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Ana Polvorosa, en un fotograma de 'Pieles'
La crítica: Regreso a la parada de los monstruos

La crítica: Regreso a la parada de los monstruos

Visto y listo para sentencia. La sección oficial del 20 Festival de Málaga concluyó ayer con las últimas tres películas a concurso, que nos deparó la sorpresa de Eduardo Casanova

Francisco Griñán

Sábado, 25 de marzo 2017, 00:33

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Visto y listo para sentencia. La sección oficial del 20 Festival de Málaga concluyó ayer con las últimas tres películas a concurso, que nos deparó la sorpresa de Eduardo Casanova. El prematuro actor ha demostrado que en esto de la dirección también es un precoz talento. Nos presentó su debut en la dirección, Pieles, una rabiosa y potente película sobre la fealdad y «la enfermedad de la belleza» que sufre la sociedad actual, como dice el personaje con media cara deformada que interpreta Candela Peña en la película. Personajes excluidos por sus diferencias físicas pueblan esta actualización de la parada de los monstruos que, en manos de Casanova, se convierte en un brillante relato de vidas cruzadas que es un grito contra los convencionalismos de la estética y la esclavitud de la imagen que nos hace rechazar al distinto. Y paradójicamente, si algo no le falta a esta película es una estilizada puesta en escena en la que predomina el rosa pese a que lo que se cuenta no es precisamente color de rosa. Más bien, oscuro. Por unos personajes que tienden a ocultarse para no seguir sufriendo y cuyo drama es todavía más sugerente y contradictorio en ese envoltorio. El reparto, desde una portentosa Carmen Machi a una atormentada Ana Polvorosa, pasando por la invidente Macarena Gómez, el desfigurado Jon Kortajarena o la gran en el doble sentido Itziar Castro, le pone verdad al reto del director que se deja llevar por la escatología y alguna desigualdad del relato. Excesos de una primera película valiente y sincera que nos descubre a un autor que no solo tiene un mensaje que le sale de las tripas, sino también una mirada cinematográfica que nos recuerda la aparición hace unos años de Paco León en este mismo festival. Aquí hay director para rato.

Y menos mal que ayer el programa nos reservó la imponente aparición de Eduardo Casanova, ya que las otras cintas que cerraron el concurso resultaron fallidas. La chilena La memoria de mi padre, lo tenía todo para conquistarnos el corazón con la historia de un hijo que, a regañadientes, acaba haciéndose cargo de su progenitor que está perdiendo la cabeza y que está obsesionado con visitar a su mujer en el hospital pese a que falleció hace meses. Un filme sobre la reconciliación y las cuentas pendientes con la que el director debutante Rodrigo Bacigalupe no logra convencer al optar por un perfil bajo desde el punto de vista emocional y una narración pausada que sólo despierta en ciertos momentos. Sobre todo al final, cuando la película remonta y descubre lo mejor de la relación entre el padre e hijo, a los que interpretan Jaime McManus y el veterano Tomás Vidiella. Pero como canta Jorge Drexler, a la cinta le falta amar la trama tanto como el desenlace. Y probablemente, algo más de humor.

Por último, el cine español de gran producción presentó el último jaque mate del concurso, El jugador de ajedrez, aunque la partida del director Luis Oliveros (Pata negra) acabó en tablas. Pese a que esta adaptación de la obra homónima de Julio Castedo lo tenía todo para ganar. Una atmósfera espectacular, una lujosa ambientación, unos buenos actores y una historia atractiva protagonizada por un campeón español de ajedrez que huye del régimen franquista y acaba siendo detenido por los nazis en Francia acusado de espionaje. Una ambición argumental y un cine de época que no es muy común en nuestra industria, pero que deja escapar su principal estrategia, el drama de la supervivencia de este personaje al que lo han despojado de todo menos de su inteligencia, en favor de un romanticismo de culebrón de sobremesa. Para tener tantos caballos, torres y alfiles, esta cinta sacrifica lo que podría haber sido una jugada maestra.

Pieles ***

La memoria de mi padre *

El jugador de ajedrez *

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