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Con empleo. Kyoko Ito lleva un año trabajando como profesora de japonés en la Universidad de Granada. :: alfredo aguilar
«En Japón no entendemos lo del independentismo»

«En Japón no entendemos lo del independentismo»

Kyoko Ito Profesora de japonés en Granada

Lunes, 15 de abril 2019, 00:29

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En Japón, si te dicen que tienes que hacer una cosa para mañana, es para mañana; en España, se puede dejar para pasado», subraya Kyoko Ito una de las grandes diferencias entre la idiosincrasia nipona y la hispana. Como es muy cortés, le cuesta admitir que le gusta esa 'impuntualidad' típicamente latina, aunque precisa que, a veces, puede resultar un engorro. «La tranquilidad también puede estar mal», dice con su voz como de niña pequeña.

La historia de esta mujer de 40 años es un mapamundi. Fue una estudiante sin fronteras que, mientras cursaba el grado de Artes Liberales en su país natal (también es doctora), viajó y residió en Australia, Reino Unido, Chile o España para completar su formación y, de paso, aprender lenguas. En ese 'vaivén' del uno al otro confín recaló en Granada y, además de perfeccionar su castellano, conoció al hombre que iba a convertirse en su esposo.

La pareja emigró después a Japón y allí tuvieron dos hijos, pero el marido de Kyoko, que era docente, nunca se acostumbró a la «velocidad» de la sociedad nipona. Es el país que patentó el tren bala. Con eso está todo dicho.

Total, que el granadino hizo el camino de vuelta y Kyoko y los niños se quedaron en la potencia oriental. «Queríamos que conociesen la cultura japonesa», indica. La separación se prolongó durante varios años, pero con los niños ya más crecidos, la necesidad de la reunión familiar se impuso definitivamente.

Kyoko se propuso entonces encontrar un trabajo en España, pero no acababa de salir nada. Hasta que vio un anuncio de la Universidad de Granada que ofrecía una plaza de profesor de japonés para la Facultad de Filosofía y Letras. «Eché los papeles y me cogieron». De eso hace solo un año, pero la integración se ha producido sin traumas. «Los niños ya son unos granadinos más. Tienen amigos aquí y tienen amigos allí», relata con satisfacción. El objetivo del matrimonio hispano-nipón era que sus hijos tuvieran una crianza y una formación mestiza y lo han logrado.

El destino ha querido que Kyoko, hija de una sociedad tan hiperproductiva y acelerada en el terreno del conocimiento como sosegada en lo político, sea testigo de una campaña electoral española, que no es cualquier cosa. Y más aún desde que el tradicional bipartidismo se diluyó con la irrupción de nuevas siglas.

En este sentido, lo que más sorprende a Kyoko es la pujanza de la demanda de autodeterminación en algunos territorios, una pulsión que en Japón es una excentricidad. «A los japoneses nos llama la atención lo del independetismo en Cataluña y Euskadi. Allí no existe ese sentimiento. Hay algunas personas que lo plantean, pero es una extravagancia», explica.

Un debate que sí se ha abierto paso en el país del sol naciente es el de la emigración. Los nipones se preguntan si es necesaria o no, una controversia que constituye una novedad por aquellos lares. «Japón es una isla y siempre hemos vivido encerrados en nosotros mismos», razona.

Viendo su currículum, nadie lo diría.

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