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SALVADOR ARROYO
Martes, 4 de diciembre 2018, 00:02
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bruselas. Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona llevarán a la mesa de los jefes de Estado y de Gobierno, en la cumbre que se celebrará la próxima semana, un acuerdo de mínimos para reforzar la moneda única. La propuesta es lo suficientemente modesta como para concluir que no responde a las expectativas que se crearon en junio, cuando se dio una nueva oportunidad a un proyecto que ya iba con retraso. El resultado es una «base», como la definieron ayer los representantes de varios estados miembros -entre ellos la ministra Nadia Calviño-, con la que trasladar una sensación irreal de desbloqueo.
Los acuerdos se circunscriben al MEDE, el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Y podría decirse que no son nuevos. Puesto que son los únicos que han venido marcados por el mayor consenso. Esta herramienta, que se creó hace siete años para dar más solidez al mercado financiero, se reforzaría como vigía de las economías nacionales en una coordinación con la Comisión Europea.
El MEDE, además, proporcionaría un cortafuegos en forma de línea de ayuda -en junio del pasado año se valoró una dotación cercana a los 60.000 millones de euros- para socios que puedan verse asfixiados cuando tengan que buscar crédito en los mercados. Y a la reducida lista de pactos se suma también una solución de emergencia para el Fondo Único de Resolución -creado para responder a las situaciones de quiebra bancarias-, que se plantea como una especie de paraguas para que el contribuyente no cargue con las consecuencias de un desplome.
«La reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), como instrumento de prevención de crisis; dar más credibilidad a la resolución bancaria en Europa; y discutir la posibilidad de una capacidad fiscal a nivel de la Eurozona». Esos eran los tres retos planteados por Mario Centeno, presidente del Eurogrupo, antes de iniciarse la reunión en Bruselas. En los dos últimos el atasco no ha permitido dar pasos largos. Así, por ejemplo, el Sistema Europeo de Garantía de Depósitos -pilar clave de la futura unión bancaria- continúa topándose con las reticencias de varios países. Son los que se agrupan bajo la denominación de 'Nueva Liga Hanseática' (Holanda, Suecia, Dinamarca, Finlandia, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia e incluso Irlanda), que no quieren abrir el grifo. Tampoco parecen dispuestos a endosar el proyecto planteado por el eje franco-alemán de dotar a la zona euro de un presupuesto propio, que persigue más convergencia de las economías de los diecinueve. El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, habla ahora de «un consenso cada vez mayor». Pero nada más. La cuestión seguirá en 2019.
El Eurogrupo también valoró las conclusiones de la Comisión Europea sobre los borradores presupuestarios de los socios. El de Italia, el más controvertido, tiene desde la pasada semana el 'ok' de las capitales al procedimiento por déficit excesivo. El Ejecutivo comunitario ha de dar el paso. Pero el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, hablaba ayer de «progresos» y «mejor disponibilidad» del Gobierno de Roma para reconducir la situación.
«Es importante una armonización desde ya, para que todos aquellos países que quieran introducirlo antes de esa fecha tengan un modelo que evite distorsiones». Nadia Calviño defenderá hoy ante sus colegas la necesidad de fijar unas pautas europeas, a fin de que España pueda aplicar la carga impositiva del 3% a las grandes plataformas digitales.
Su postura es la de Francia, pero la conocida como 'tasa Google' está bloqueada por la negativa de Irlanda o los países nórdicos y la dilación de Alemania. En paralelo se trabaja desde la OCDE en un marco internacional que no llegaría hasta 2022.
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