El economista Juan Torres López, en una imagen de archivo. Alfredo Aguilar

Entrevista. Juan Torres López

«La subida de tipos enriquece a bancos y rentistas y empobrece a empresas y familias»

El economista, que acaba de publicar 'Más difícil todavía' (Deusto), avisa de las causas estructurales de la inflación y del movimiento desigual en los precios que hará desaconsejable usar el promedio del IPC

Lunes, 27 de febrero 2023, 00:21

Juan Torres acaba de publicar 'Más difícil todavía' (Deusto). Una idea sobrevuela la obra: la de un posible colapso económico. «La situación es delicada; la ... economía tiene demasiadas fracturas estructurales», avisa el economista. «No quiere decir que se vaya a producir pasado mañana, sino que tenemos que ser conscientes del riesgo tan inmenso en que estamos inmersos», añade. Según la metáfora que usa, este vehículo con demasiadas piezas fallando y que circula por una carretera peligrosa está en manos de conductores con poca pericia, como han mostrado, valora, con la inflación, otro gran tema del libro.

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–La inflación, dice, no se debe sólo a la Covid-19 o a la guerra.

–La dificultad de esta inflación es justamente que no se debe a una causa específica y única, como había ocurrido en otros momentos, sino que es consecuencia de una confluencia de factores que hacen que sea tan difícil combatirla.

–No se anticipó la inflación. ¿También se yerra en cómo atajarla?

–Que se equivocaron al no verla venir es evidente. Se están equivocando en la determinación de sus causas. Se está aplicando un remedio, la subida de los tipos, que sería útil si la inflación estuviera motivada sólo por razones monetarias o por un exceso de demanda. Pero si además hay problemas de oferta y hay causas adicionales, la respuesta de los tipos no sirve. Ellos mismos dicen que la causa de la inflación es la guerra. Pero, ¿para qué subir tipos si el aumento de precios está ocasionado por el conflicto bélico?

–Hace poco se temía la deflación, que se combatía con tipos cero y liquidez. Ahora el enemigo es la inflación y hay quien echa la culpa de ésta a medidas previas expansivas de los bancos centrales.

–La inyección de dinero de los bancos centrales no ha llegado a la economía real, a los bolsillos de las familias o a las cuentas de las empresas. Se ha quedado en los balances de los bancos o ha ido a la compra de activos financieros o inmobiliarios. Por tanto, esa masiva inyección de liquidez no ha sido causa de la subida de precios. La inflación no sólo tiene causas, también tiene propósitos: cuando las cosas se ponen feas, hay empresas con poder de mercado y capacidad de subir precios sin perder clientela. Eso es en gran parte lo que ha pasado.

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«Cuando las cosas se ponen feas, hay empresas con poder de mercado y capacidad de subir precios sin perder clientela. Eso es en parte lo que ha pasado»

–¿Es partidario de controlar precios para mitigar la inflación?

–Los controles, si no se tiene capacidad de obrar completa, son problemáticos: unas veces funcionan, otras no, porque enfrente hay empresas con gran poder de mercado. Con los controles hay que actuar con pincel muy fino, inteligencia y precaución. Es verdad que en muchos momentos funcionan, como con la energía en España o en otros países con los alquileres o los alimentos. Pero la patología está provocada por causas plurales y no es inteligente actuar sólo sobre una de ellas.

–¿Se suben los tipos para contentar a los inversores que antes se quejaban de la rentabilidad cero?

–Desconozco la intención. Pero está claro que subir los tipos cuando la inflación está provocada por causas no sólo monetarias es imponer un sobrecoste innecesario a empresas y familias y dar un beneficio extraordinario a los bancos y a los capitales rentistas. La subida de los tipos enriquece a bancos y rentistas y empobrece a empresas y familias.

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–¿Impuestos para redistribuir y combatir la inflación?

–Tenemos dos problemas con los impuestos: hay una evasión bárbara y evade quien más tiene; y, además, la estructura fiscal actual responde a una realidad que no es la de nuestros días: las ganancias financieras prácticamente están a salvo de la fiscalidad y eso es una barbaridad porque son las principales fuentes de beneficio. El sistema fiscal pesa como una losa sobre quienes crean riqueza pero no se soporta en quienes ganan más dinero y dañan la creación de riqueza. Es una desgracia que el planteamiento sea si se suben más o menos los impuestos; lo que debería discutirse es una nueva forma de generar fiscalidad sobre la realidad actual.

–Apunta al cambio climático como causa estructural de la inflación.

–El cambio climático aumenta costes y mete presión alcista a los precios. Y la respuesta que hay que dar al cambio climático, sobre todo en el inicio, también es costosa. Ésta es una transición gravosa.

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–¿Entonces tendremos alta inflación durante más tiempo?

–Es posible que las subidas que se han producido no las volvamos a ver. Pero el nivel de precios se mantendrá elevado. Además, vamos a tener que acostumbrarnos a contemplar movimientos muy desiguales en los precios, muy asimétricos en el conjunto de la economía. No todas las subidas de precios son igual de peligrosas y trabajar con promedios, como normalmente trabaja la economía, creo que se está comprobando que es bastante inadecuado.

«Los salarios no son sólo costes, sino que son demanda: las subidas salariales mantienen la demanda»

–Estamos en pleno conflicto entre beneficios y salarios.

–Ese conflicto es inevitable. Pero hace falta encontrar fórmulas que permitan sacar adelante a empresas con beneficios y que no se debilite, no ya el bienestar de los trabajadores, sino incluso la propia economía: los salarios no son sólo costes, sino que es demanda; las subidas salariales mantienen la demanda. Hay que plantear los diferentes intereses, que no sólo son beneficios y salarios, sino también productividad, impuestos, gasto público en infraestructuras e innovación, que favorece a las empresas... O que las empresas del Ibex-35 deben en torno a 70.000 millones a las pequeñas y medianas que les proveen de bienes: es una factura grandísima y debería ser objeto de debate. Pero cuando una de las partes ha tomado ventaja en los últimos años, como las grandes compañías, es normal que quieran mantener ese estatus.

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–Participó en política, elaborando incluso algún programa electoral. ¿Cómo ve el modo en que se reconfigura la izquierda?

–Hace un tiempo que no sé muy bien quiénes son los míos. Pero yo creo que en todo el espectro político hay mucha confusión, mucho cortoplacismo y carencia de proyecto de país. Y es una pena, porque España tiene unas condiciones inmejorables para salir fortalecida de la crisis; no en vano, estamos haciendo frente a los problemas con un éxito que nadie había aventurado: ahí están las cifras más bajas de inflación de la eurozona o la creación de empleo. Es una pena que sea tan difícil alcanzar pactos de Estado. Cuando no somos capaces de encontrar ese espacio de bien común, los países se resienten mucho.

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