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Tormenta en un parque eólico. JesÚs Diges / efe
Parálisis de centrales: del órdago nuclear a la realidad en las eólicas

Parálisis de centrales: del órdago nuclear a la realidad en las eólicas

Parte de las compañías se quejan de que el precio que pagan en algunos tramos es más caro de lo que les cuesta entrar al sistema

J. M. CAMARERO

Domingo, 10 de octubre 2021, 00:01

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madrid. ¿Alguien podía imaginar que las centrales eléctricas pudieran llegar a parar su producción en pleno siglo XXI? La crisis energética ha puesto sobre la mesa una mera posibilidad que hasta ahora nadie se había planteado. Ocurrió lo mismo con la pandemia: solo en grandes películas el mundo conseguía paralizarse por completo. Pero la espiral de precios en la que se mueve el gas y el petróleo ha comenzado a levantar ampollas en un mercado tan sensible como el de la energía.

La primera advertencia llegó de la mano de las centrales nucleares. La organización que engloba estas plantas (Foro Nuclear) emitió un comunicado a mediados de septiembre en el que expresaba su rechazo al proyecto de ley sobre la retribución del CO2 no emitido del mercado eléctrico y al decreto-ley aprobado en el Consejo de Ministros para reducir el precio de la luz. Según dijo, su aplicación podría derivar «en el cese de la actividad de todo el parque nuclear». ¿Órdago? ¿Realidad? En cualquier caso, las alarmas se encendieron. Aunque no será hasta 2035 cuando se clausure el último reactor nuclear de los siete que tiene España.

Más allá del anuncio, apenas tres semanas después llegó la realidad. Una parte de la energía eólica y la fotovoltaica estuvo más de la mitad del domingo pasado sin producir por el efecto del plan de choque aprobado por el Gobierno. Estos dos tipos de renovable, que es la que pretende impulsar el Ejecutivo en el marco del Plan de Energía y Clima, registraron más de trece horas sin producir aquel día. Los responsables alegan que no podían casar oferta y demanda con unos precios que bajaron el fin de semana, pero por los que esas tecnologías debían pagar más por las medidas del Ejecutivo.

Cualquier central necesita autorización de Red Eléctrica para poder parar su producción de forma autónoma

Las inversiones, a la espera

El director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), Juan Virgilio Márquez, sostiene que con ese decreto en vigor «hay un conjunto de parques que han tenido que cambiar su modo de operación porque tenían que pagar la tasa; y si no, estarían operando a pérdidas». Por eso, en algunos momentos algunas plantas no han aportado electricidad. También recuerda que la norma «aplica una tasa al coste que está habiendo en cada momento y genera incertidumbre que hace que la promoción se paralice y se valoren las consecuencias finales». «Hasta ahora teníamos una velocidad de crucero muy buena en las inversiones previstas, pero ahora se paralizan y frenan», señala.

Por su parte, José María González Moya, director general de APPA Renovables, recuerda que «una medida como esta pone de uñas a los inversores y a la vez se ponen en alerta». «Todos quieren ayuda en el proceso de transición energética», indica. Al mismo tiempo, González Moya recuerda que «una instalación no puede parar cuando le de la gana». Porque para paralizar la producción se necesita una autorización del operador del sistema, esto es, de REE.

Lo que sí están parando, o se lo están pensando, son algunas grandes industrias por los elevados costes eléctricos. «Desde hace un par de semanas he tenido conocimiento de que varias empresas están reduciendo producción», indicaba esta semana Fernando Soto, director general de AEGE (Asociación de Empresas con gran consumo de energía). «Los altos precios de la energía no dejan continuar la actividad en España», añade a la espera de alguna solución para el sector.

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