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pisos.com
Sábado, 5 de junio 2021, 07:34
Al tiempo que ha aumentado el interés por las casas prefabricadas como alternativa de vivienda a raíz de la pandemia, también lo está haciendo la construcción industrializada, cada vez más utilizada en España por constructoras y promotoras; dos modelos que difieren tanto en el modo en que son diseñadas y fabricadas, como en sus ventajas e inconvenientes.
Aunque el concepto de casa prefabricada es de sobra conocido en nuestro país, no ocurre lo mismo con las viviendas industrializadas, aún bastante desconocidas y que en España representan solo el 1% de las edificaciones. No ocurre lo mismo en países como Holanda, donde este tipo de construcción se emplea en alrededor de la mitad de los inmuebles.
Si, como es de sobra conocido, la casa prefabricada es la que se produce y ensambla por completo en una fábrica, y se transporta ya montada hasta la parcela en la que se va a ubicar, la vivienda de construcción industrializada se monta en el mismo terreno a partir de piezas estandarizadas fabricadas en una fábrica.
En lo que respecta a su construcción, por tanto, la vivienda industrializada se encuentra a medio camino entre la casa prefabricada y la edificación tradicional, ya que sus piezas se manufacturan en una fábrica, mediante procedimientos de mecanizado, pero la edificación se realiza sobre el terreno, aunque con plazos de tiempo que nada tienen que ver con los de la construcción convencional.
El lugar de ensamblaje y la forma en que se monta la vivienda no son los únicos aspectos en los que se diferencian las casas prefabricadas y las industrializadas, ya que también en cuanto al diseño y las posibilidades de personalización se trata de conceptos muy distintos.
Cuando se adquiere una vivienda prefabricada no suelen existir posibilidades de personalización: se escoge entre los modelos prediseñados por el fabricante, y tampoco existen muchas opciones de elección de materiales o acabados. En el caso de que se deseen introducir cambios en esos modelos ya existentes, el coste suele ser elevado.
El portavoz de pisos.com, Ferran Font nos aclara que uno de los puntos a tener en cuenta es que debido al tipo de construcción las casas prefabricadas son menos flexibles encuanto a personalización se refiere, por lo que para su construcción no suelen tener en cuenta cuestiones como la orientación del inmueble, lo que va a suponer una menor eficiencia energética que la que permite la construcción industrializada.
Sin permitir todas las posibilidades que ofrece el diseño de una vivienda construida al modo tradicional, las casas industrializadas admiten una mayor personalización: el proyecto se realiza para ese inmueble en cuestión, teniendo en cuenta las necesidades del comprador y las características del terreno.
El diseño de viviendas industrializadas cuenta, sin embargo, con la limitación que suponen las piezas que se van a utilizar en su edificación; pero el cliente podrá elegir los acabados que desee, tanto en lo que se refiere a suelos, como pintura, azulejos o cualquier elemento de la casa.
Es difícil generalizar acerca de la calidad de las casas prefabricadas e industrializadas, ya que existen en el mercado tipologías muy diferentes. Lo que es seguro es que la calidad de la construcción tiene un reflejo en el precio de la vivienda.
Lo más común es que las viviendas industrializadas representen un ahorro con respecto a las casas de construcción tradicional, pero no excesivo. En cuanto a las casas prefabricadas, pueden encontrarse desde modelos muy económicos por debajo de los 30.000 euros hasta otras que pueden acercarse a los 200.000 euros.
En cualquier caso, ya se trate de una u otra tipología de vivienda, es conveniente desconfiar de ofertas con precios excesivamente económicos, que pueden esconder una baja calidad de los materiales o de los procesos de producción.
Por lo general, la producción en fábrica de las viviendas prefabricadas e industrializadas mediante procedimientos estandarizados asegura un mayor control en el proceso de construcción que el que se da en la edificación tradicional, que está más sujeta a factores humanos y a los inconvenientes que puedan surgir en la obra.
Ambas formas de construcción tienen la ventaja en relación con la edificación convencional de viviendas de que los plazos de los proyectos se reducen ostensiblemente: la producción y montaje de una casa prefabricada tiene habitualmente una duración de algo más de un mes, mientras que la fabricación de viviendas industrializadas puede llevar hasta tres meses.
En ambos casos, el montaje de la vivienda dura alrededor de un día, para lo que habrá que haber realizado la cimentación de la casa y la acometida de los suministros.
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