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Miguel Herrán, en la terraza del hotel AC Málaga Palacio. Foto: Eva Sánchez Melendo | Vídeo: Pedro J. Quero

Miguel Herrán: «Me he visto embelesado por los 'likes' y me ha dado asco»

El actor malagueño vuelve con 'Hasta el cielo' al festival que le vio nacer como actor. Y habla con una franqueza arrolladora

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Domingo, 23 de agosto 2020, 00:40

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Miguel Herrán habla con una franqueza arrolladora. No le da pudor reconocer que ha sido adicto al 'like'. Confiesa que se ha sentido «superior» por llevar un buen coche. Y admite que, al mismo tiempo que ha crecido su cuenta corriente, ha disminuido su capacidad para disfrutar de lo material. Para el malagueño, el dinero no solo no da la felicidad: «Te la quita», apostilla. Y lo dice con una naturalidad que impresiona, como quien habla del tiempo. Cinco años después de 'A cambio de nada' de Daniel Guzmán, Miguel Herrán regresa renovado al festival que le vio nacer como actor. Aquel joven 'nini' de futuro incierto es hoy uno de los rostros más populares del audiovisual español ('La casa de papel', 'Élite') con 14 millones de seguidores en Instagram. A Málaga le trae de vuelta otro Daniel: Calparsoro le confía el papel protagonista de 'Hasta el cielo', un thriller de acción que gira en torno a la ambición y el amor.

–De vuelta al lugar en el que empezó todo. ¿Se siente muy diferente a aquella vez con Daniel Guzmán?

–Sí, me siento diferente. Cuando vine la primera vez no sabía lo que era una entrevista, ni un festival, ni un photocall. ¡Ni sabía lo que era un traje! Ahora vengo con más tablas. Ya sé cómo funciona.

–Antes vivía más despreocupado, tenía menos responsabilidades. ¿Era más feliz?

–Responsabilidades no he tenido nunca, uno tiene las responsabilidades que quiera tener. Y yo, de momento, no soy padre. Mi única responsabilidad es mi perro, mi madre y mi trabajo, cosas muy normales para mi edad. No me pongo responsabilidades sociales de tener que demostrar algo a la gente. No soy quién para decirle a la gente nada. Si quieren copiarme o seguirme porque les mola, fantástico. Pero yo no voy a estar dando consejos a la peña ni nada.

«No me tengo amor propio, no me considero ni guapo ni buen actor»

Aceptación personal

«He llegado a sentirme superior por ir en un coche mejor que el de los demás»

autocrítica

–Tiene más seguidores que Antonio Banderas, Dani Rovira y Pablo Alborán juntos. ¿Abruma?

–No. Al fin y al cabo no deja de ser más que una cifra en una red social social, no tiene más. No soy ni más ni mejor actor que Antonio Banderas o Dani Rovira, solo he nacido en la época de las plataformas digitales, una herramienta que ellos no tenían. Probablemente, si Antonio Banderas hubiese tenido Instagram desde 'El Zorro' tendría ciento y pico millones. Para mí no es algo referencial para nuestro profesión. No es más que el haber hecho una serie en Netflix que se ha visto en todo el mundo.

–¿Le gusta la vida que tiene hoy?

–Sí, claro. Si no me suicidaría.

–Bueno, ¡hay otras salidas!

–(Risas) Pero sí, me gusta mucho. Compensa todo, por supuesto. Es una situación muy extrema que muy poca gente vive. Lo bueno es muy bueno y lo malo es muy malo.

–¿Qué es lo malo?

–No poder salir de casa, no poder ir a las fiestas del pueblo, no te puedes ir fuera del país sin avisar a alguien de seguridad, no puedes viajar en trenes, ni coger un Blablacar, te metes en un ferry y te persigue todo el mundo hasta la puerta de tu camarote, te vas al garaje y tienes 'post-its' en tu coche, paras en un semáforo y se te lanza un chico dentro del coche... Y así podría contarte miles de millones de interacciones extrañas que he tenido con la gente.

–En España y en el extranjero.

–En España y sobre todo en el extranjero. En Italia tenemos el 'Bella ciao' que para ellos es la hostia. En Francia también es una cosa muy loca. ¡Y a Brasil no puedo ir porque yo soy 'Río'!

«Tener dinero me ha hecho dejar de disfrutar de las cosas materiales»

éxito

«Quien te diga que ser famosos es súper guay te está vendiendo purpurina»

popularidad

–En algún momento de toda esta locura, ¿ha llegado a ser adicto al 'like'?

