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José Ibarrola
Ideas y valores

Ideas y valores

La Tribuna ·

El voto es lo más valioso en democracia. Al llegar a las urnas se debe pensar a quién confiamos nuestra seguridad, nuestra libertad, nuestros impuestos, nuestra nación

pablo casado

Viernes, 19 de abril 2019, 10:02

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Las elecciones del 28 de abril son excepcionales porque excepcional es la situación que atraviesa España. Nueve meses después de una moción de censura en la que Sánchez alcanzó La Moncloa gracias al apoyo de Bildu, el secesionismo catalán y Podemos, la política española ha entrado en la categoría de la anomalía. Porque es una anomalía el apoyo mutuo entre un partido que se dice español como el PSOE y otras formaciones que, precisamente, quieren acabar con España y su unidad. Una anomalía política que Sánchez pretende hacer pasar por normal, disfrazándola con palabras vacías, pero que esconde un riesgo gravísimo: el debilitamiento y la erosión de nuestras instituciones.

Se puede llamar como se quiera, pero contar con el apoyo de Bildu y del PDeCAT es contar el apoyo de los que jalearon a ETA, como su brazo político durante años, y los que declararon la independencia de Cataluña. En el fondo, da igual para qué se busque, la cuestión es que se busca; y, con ello, se pretende hacer normal lo que no lo es y se impugna de facto el consenso que durante años hemos mantenido las fuerzas políticas mayoritarias de no negociar con aquellos que tienen entre como único objetivo romper con las bases de ese pacto.

A Sánchez ya no le quedan puentes que quemar ni consensos que quebrar. Los ha destrozado todos en apenas unos meses. Rompió el pacto social al acordar unos Presupuestos ruinosos sólo con Podemos; rompió el pacto que llevó a la aplicación del artículo 155 cuando recibió los votos de Torra; rompió incluso lo que parecía irrompible: los ritmos de crecimiento de nuestra economía.

Y ahora, en vez de asumir el riesgo de la recesión económica que se avecina y tomar la posición responsable que los españoles merecen, ha decidido poner el pie en el acelerador de la ruina económica. Sus decretos, infames por el apoyo de Bildu, son además peligrosos para el futuro de la economía. Si al menos hubiera dedicado dos tardes, como Zapatero, a estudiar economía, sabría que la deuda pública que él pretende engordar es, en el fondo, una losa sobre el porvenir de las generaciones futuras.

Para hacer frente a ese proceso de disolución de consensos y corrosión de nuestra unidad, se presentan a estas elecciones al menos cinco fuerzas que pueden obtener escaños. Nunca como antes habían existido tantas opciones de voto. Pero tampoco había existido nunca una alternativa tan clara.

El PP, sus equipos y sus propuestas son la única opción viable para disputarle a Sánchez el Gobierno. En nuestras siglas se unen la juventud de un proyecto renovado, con la experiencia que otorgan tres décadas al servicio de los españoles; se unen el afán de futuro y modernidad, con una hoja de servicios que, entre otras cosas, incluye dos recuperaciones económicas tras la banca rota que los socialistas habían provocado en nuestro tejido empresarial, laboral y financiero y la garantía de haber puesto desde sus gobiernos las bases para la creación de más de 7 millones de puestos de trabajo.

El PP es el único partido que está poniendo encima de la mesa soluciones para los problemas de los españoles. Frente al riesgo de ruptura de la unidad nacional de los socios independentistas de Pedro Sánchez, nosotros tenemos ideas concretas para prohibir los indultos a los golpistas, la ilegalización de la kale borroka, la financiación a partidos que atenten contra la unidad nacional, la garantía de enseñanza en castellano y, por supuesto, el restablecimiento de la legalidad empleando todo lo que la Constitución nos permite. Queremos hacer una revolución fiscal reduciendo el Impuesto de la Renta por debajo del 40%, el de Sociedades por debajo del 20% y suprimiendo el de Sucesiones, Donaciones, Patrimonio y Actos jurídicos Documentados, que devolverán a cada español 700 € al año, y permitirán crear casi medio millón de trabajos. Planteamos extender la prisión permanente revisable a otros crímenes especialmente graves, mientras que el PSOE quiere eliminarla.  Tenemos propuestas claras de libertad y lealtad en la educación, lo mismo que en la garantía de las pensiones, en acelerar la tramitación de la dependencia o en favorecer la maternidad con una ley que ayude las madres que quieran tener hijos.

Nos presentamos, además, con las puertas abiertas de par en par a la sociedad. Cuando decimos que el PP es el único partido capaz de ser la casa común del centro-derecha español, queremos que todos los españoles que se identifiquen  con el espíritu reformista, moderado y patriótico confíen en nosotros. El PP se vuelca en la sociedad en servirla; por eso, las puertas del PP están abiertas a todos: porque aspiramos a servir a todos.

El voto es lo más valioso en democracia. Al llegar a la urna se debe pensar en quién se confía tus impuestos, tu seguridad, tu libertad, el futuro de tu nación. Es como pensar a quién le confiarías el código de tu tarjeta, las llaves de tu coche o el cuidado de tus hijos.

Estoy convencido de que seguimos siendo la mejor opción para España y, que, al recuperar esa confianza, estamos recibiendo el crédito indispensable para devolver a nuestro país a la senda de la estabilidad, el crecimiento y fortaleza institucional.

España tiene por delante un momento que va a condicionar su futuro. Una opción es la que representa Pedro Sánchez, que es una amenaza directa contra la unidad de España y contra su prosperidad. La otra opción es un Partido Popular que se ha renovado y que tiene un programa capaz de cohesionar nuestra nación. Tenemos que estar unidos. Para seguir unidos debemos votar unidos.

Para ello pedimos tu confianza. No la vamos a defraudar. Somos el valor seguro para el futuro de España.

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