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El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.
Rivera ha cambiado cinco veces en seis meses su discurso sobre su política de pactos

Rivera ha cambiado cinco veces en seis meses su discurso sobre su política de pactos

Aunque Ciudadanos haya ido cambiando de idea respecto a PP y PSOE, siempre ha tenido claro que no gobernará ni con Podemos ni con partidos nacionalistas e independentistas

europa press

Domingo, 19 de junio 2016, 13:19

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El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha cambiado cinco veces su discurso sobre la política de pactos de su partido en los seis meses que han transcurrido desde las elecciones generales del 20 de diciembre. Empezó pidiendo al PSOE que dejase gobernar al PP, después instó al PP a hacer esto mismo con el PSOE y en los últimos días está repitiendo que C's votará en contra de que el candidato 'popular', Mariano Rajoy, repita como presidente del Gobierno.

Antes de los comicios, Rivera aseguraba que Ciudadanos votaría 'no' a un gobierno del PP o a uno del PSOE porque no representaban su proyecto. Sin embargo, el último día de la pasada campaña electoral anunció que C's se abstendría en la investidura de Mariano Rajoy o en la de Pedro Sánchez y se opondría a un Ejecutivo del que formase parte Podemos o en el que este partido fuese decisivo.

Una vez valorado el resultado electoral, con el PP como fuerza más votada pero sin alcanzar la mayoría, el líder de Ciudadanos defendió un gobierno de los 'populares' en minoría, para lo cual ofreció la abstención de sus 40 diputados y pidió la de los 90 representantes socialistas. En aquel momento no puso ninguna objeción a que el presidente fuera Rajoy.

Pero la situación cambió a partir del 22 de enero, cuando el jefe del Ejecutivo en funciones declinó la invitación del Rey a presentarse a la investidura. Esa fecha marcó el principal punto de inflexión en la política de pactos de la formación naranja.

A partir de ese momento sostuvo que el candidato que tenía la iniciativa para formar gobierno era el del PSOE, Pedro Sánchez, por haber aceptado el encargo de Felipe VI, mientras que Rajoy había perdido su oportunidad.

Acuerdo con el PSOE

Los equipos negociadores de Ciudadanos y el PSOE iniciaron entonces las conversaciones que finalmente culminaron en el acuerdo de legislatura firmado el 24 de febrero. Esto supuso un cambio en la postura de C's, que antes no se planteaba ir más allá de un pacto de investidura como los alcanzados en ayuntamientos y comunidades autónomas.

Además, el acuerdo con los socialistas, que incluía más de 200 reformas, establecía que Ciudadanos no se abstendría, sino que votaría a favor de la investidura de Sánchez, un cambio de posición que el partido naranja asumió con naturalidad cuando solo faltaba una semana para que se celebrara el Pleno en el Congreso de los Diputados.

El siguiente giro se produjo a finales de marzo, tras la investidura fallida del líder socialista. Los de Rivera empezaron a hablar claramente de entrar en el futuro Gobierno de Sánchez, contradiciendo así la afirmación de que nunca formarían parte de un ejecutivo encabezado por otro partido.

La campaña contra Rajoy

Para asegurar que el candidato socialista llegase a La Moncloa no bastaba con los votos de Ciudadanos, así que emprendieron una campaña para convencer al PP de que se sumase al acuerdo y, pese a haber ganado las elecciones, se abstuviera para hacer presidente a Sánchez.

Como no lo conseguían, Rivera acusaba a Rajoy de "personalismo", y tanto él como sus portavoces empezaron a insistir en una idea que se acabó convirtiendo en un mantra: que el "inmovilismo" de Rajoy a la hora de hacer reformas y su "inacción" frente a la corrupción en el PP demostraban que no podía liderar una nueva etapa política en España.

Las críticas contra el candidato 'popular' se intensificaron en abril. Rivera llegó a afirmar que si dependiera de su partido, ni Rajoy ni su actual equipo de gobierno seguirán en el poder tras las generales del 26 de junio, ya que solo pactarán con la gente "limpia" del PP que apuesta por la regeneración.

Durante la precampaña y en los primeros días de la campaña electoral, la pregunta recurrente que le han formulado a Rivera en actos y ruedas de prensa es si Ciudadanos hará presidente a Rajoy. Pero no quedaba demasiado claro; unos días parecía que lo descartaba y otros se interpretaba lo contrario.

Ni apoyo ni abstención

Finalmente, el líder de la formación naranja zanjó la cuestión el pasado miércoles. Se negó a compartir el Gobierno con el presidente del PP y a darle apoyo, pero también -y esto era lo que estaba en duda- a abstenerse en su investidura.

"No queremos que Rajoy siga gobernando", añadió tras señalar que sobre el dirigente 'popular' pesa la sospecha de la corrupción y que España debe estar gobernada por gente con "las manos libres y limpias". Lo que aún no ha revelado Rivera es qué persona debería poner el PP al frente del Gobierno para poder contar con el apoyo de Ciudadanos.

Aunque Ciudadanos haya ido cambiando de idea respecto a PP y PSOE, lo que siempre ha tenido claro es su política de acuerdos con Podemos y los partidos nacionalistas e independentistas: no gobernará con los "populistas" ni con los que "quieren romper España" y siempre se opondrá a cualquier acuerdo de gobierno en el que estén estas fuerzas.

Rivera ha tratado de explicar los motivos de sus decisiones respecto a los pactos postelectorales. La oferta de abstenerse para dejar gobernar a otro partido la justificó por la gobernabilidad del país; el pacto con el PSOE, por el 'no' de Rajoy al Rey; el voto favorable de C's en la investidura de Sánchez, por el acuerdo de gobierno suscrito; y la idea de gobernar en coalición con el PSOE, por la "debilidad" que tendría un ejecutivo en minoría.

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