–Sí, por supuesto. Me he visto embelesado por este mundo. He entrado, me ha dado asco, me he salido, he vuelto a entrar... Ahora estoy en ese punto en el que me da mucho asco. Pero sí, me he visto días que me levantaba y si no tenía los 'likes' que esperaba no estaba a gusto. Gilipolleces.

–¿Le da asco el postureo?

–No es el postureo. Entendí que no era la aceptación de los demás la que buscaba, sino que era la mía. Y como yo no me la daba la buscaba en los demás. Entonces me la he empezado a dar a mí mismo y es lo mejor que he podido hacer. Poco a poco.

–Ahora se quiere más que antes.

–No me quiero más porque nunca me he llegado a querer. Pero me acepto más.

–Quererse es algo básico...

–Es básico pero nunca lo he conseguido. No me tengo amor propio. No soy una persona que me considere ni guapo ni buen actor ni majo. Tengo muchas cosas muy oscuras que me quedan por pulir. Y hay muchas cosas de mi personalidad que no me gustan y que lucho contra ellas. Mientras siga eso así, no me voy a querer.

–Esa alta exigencia y autocrítica, ¿serían cosas a corregir?

–No lo sé, porque en la autocrítica está la posibilidad de la mejora. Pero hay contestaciones o acciones que he hecho, como comprarme un coche caro o cosas así que en el momento me he dejado llevar y luego las he observado y no me ha gustado hacerlo. He llegado a sentirme superior por ir en un coche mejor que el de los demás. Y cuando observé eso dije 'quita quita'. Son cosas que, aunque lucho contra ellas, sé que después hay veces que me vencen.

–¿Ha devuelto el coche?

–Lo tengo a la venta desde el primer mes que me lo compré.

–¿Se ha perdonado ya los malos ratos que le ha dado a su madre?

–Sí, porque se los he compensado y se los estoy compensando día a día. Aunque le he dado muchos malos ratos, también le estoy dando muy buenos momentos y le ayudo en todo lo que puedo. Son cosas que pertenecen al pasado y de las que, te diré, me siento orgulloso. Si yo no hubiese sido como he sido, ni hubiésemos vivido las putadas que hemos vivido, no tendríamos la relación tan maravillosa que tenemos ahora y nos conoceríamos como nos conocemos. Eso es oro.

–Esa habilidad que tenía para meterse en problemas es quizás lo que le conecta con su personaje en 'Hasta el cielo'.

–Yo con mi personaje he tenido mucho que ver. Y ahí lo dejo.

–¿Su límite también es el cielo?

–Ni tengo límite ni lo dejo de tener, me da igual. No espero nada, no espero llegar a ningún lado. Solo quiero seguir, me da igual si el día de mañana curro menos o curro más. Lo que quiero es currar.

–Usted ha podido comprobar que el dinero no da la felicidad.

–Te la quita. El dinero te hace la vida muy sencilla a nivel económico, te quita una de las preocupaciones más gordas que hay en esta vida, pero lo que a mí me ha hecho conseguir dinero ha sido dejar de disfrutar de las cosas materiales. Antes me compraba una moto y era mi moto, era la hostia y estaba feliz. Tener esa moto me generaba muchas sensaciones muy guays. Y ahora tengo muchas motos, muchos coches, pero me suda la polla y me da igual, no disfruto nada de ellos. Aparte la gente te trata diferente, se esperan cosas de ti que no son.

–No es habitual que alguien se exprese así de claro.

–Es la realidad. Quien diga que esto es la polla y que ser famoso es súper guay te está vendiendo purpurina. A lo mejor no, a lo mejor tiene una vida idílica y de ensueño. Yo no la tengo. Yo tengo una vida normal y, extraordinariamente, soy mediático. Pero eso no me hace cambiar mi forma de ser ni hostias. Y muy pocas personas me he encontrado que tengan mucho dinero y sean buena gente. Es muy difícil gestionar ciertas cantidades de dinero con cabeza. Es imposible. Y no es una cosa del individuo. Dicen 'es que Ibrahimovic se ha comprado un yate de 800 millones de euros'. Bueno, es su dinero, que haga lo que le salga del nabo. Pero sí que entiendo que si Ibrahimovic es capaz de gastarse ese dinero es que, con una retención del 50% que tenemos en España, ha tenido que generar 1.620 millones, de los cuales el gobierno se ha quedado 810 millones. ¿Cómo hay gente en la calle? Si con eso come todo el país.

–¿Usted puede hacer algo desde su mundo, desde su posición?

–Siento que lo que nosotros podemos hacer es una pantomima. Porque yo te puedo soltar este 'speech' pero pasado mañana ya se ha olvidado. Es muy complicado cambiar algo. Yo desde luego no sé cómo hacerlo.

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