara la película. La actriz y presentadora catalana Mónica Randall recibió ayer por la noche en el Teatro Cervantes la Biznaga Ciudad del Paraíso, reconociendo así toda su carrera, que ella misma cerró en 2003 con 'Tiempo de tormenta', dirigida por Pedro Olea y que se llevó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Málaga. Este galardón se entrega a aquellas personas que hacen posible el cine desde hace años; actores y actrices que, más allá de una retrospectiva, merecen el respeto, la admiración y el reconocimiento de todos por ser imprescindibles para el cine español. Instaurado en 2015, este premio lo han recogido hasta ahora Julieta Serrano, Emilio Gutiérrez Caba y Fiorella Faltoyano.

La carrera cinematográfica de Mónica Randall eclosionó a finales de los años 60 con comedias costumbristas, en las que suele interpretar un prototipo de mujer cosmopolita. En esta época intervino en títulos como 'Cristina Guzmán' (1968), de Luis César Amadori, con Rocío Dúrcal; 'Verano 70' (1969), de Pedro Lazaga; 'Carola de día, Carola de noche' (1969), de Jaime de Armiñán, con Marisol, o 'Un adulterio decente' (1969) de Rafael Gil, con Carmen Sevilla.

La actriz de filmes como 'La escopeta nacional' o 'Cría cuervos' fue una referencia en las pantallas hasta su retiradaen el año 2003

A pesar de ello, su época dorada fue durante la década de los setenta, cuando protagoniza filmes considerados ya como clásicos del cine español como 'Mi querida señorita' (1972), de Jaime de Armiñán; 'Cría cuervos' (1976), de Carlos Saura; 'Retrato de familia' (1976), de Antonio Giménez-Rico o 'La escopeta nacional' (1978), de Luis García Berlanga. Precisamente, Randall dedicó anoche buena parte de su discurso a reivindicar no solo al cine de la transición, sino a la sociedad en general; y no titubeó en recordar la importancia que tuvo su generación en la búsqueda de la libertad. «La dictadura nos cortó las alas. No fuimos nosotros mismos hasta que eso pasó», relató. «Somos las personas que abrimos caminos para la juventud que vino después», añadió entre aplausos.

Además, Randall también destacó el papel del cine como forma de contar al futuro cómo eran aquellos tiempos. «El cine costumbrista hay que reivindicarlo porque era la España de aquella época», exclamó;para a continuación dedicar el premio a sus padres, que «sufrieron» cuando ella decidió dedicarse a ser actriz y no a casarse. «Y fíjense ahora, que incluso hay gente que me recuerda», señaló con una sonrisa.

La actriz, que denunció una agresión sexual de un director ocurrida hace 40 años, también habló sobre esta cuestión que ha rondado el mundo del cine en los últimos tiempos, y recalcó varias veces que estas cosas «no pueden seguir ocurriendo». «Ya está bien. Tenemos que entender que cuando una secretaria denuncia que su jefe ha intentado abusar de ella, hay que ponerse del lado de la secretaria, no de él», afirmó, lo que terminó por levantar una gran ovación de un teatro que esta vez sí registró una buena entrada con la segunda proyección del día del documental de Alejandro Sanz: 'Lo que tengo es lo que soy'.

Lo que sí estuvo algo más floja fue la alfombra roja, que esta semana no termina de levantar cabeza. Antonio de la Torre, Luis Tosar, Bárbara Lennie y Sandra Escacena, que estaban anunciados, no hicieron acto de presencia, aunque por la tarde sí habían participado en diferentes eventos. La hora (entre las 21.15 y las 22.30) en un día laborable quizá esté siendo uno de los problemas que provocan que la plaza del Cervantes no esté tan llena como en anteriores ediciones del Festival de Málaga.

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