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Torra y Mas, ayer, en el Palau de la Generalitat. :: a. dalmau / efe
ERC se abre a abstenerse si Sánchez reactiva la mesa de diálogo

ERC se abre a abstenerse si Sánchez reactiva la mesa de diálogo

Quim Torra vuelve a llamar al presidente del Gobierno en funciones, que sigue sin cogerle el telefóno

CRISTIAN REINO

BARCELONA.

Martes, 12 de noviembre 2019, 00:08

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El independentismo catalán evitó en la noche electoral enseñar sus cartas para la partida de una hipotética investidura del presidente del Gobierno español. Querían, sobre todo ERC, que fue la formación ganadora en Cataluña, escuchar al candidato Pedro Sánchez antes de fijar su posición. Y querían analizar con mayor cautela los resultados para calibrar mejor las diferentes cábalas.

En un principio, el secesionismo casi se resignó a que no podría ser tan influyente como lo fue con la moción que aupó a Sánchez. Fuentes próximas al vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, señalan que en las conversaciones que mantuvo con Pedro Sánchez, éste les dejó claro que no contaba con ellos. Pero eso era antes de que las urnas hablaran este 10-N. Tras sumar 23 escaños sobre un total de 48 que se disputan en Cataluña y después de registrar el mejor resultado de la historia para el independentismo en unas generales, en las que habitualmente en Cataluña se vota en clave española, el secesionismo empezó a mover ficha y se situó a la expectativa.

ERC no aclaró su posición, pero no descartó la abstención, si Sánchez se aviene a regresar a una mesa de diálogo, como la que se puso en marcha en la pasada legislatura entre la Moncloa y el Palau de la Generalitat, que tuvo como resultado dos reuniones entre Sánchez y Torra. La última de ellas, la de Pedralbes, en la que ambos gobiernos fueron capaces de acordar un documento común. Esquerra ha variado su posición respecto al mandato anterior. En las votaciones de investidura de julio y septiembre ofreció su abstención gratis, con la esperanza de que se formara un gobierno de izquierdas que abordara en el futuro la cuestión catalana. Ese apoyo gratis hoy ha desaparecido.

El cabeza de lista republicano, Gabriel Rufián, abrió ayer la puerta a la abstención. Pero antes quiere conocer la posición de los socialistas. «Que nos llamen, hay que hablar, estamos comprometidos con el diálogo», expresó el dirigente republicano. Rufián no quiso poner líneas rojas ni exigencias. «Solo con hablar ya es positivo, que dejen de amenazarnos», dijo. Los republicanos, en cualquier caso, se mostraron muy duros con Pedro Sánchez. Rufián le responsabilizó «en exclusiva» del ascenso de Vox y señaló que pasará a la historia como «un negligente, un irresponsable y un ególatra». «Tiene que escoger si quiere una solución democrática y diálogo o más derecha. La pelota vuelve a estar en su tejado», dicen los republicanos.

ERC obtuvo trece escaños, que podrían ser necesarios en caso de que el PSOE llegara a un acuerdo con Unidas Podemos, Más País, el PNV y los regionalistas. En ese supuesto, los 13 diputados de Esquerra podrían desbloquear la investidura con una abstención. Pero si Sánchez mira hacia Ciudadanos, las tres formaciones secesionistas quedarían en una situación de irrelevancia, a pesar de cosechar sus mejores registros en unas generales. Sumaron un escaño más que en abril, su mejor marca hasta la fecha y avanzaron en porcentaje de votos, más de tres puntos, hasta el 42%. Aunque muy lejos de la barrera del 50% que las fuerzas independentistas sitúan como el umbral a partir del cual consideran que pueden aplicar un nuevo cambio de rasante al 'procés'.

Las tres fuerzas independentistas se felicitaron ayer por el resultado global del soberanismo, si bien el crecimiento ni siquiera se acerca al 47% de los votos de las dos últimas elecciones autonómicas, a pesar de que la campaña ha estado centrada en Cataluña y de que se celebró días después de que se hiciera pública la sentencia del Supremo. El clima era favorable para que el independentismo hubiera obtenido un resultado aún mejor. Registró 1,6 millones de votos, sobre un total de 3,8 millones contabilizados en Cataluña, con una participación del 72%, lo que indica que en el independentismo también hay cansancio por el 'procés' y que las continuas peleas entre los socios afectan en el electorado.

El voto independentista se ha radicalizado aún más. ERC perdió casi 150.000 votos, mientras que JxCat y la CUP, las dos formaciones que están por el cuanto peor mejor, salieron reforzadas. Los nacionalistas ganaron un escaños más (ocho) y 26.000 votos, mientras que los anticapitalistas se estrenaron en unas generales logrando dos diputados y 244.000 votos. Está por ver cómo influye esta cuestión en la estrategia pragmática de Esquerra. Los republicanos tienen las elecciones catalanas entre ceja y ceja y apuntan que tras el juicio contra Torra (la semana que viene) y en función de cómo acabe la negociación de los presupuestos, empezará a aclararse el panorama. La posible cercanía electoral complica la posición de ERC en la investidura española.

Sit and talk de Torra

JxCat, por su parte, instó al líder socialista a apartarse si no está capacitado para abordar la cuestión catalana. Los postconvergentes, como la CUP, son partidarios del bloqueo de la gobernabilidad española. Pero aprovecharon el resultado electoral para presionar a Sánchez porque pueden ser influyentes.

Quim Torra cree que las urnas avalaron la apuesta de los independentistas por la autodeterminación y ayer instó al candidato socialista a la reelección «o quien quiera ser presidente del Gobierno» a que se siente y hable con el secesionismo para buscar una solución al conflicto catalán. «Sit and talk and democracy», aseguró Torra en inglés, en un acto de homenaje por el quinto aniversario de la consulta del 9-N. «Es la hora de sentarse y hablar», emplazó al presidente del Gobierno en funciones. «No se esconda» y busque soluciones al conflicto catalán, dijo.

El dirigente nacionalista, que insiste en la autodeterminación, volvió a llamar por teléfono a Pedro Sánchez y, como en la media docena de intentos anteriores, el presidente de la Generalitat no consiguió que se pusiera al teléfono, desde el argumento de que estaba reunido. Artur Mas también presionó a Sánchez a partir del resultado del 10-N. «No somos un suflé», avisó. E instó al Estado a poner sobre la mesa una propuesta para abordar la cuestión catalana que los catalanes pudieran «confrontar» en las urnas con el planteamiento del independentismo de un Estado propio.

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