Pilar Mendoza: «El problema no está en las pensiones, está en lo poco que cobran los jóvenes»
«El precio de la vida está subiendo de manera desbocada», defiende que las revalorizaciones en 2023 se hagan en función del IPC
Matías Stuber
Lunes, 18 de abril 2022, 00:22
Pilar Mendoza (Málaga, 1956) empezó a trabajar cuando tenía 14. Hace un año se jubiló y desde entonces lucha por el nuevo colectivo al que ... pertenece en Pensionistas en Acción. Ejerce de portavoz y atiende a SUR para conocer las reivindicaciones de los jubilados, ahora que algunas voces sugieren que no se puede ligar las pensiones a un IPC desbocado por la inflación. .
–¿Cuántos años tiene y desde cuándo es pensionista?
–Yo tengo ahora 65 y voy a cumplir 66 dentro de poco. Soy pensionista desde el año pasado.
–¿Cómo lleva el envejecimiento?
–No se lleva muy bien. Porque te sientes de alguna forma desplazada y desvinculada a nivel social. El hecho de que cumplas ciertos años hace que parezca que tu opinión ya no valga mucho. Es un sentimiento que recojo a nivel general y que creo que representa una gran injusticia.
–Algunas voces dicen que los pensionistas son un colectivo privilegiado. ¿Está de acuerdo?
–Escuchar esas cosas me produce vergüenza. La misma que sentí cuando el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, argumentó la carga que supondría revalorizar las pensiones de los mayores en función al IPC. En un país que a tiene a muchos de sus mayores cobrando unos 400 euros. Mira, el tramo de los pensionistas que cobraba en el 2011 los 826 euros, ahora han conseguido con la última subida llegar a los 900. Después de más de once años. Cuando esas personas se jubilaron, el salario mínimo estaba en 641 euros. Es decir, esos pensionistas se jubilaron estando 200 euros por encima del salario mínimo. Ahora, están 100 euros por debajo.
–A principios de año, las pensiones se han revalorizado en un 2,5%. ¿Cómo valora la política de pensiones del actual Gobierno?
–Yo creo que el Gobierno nos ha engañado. En el acuerdo de coalición con Podemos se había precisado revalorizar las pensiones según el IPC real, que hubiera sido entonces el 5%. Después de once años de pérdidas de poder adquisitivo, que te suban el IPC medio, la verdad es que nos deja un poco fríos. Es la mayor subida de las pensiones, pero hay que tener en cuenta desde dónde venimos. Insisto, venimos de once años de pérdida de poder adquisitivo.
–¿Cree que las pensiones se deben revalorizar también en 2023, aunque el IPC esté disparado? La factura para el Estado puede salir muy cara.
–Por supuesto. Ahí nos mantenemos firmes. ¿Un país que no mire por sus mayores qué país es? El precio de la vida está subiendo de manera desbocada, por lo que las pensiones no se pueden quedar estancadas. Hundiría a muchos pensionistas en la miseria. Hablamos de gente que ha ayudado a levantar este país. No puede ser que ahora se nos considere como una carga.
–El avance de la sociedad siempre nos ha sugerido que los hijos deben vivir mejor que los padres. Muchos jóvenes sienten que ese orden se ha invertido. ¿Cómo lo ve usted?
–La situación de los jóvenes es lamentable. No se les ofrece horizonte. Cuando yo empecé a trabajar con 14 años, era indefinida. Después fui cambiando de trabajo y siempre con opción de avanzar y levantar cabeza. Los jóvenes de entonces nos pudimos comprar nuestra vivienda. Hoy los jóvenes no pueden. Terminan sus estudios y entre el máster y el doctorado terminan cerca de los treinta. Yo con esa edad ya tenía una hipoteca. ¿Qué futuro tienen ahora los jóvenes?
–¿Siente que a veces se trata de confrontar a los jóvenes con los pensionistas?
–Más que confrontar a los jóvenes con los pensionistas, yo creo que se confronta el porvenir de la ciudadanía en general con los mayores como si fueran una auténtica carga. Cuando las pensiones que estamos cobrando hoy son el resultado de lo que hemos estado cotizando. Es un dinero nuestro, que hemos ido aportando al Estado.
–Pero hay muchas pensiones superan las nóminas que cobran los jóvenes. ¿Es sostenible?
–La caja de las pensiones ha tenido siempre un superávit. El problema es que se ha utilizado para atender otros gastos. Las persones que están cobrando buenas pensiones es porque se lo han ganado. El problema no está en revalorizar las pensiones, está en lo poco que cobran los jóvenes.
–¿Siente que a veces se les mira como si fueran un simple objeto de gasto?
–Totalmente. Hay parte de la sociedad que no nos ve como válidos. La política está totalmente deshumanizada en este sentido.
–La edad de jubilación se va retrasando cada vez más. ¿Es necesario o estamos dando pasos atrás en derechos conquistados?
–No tiene sentido alguno con las tasas de paro juvenil que tenemos. ¿Por qué se les obliga a seguir a personas que podrían estar disfrutando de su jubilación impidiendo, además, que los jóvenes ocupen esos puestos? Claro que estamos dando pasos atrás en derechos conquistados.
–Hablemos de brecha digital. ¿Cómo y en qué aspectos de la vida afecta más a las personas mayores?
–Nos exigen para cualquier trámite que hagamos una serie de funciones que les corresponderían, en muchos casos, a personas que han echado a la calle. La pandemia ha dado el empujón para despojar a muchos trabajadores de sus puestos. Y no solo es la banca. Si va a Hacienda, por ejemplo, no hay manera de que te atiendan sin cita previa. La inmensa mayoría de personas mayores no sabe manejarse con el ordenador.
–Los bancos se han abrazado de lleno a las gestiones telemáticas. Cada vez cierran más oficinas. ¿Qué está provocando esto en su colectivo?
–Que haya pensionistas que no puedan disponer de su dinero cuando lo estimen.
–¿Cree que los pensionistas ejercen una influencia desmedida porque los partidos políticos están interesados en atraer el voto?
–A mí me encantaría que eso fuera así y que utilizaran nuestras reivindicaciones y las lleven a la práctica. Pero no lo es.
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