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Dani Rovira saluda antes de su intervención de anoche en LaTérmica.
Dani Rovira mostrará en el Festival de Málaga el «primer paso de un cambio de registro»

Dani Rovira mostrará en el Festival de Málaga el «primer paso de un cambio de registro»

El actor, que presentará en el certamen ‘El futuro ya no es lo que era’, confiesa que fue un «error» su tuit sobre los Goya y que limitará su presencia en las redes sociales

Francisco Griñán

Martes, 12 de abril 2016, 00:42

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Lo de ayer tuvo algo de vuelta al cole. Y es que en el edificio aledaño echó todas las hora lectivas de su juventud, salvo alguna «piarda». Y cuando comenzó Magisterio en la Universidad de Málaga se iba precisamente a la actual sede de la Diputación, «ya que tenía una biblioteca en la que se estudiaba muy bien». «A mi me decían, La Térmica, y ahora me acabo de dar cuenta que esto es el Centro Cívico de toda la vida», exclamó ayer un risueño Dani Rovira (Málaga, 1980), que se (re)encontró con sus orígenes en el ciclo Palabras mayores de este centro cultural. Hablo de todo. Desde su pasado y hasta de sus veranos en el pueblo familiar, Almargen, hasta de sus últimos proyectos, pasando por su relación con las redes sociales y la polémica de los últimos premios Goya. También del reto que ha emprendido con El futuro ya no es lo que era, una tragicomedia que presentará en apenas dos semanas en el XIX Festival de Málaga Cine Español, y que ha pronunciado aún más con el reciente rodaje de 100 metros, una historia de superación personal en la que da vida a un afectado de esclerosis múltiple. Por ello, afirmó que en el inminente certamen de cine mostrará «un primer paso de un cambio de registro para salir de lo que denomino la zona de confort».

Así, tras demostrar que también sabe hacer reir en la gran pantalla con la saga Ocho apellidos... o Ahora o nunca, el monologuista busca nuevos retos interpretativos como el que le ofreció Pedro Barbero con El futuro ya no es lo que era. «Me puso por delante ese personaje y me dice que Carmen Maura estará en la película y fue como enseñarle lacasitos a un niño», explicó ayer Dani Rovira que se mostró encantado con «un personaje de más aristas» que le ha dado la oportunidad de avanzar en su carrera como actor. Un trabajo que ha culminado con la selección del filme en el Festival de Málaga, donde el artista, que confesó sentirse «profeta» en su tierra, participará por primera vez con una película a concurso.

Rovira, que participó en una charla del ciclo Palabras Mayores, junto a Luis Alegre, jugaba en casa y no tardó en conectar con el público asistente que llenó la sala de La Térmica, mientras que algunas decenas de espectadores se quedaron fuera al alcanzarse el máximo del aforo. Unos pasos por detrás del protagonista llegó también la actriz Clara Lago, compañera de reparto y sentimental del malagueño, que no quiso perderse este regreso del actor a su tierra para reflexionar sobre su trayectoria. Una carrera que dio un giró radical hace dos años tras el estreno de Ocho apellidos vascos, un tiempo en el que ha «vivido más luces que sombras, pero las sombras dan miedo», comentó el actor, que confesó haber perdido el «anonimato», aunque sigue defendiendo su privacidad. «Salgo cada día a la calle con un escudo para no perder mi intimidad», afirmó el actor que añadió que lo que le está pasando es «apasionante» profesionalmente y que «no tendré horas en el día para agradecerlo».

Sentimiento de «tristeza»

Alguna que otra sombra también sufrió Rovira en la última gala de los Goya que le ha enseñado a «agudizar el ingenio» y «tener cuidado» a la hora de lanzar chistes ya que ahora no tiene la libertad de cuando era monologuista. Pese a que acabó la gala «muy contento», la reacción los días posteriores le dejó «una tristeza muy grande» por las críticas «gratuitas» e «ideológicas». «No me arrepiento de haber presentado la segunda gala de los Goya, pero sentí que no había valido la pena porque hubo un momento en el que los disgustos fueron mayores que las alegrías», se sinceró Rovira que también admitió que fue un «error» el tuit que colgó sobre su arrepentimiento al haber aceptado repetir como presentador de los Goya. No obstante, todo ello le ha «servido para reflexionar sobre el uso de las redes sociales», a las que a partir de ahora no se asomará «más de lo necesario».

Por supuesto, los animales no faltaron en su charla llevaba una camiseta de su perra Carapapa ni su pasado en el vecino IES Litoral, donde consiguió ser el «más gracioso de la clase» y «el mejor amigo de todas las tías». «Yo no era un pagafantas, sino un pagapoloflanes», dijo con humor el actor, al que vinieron a ver alumnos actuales de su antiguo instituto, estudiantes de la UMA y amigos de la Protectora de Animales.

Rovira también sorprendió con el anunciado proyecto sobre la adaptación de Superlópez, que no tiene aún confirmado. «Hombre no diré que me enteré por los periódicos, pero cuando lo leí dije: ¿ah, sí?», comentó el actor que añadió que «existen posibilidades» de rodar esta película el próximo año, pero que «todavía me tengo que leer el guión», remachó, para cambiar de tercio y decir que «por ahora podemos hablar del supehéroe que encarno en 100 metros». Un rodaje que acabó hace apenas dos semanas y en el que profundiza en ese «cambio de registro» que quiere dar a su carrera a encarnar a un enfermo de esclerosis múltiple que se revela contra su diagnóstico. «Es más que una película», aseguró el artista que no oculta que este papel le ha marcado más que ningún otro.

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