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ADOLFO LORENTE
Sábado, 3 de marzo 2018, 00:14
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BRUSELAS. Su anuncio de una inminente guerra comercial usando como rehenes los sectores del acero y el alumio estalló a última hora del jueves. Y este viernes Europa amaneció con sus bolsas tiritando, sus patronales indignadas y sus gobiernos clamando venganza a la espera de nuevos movimientos desde Washington. No fue el enésimo calentón de Donald Trump. El presidente de EE UU, vía Twitter -su particular arma de destrucción masiva-, disparó: «Las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar».
Pero la Europa de hoy no es la alicaída de 2016. Por eso, tras superar el batacazo del 'brexit', el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, anticipó la 'vendetta' europea. Lo hizo desde Alemania, el país del club que más sufriría: «No nos quedaremos de brazos cruzados si la industria y los empleos europeos se ven amenazados. Preparamos aranceles para los productos estadounidenses, incluidos Harley-Davidson, Bourbon y Levi's». El castigo podría rondar los 2.800 millones, según fuentes comunitarias.
«No nos temblará la mano», apunta un alto cargo comunitario. «Esto venía de lejos y lo esperábamos. Debemos marcar el terreno y actuar ya, advertir a Washington que la UE será contundente ante su afán proteccionista. Ahora es el acero, ¿pero qué será lo siguiente», reflexiona.
Trump firmará «la próxima semana» aranceles del 25 % y el 10% a las importaciones de acero y aluminio, respectivamente. También dijo que estarán vigentes «un largo periodo de tiempo» y, ojo, que afectarán a las importaciones «de algunos países». Por lo tanto, no todos.
De ahí la contundencia de Europa, que busca marcar el terreno antes. «Estamos a tiempo de que la UE se quede fuera de las medidas arancelarias», afirman las fuentes consultadas. Por eso habrá una ofensiva diplomática, tanto desde la UE como desde las grandes capitales.
La estrategia pasa por actuar siempre que Estados Unidos actúe. No dar, sólo devolver. La cifra que está sobre la mesa es de 2.800 millones, aunque la cuantía de las represalias no deja de ser teórica. El miércoles próximo el Colegio de Comisarios analizará la situación y actuará.
Sobre los productos castigados, la idea es que una tercera parte sea acero, otro tercio agrícolas y el último de tipo variado. Además, se establecerá una 'barrera de seguridad' para evitar que el acero que no importe EE UU llegue a la UE y distorsione el mercado. Eso sí, todo se hará de acuerdo con los Estados miembros y las patronales europeas, como Eurofer, para la que el proteccionismo «no puede ser la solución».
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