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Diez claves para entender tu nueva factura de la luz: Conceptos que el consumidor debe tener en cuenta para evitar despilfarros económicos y energéticos a partir de enero de 2020

Diez claves para entender tu nueva factura de la luz, aún más complicada

Conceptos que el consumidor debe tener en cuenta para evitar despilfarros económicos y energéticos a partir de enero de 2020

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Domingo, 22 de septiembre 2019, 00:07

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A partir de enero se avecinan numerosos cambios en la factura eléctrica: pero el deseo de una rebaja en los importes que pagan los consumidores todos los meses, o la mera comprensión del recibo que llega a casa, puede quedarse en una decepción generalizada. Razones hay de sobra para no elevar demasiado el optimismo en uno de los gastos familiares que más tensiones crean en la sociedad y la política.

Cada vez que un organismo público propone una medida para cambiar la tarifa de la luz se abren esperanzas para los 26,5 millones de consumidores domésticos que siguen sin comprender cómo, cuánto y por qué pagan, por ejemplo, 60, 70 u 80 euros a su compañía. Es incomprensible, plagada de conceptos técnicos ajenos al día a día del usuario, y con cargos e impuestos directos, o escondidos. «Se trata de un documento que nunca se ha entendido», explica Ramón López, gerente del Grupo ASE. Y tras los cambios que se introduzcan a partir de 2020 «va a ser más de lo mismo», aunque «la intención inicial pueda ser buena».

El 1 de enero es la fecha en la que entrará en vigor un nuevo sistema de retribución para las compañías de electricidad y gas, esto es, la parte de la factura con la que se les paga las actividades de distribución y transporte desde las centrales hasta cada hogar, cuyo peso es de un tercio sobre el total. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha propuesto cambios con los que calcula que los peajes (la parte fija del recibo) caigan hasta un 7%... a repartir en los próximos seis años. Esto es, un ahorro medio de dos o tres euros al mes. Aunque cualquier rebaja de la factura es bien recibida, la ilusión de los anuncios deriva en frustración.

Ocurre casi lo mismo cuando Competencia anuncia hasta seis nuevos periodos horarios de facturación por día, para que cada familia adapte su consumo a los tramos más baratos (fundamentalmente a partir de las 22:00 horas y toda la noche). Se ahorraría, sí, pero al final no se trata de cantidades irrelevantes. «Todo lo que implique simplificar está bien pensado», sostiene Francisco Valverde, ingeniero de Telecomunicaciones experto en el mercado eléctrico. Pero considera que los peajes tienen un peso «brutal», lo que provoca que «por muchos esfuerzos que haga un hogar no va a lograr ahorrar mucho más».

Las eléctricas creen que el recibo resultará muy complejo para un consumidor que ya está aturdido con el modelo actual

Tanto el Ministerio de Transición Ecológica como las compañías han presentado sus alegaciones a las circulares propuestas por la CNMC para cambiar el recibo a partir de 2020. En el caso del Gobierno, no quieren que el resultado de la normativa conlleve a un recibo aún más complicado de lo que ya es y que el ahorro prometido defraude. El problema es que un 35% de los ciudadanos no saben qué tarifa tienen contratada; otro 20% no puede interpretar su factura; una buena parte, desconoce las opciones alternativas; y para colmo en muchos casos han firmado contratos tras la visita de un comercial que ahora se tornan en problemáticos.

Una de las medidas más importantes propuestas por la CNMC será el nuevo peso que tendrán los costes fijos de la factura. Esta es una de las cuestiones que más revuelven a la ciudadanía. ¿Cuántas veces habrán escuchado el 'aunque no encienda la luz, ya pago de mínimo 25 euros'? Es la parte del recibo más complejo. Competencia propone, además, que se puedan contratar dos tipos de potencia, según el uso de la luz, lo que complica aún más el recibo. Con todo ese fijo se pagan los gastos relacionados con las actividades de transporte y distribución de la electricidad; pero en esa cantidad también se incluyen otros costes indirectamente relacionados con la luz como los incentivos a las renovables en la etapa de la burbuja, el déficit generado por el sistema desde hace tres décadas, el coste de los residuos o la insularidad, entre otros conceptos. Ante este cúmulo de variables, que no se expresan en las facturas, el director del programa 'Liderazgo Público en Emprendimiento e Innovación de Deusto Business School, Juan Moscoso del Prado, defiende que «el consumidor debe saber bien qué es lo que está pagando» y apuesta por «extraer conceptos de la factura eléctrica y que se financien por otras vías», como los Presupuestos.

Mínimo control del consumo

La parte de la factura sobre la que el consumidor sí tiene algo más de capacidad de decisión es la relativa al consumo de luz, pero solo representa un tercio de todo lo que se paga en el recibo. La CNMC ha propuesto seis grandes tramos horarios de precios (los más baratos, en las noches y madrugadas; los estables, a mediodía; y los más caros a última hora de la tarde). Pero en sus alegaciones a esta propuesta, la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) -donde se integran Iberdrola, Endesa, Naturgy, Viesgo y EDP- ha pedido simplificar a tres los periodos horarios para los consumidores domésticos. Porque la idea de los seis tramos, indica la organización, supone «una elevada complejidad» a la que solo están adaptados los grandes clientes, como la industria, que ya se rige por este sistema horario.

El precio diario del mercado es el que condiciona el coste de la energía de las facturas. Pero solo lo hace en el caso de quienes tienen contratado el PVPC (precio regulado), unos 11 millones de hogares, frente a otros 14 millones con 'packs' fijos. En el caso del PVPC, los cambios que experimente en un determinado día «no le repercuten tanto al final en su factura», explica Francisco Valverde. Porque solo cambian una parte pequeña de todo el recibo.

Fuentes del sector energético apuntan que públicamente se exponen «ajustes muy finos» de la factura, pero que lo que está en juego, en realidad, son miles de millones de euros que van a parar a retribuir las actividades de distribución y transporte. Las estimaciones indican que el dinero que sale de la factura y que reciben las compañías se reduciría casi un 7% en el caso de la electricidad. «Y los costes son los mismos», apuntan en el sector, donde anticipan, si nada cambia, el incremento de otros conceptos para mantener la estabilidad financiera del sistema eléctrico.

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