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Natural de El Cid al primero de su lote. HUGO CORTÉS
Vuelta de homenaje en el adiós del Cid a Málaga en una tarde para olvidar

Vuelta de homenaje en el adiós del Cid a Málaga en una tarde para olvidar

La descastada corrida de Lagunajanda remendada con uno del Ventorrillo fue de las que no hacen afición. Detalles de Díaz y discreto Galdós

Antonio M. Romero

Sábado, 17 de agosto 2019, 01:16

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Corría 2001 y aquel 19 de agosto irrumpió con fuerza en La Malagueta un torero con apenas un año de alternativa y que desde entonces se ganó un hueco en el corazón de la afición de Málaga. Ese domingo, en la última de feria, El Cid salió a hombros por la puerta grande tras cortar una oreja a cada uno de los toros de Salvador Guardiola en un cartel con Chicote y Martín Antequera. Desde entonces, el diestro de Salteras ha hecho catorce paseíllos en el coso del Paseo de Reding, convirtiéndose en un matador del gusto de Málaga, dejando algunas buenas faenas, sobre todo, con esa magnífica mano izquierda que atesora. En la temporada de su adiós a los ruedos, El Cid se despidió ayer del público malagueño dando una vuelta al ruedo que fue un homenaje a su trayectoria y a los buenos recuerdos que deja en la afición. Fue la nota emotiva de una tarde para olvidar.

En un festejo que despertó escaso interés en las taquillas por lo que el cemento cobró gran protagonista, fue una de esas corridas de toros que no contribuyen a hacer afición. ¿El motivo? La falta de casta de los cinco toros de Lagunajanda que saltaron al ruedo y del remiendo del Ventorrillo. Por cierto, las reses llegadas desde Vejer de la Frontera estaban cercanas a los seis años, el limite legal para poder ser lidiadas en una plaza de toros. Con ese material, el lucimiento brilló por su ausencia

'Coleta', del hierro del Ventorrillo, fue el último toro que El Cid lidió en Málaga. Con el capote no se estiró, mientras que en banderillas destacó Lipi. Con la muleta, el diestro sevillano comenzó con precauciones, citando despegado y sin estar cómodo. A medida que fue evolucionando el trasteo y dándose cuenta de que el animal no era un barrabás logró asentarse algo más y arrancar algún muletazo suelto y de calidad, un ligero espejismo de lo que ha sido este torero. Con la espada dejó una estocada trasera y atravesada y necesitó dos golpes de descabello. Después de arrastrarse el toro, el bonancible público de Málaga le agradeció los buenos momentos almacenados en la memoria y le obligó a dar una vuelta al ruedo.

El torero de Linares brindó la faena de su primer toro al malagueño Fortes

El primero de su lote tardó en salir por un problema en la puerta de apertura del toril. A 'Naranjito' le faltaba apenas un mes para cumplir seis años -era el 'abuelo' del encierro-, lució mucho morrillo, pero unos cuartos traseros muy escurridos. Dejó El Cid un buen ramillete de verónicas rematadas con la media. El de Lagunajanda cumplió en el caballo de Juan Bernal. Brindó al público una faena que el diestro sevillano inició sin probaturas citando con la derecha en la media distancia para instrumentar una primera tanda. Luego vinieron dos más en las que, a base de dejarle la franela en la cara, le arrancó templados y ligados derechazos. Ahí quedó todo. Cuando se echó la muleta a la izquierda, el burel ya estaba totalmente parado y defendiéndose. Lo intentó el de Salteras, pero allí no había jugo que sacar. Con la Tizona estuvo mal: dejó dos pinchazos sin soltar antes de conseguir una estocada casi entera perpendicular. El silencio fue la recompensa a su labor.

Abrió cartel Curro Díaz. Un torero artista con aires agitanados que no pisaba La Malagueta desde su actuación en la llamada Feria de la Vendimia que se celebró en septiembre de 2012 con la casa Chopera al frente de la plaza. El diestro de Linares dejó detalles de su pinturera tauromaquia ante un lote con pocas opciones.

A su primero, 'Riobravo' -que sólo tuvo de bravura el nombre- lo recibió con unas buenas verónicas. El torero de Linares brindó la faena de muleta al diestro malagueño Saúl Jiménez Fortes. El inicio doblándose por bajo tuvo aroma torero. A continuación se sucedieron varias tandas por la mano derecha intermitentes ya que se mezclaron algunos muletazos de buen trazo con otros donde el burel le tocó los engaños. Con la izquierda dio un sólo pase y al ver que el animal ya no tenía viaje desistió. Un pinchazo sin soltar y un pinchazo precedieron a una estocada casi entera atravesada.

El cuarto fue un toro que en todos los tercios llevó siempre la cara muy alta y se defendió. Díaz brindó al público un trasteo donde no hubo lucimiento y en el que tomó precauciones ante la rebrincada embestida de 'Majagua'. Dejó un metisaca antes de cobrar una estocada baja.

Con la aureola de sus buenas actuaciones en Sevilla y Madrid, así como en otras plazas, regresó Joaquín Galdós a Málaga -en cuya escuela taurina se formó-. No fue el reencuentro esperado ya que el peruano no pudo triunfar. En su primero se le vio muy acelerado con el capote y la muleta, donde instrumentó muchos pases pero sin enjundia; además mató con una estocada que hizo guardia y necesitó un descabello. El sexto fue un toro sin clase y sin recorrido ante el que Galdós abrevió. Mató de media estocada y dos descabellos.

A esa altura del festejo una vecina del palco de la prensa preguntó que cómo estábamos viendo la corrida. La respuesta la llevaba en su nombre el último toro: un pestiño.

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