JiaJie Yu: «Gracias al cine he sabido apreciar mis propias raíces»

En la cafetería del hotel Maestranza, llamada 'El Camarote', también hay tiempo para hacer barra fija y hablar de la vida y de sus orígenes. Su madre es de Shangai y su padre de Taiwan; la familia abrió hace más de tres décadas uno de los primeros restaurantes chinos de Barcelona. «En la cultura oriental la comida es muy importante, y eso también se traslada al cine». En estos últimos años, este director ha entablado una relación más intensa con su parte china. «Empecé a ver películas orientales y entonces me di cuenta de que me sentía muy identificado con ellas. Antes esta cultura me generaba indiferencia, pero el cine despertó mi lado oriental, que estaba latente».

Ahora vive en Madrid. «Cataluña vive un momento difícil y esa inestabilidad y la turistificación de Barcelona hace que sea un lugar complicado para cualquier profesión. Se han cancelado muchos rodajes y algunos directores se están planteando mudarse. Me fui a vivir a Madrid sobre todo por motivos profesionales». Allí tiene una beca, colabora con Doméstika y alterna su pulsión creativa con la docencia y con los pinitos en la publicidad, que es donde está el dinero. «Cuesta mucho empezar porque todas las productoras te piden experiencia, pero creo que estoy en un buen camino». Hablamos también de si el cortometraje es en realidad algo pasajero. «A mí me gusta mucho rodar y aunque mi proyecto incluye hacer largometrajes sí que me gustaría seguir haciendo cortos porque me gusta mucho el formato».

JiaJie es un cinéfilo empedernido pero no está muy metido en el mundo de las series. «Admiro mucho la calidad que hay ahora en televisión, pero prefiero ver diez películas antes que una temporada de una serie». Entre sus grandes recomendaciones se encuentran peliculones de cine asiático como 'Asunto de familia', de Koreeda, 'Rebeldes del dios Neón' de Tsai Ming-liang. No son obviamente sus únicas referencias; también están por ahí Todd Haynes, Jim Jarmusch o Yorgos Lanthimos. El cine, en definitiva, no suele entenderse bien con las fronteras ni con los límites. Posiblemente como la vida misma.