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Josecho de Linares, en el velero 'Ti Golou', uno de los barcos de los que sido tripulación en este viaje. :
Josecho de Linares, el malagueño que cambió el cine por el mar

Josecho de Linares, el malagueño que cambió el cine por el mar

Zona Zine ·

El director compite con 'Desaparecer', pero no estará en el festival. Se embarcó hace cinco meses en el viaje de su vida

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Sábado, 14 de abril 2018, 01:27

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Nunca ha sido un director convencional. Con su primer cortometraje, 'Mi ojo derecho' (2013), se convirtió en el cineasta más laureado del año con más de un centenar de premios en festivales de todo el mundo. Entonces se quedó con la espinita de presentar su película en Málaga, donde no fue seleccionado. Con su debut en el largometraje se ha desquitado ya que su película, que también protagoniza, ha sido seleccionada a concurso en la sección ZonaZine. Aunque el malagueño no estará presente en el certamen ya que se encuentra actualmente con Colombia, después de seis meses de travesía que lo ha llevado a cruzar el Atlántico en velero para cumplir el sueño de conocer mundo navegando. Paradójicamente, su película seleccionada en Málaga tiene un título que parece profético y biográfico: 'Desaparecer'.

«He cumplido un ciclo en mi relación con el cine y para seguir creciendo hay que tocar nuevas puertas», explica Josecho de Linares en una conversación telefónica desde Sierra de Santa Marta (Colombia), donde se encuentra en la actualidad después de embarcarse en un velero el pasado noviembre desde Benalmádena. «Existía la posibilidad de que la película fuese a Málaga y alguno de la productora tiene un berrinche, pero la idea era viajar sin tiempo ni rumbo», relata este aventurero, que no tenía ni idea de donde estaba la proa y la popa hasta este viaje.

Yeso que se crió entre los vientos litorales de Pedregalejo y cerca de los astilleros Nereo. Pero fue el cine el que lo acercó a las olas. Comenzó a escribir un guión sobre el almirante Blas de Lezo y todo cambió. «Le había tenido hasta entonces mucho respeto al mar, pero esa historia me hizo sentir que lo tenía que experimentar», señala el realizador y guionista, que se hizo con un par de libros de navegación para aprender lo básico y buscó pasaje. Su idea era poner en práctica lo que podríamos llamar el 'barco-stop' o el 'bla, bla, barco': ofreciendo sus brazos y su trabajo a cambio de un sitio en cubierta.

Yle ha funcionado. Este sistema de economía colaborativa le ha permitido formar parte de la tripulación de cinco veleros distintos que lo llevaron a Gibraltar, Rabat, La Graciosa, Tenerife, La Gomera –donde se quedó tres semanas fascinado por la isla– y San Vicente (Cabo Verde), desde donde saltó al otro lado del Atlántico hasta Martinica en un velero de once metros en el que estuvo sin ver tierra «12 días y 16 horas». No se olvida. Salió con 2.000 euros y ya solo le restan 200. Pero no tiene pensamiento de vuelta. Al menos todavía. Ni tiene destino, aunque le gustaría pasar por Brasil y llegar a Argentina.

El asesino inocente

El alma de guionista no abandona y Josecho de Linares lleva un diario sonoro para mantener al día a su madre y su familia, además de tomar notas de sus peripecias. Y es que si su historia es impactante, no menos lo es algunas de las que se ha encontrado por la borda. Como la de un condena por asesinato que pasó 12 años en la cárcel hasta que descubrieron al verdadero autor del crimen. «Con la indemnización se hizo a la mar y estuvimos casi un mes navegando juntos», explica Josecho de Linares que, por encima de la injusticia que vivió su compañero de viaje, admira la «capacidad de una persona para rehacer su vida y cumplir su sueño».

«Una de las cosas que me está enseñando esta experiencia es dejarse de tantos miedos o, al menos, cabalgar con ellos», explica el hasta ahora director, que también se acuerda de su película para establecer un paralelismo: «'Desaparecer' va un poco de esto, de los miedos que no afrontamos». Un filme que De Linares no solo dirigió con el apoyo de la Escuela de Cine de Cataluña (Escac), sino que también protagonizó al encarnar a Zurdo, un chico que no encuentra su sitio en el mundo.

Un proyecto con un planteamiento experimental y sin guión para el que estuvo seis meses compartiendo piso y filmando improvisaciones. «Fue duro porque teníamos 300 horas grabadas que se han quedado en 95 minutos... vamos ni para 'Apocalipsis Now' se rodó tanto», reconoce con humor el cineasta, que admite que, antes de embarcarse en la aventura de su vida, el cine ya no le hacía «feliz». Por eso cerró una etapa, aunque deja la puerta abierta al futuro. Eso sí, por el momento no piensa en películas, sino en hacer pan. «Estoy aprendiendo con un andaluz que vive aquí... seguro que este oficio me ayuda a completar mi ruta», se despide.

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