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Los expertos, durante la Mesa Técnica sobre Responsabilidad Social Corporativa que se celebró ayer en Diario SUR. Ñito Salas
Mesa Técnica sobre Responsabilidad Social Corporativa en Diario SUR

La responsabilidad social, el camino para el éxito de la empresa a largo plazo

Expertos de la CEM, Mercadona, San Telmo y la UMA analizan cómo construir compañías sostenibles en un debate organizado por SUR

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Miércoles, 1 de agosto 2018, 01:03

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Hay innumerables definiciones académicas de la responsabilidad social corporativa o empresarial. Se trata de un tema en auge en la última década, así que se han publicado numerosos estudios, manuales y códigos de buenas prácticas. Una de las más aceptadas es la que la dibuja como una forma de gestionar las empresas u organizaciones basada en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medio ambiente y sociedad en general. Pero para entender la importancia real de este concepto resulta quizá más reveladora la interpretación que hace del mismo una empresa como Mercadona: «Es el camino para convertirnos en una empresa que la sociedad quiera que exista y, por tanto, para persistir a largo plazo». Así lo resumía Adela Torres, gerente de Responsabilidad Social de la citada cadena de supermercados, en la Mesa Técnica sobre Responsabilidad Social Corporativa organizada ayer en Diario SUR.

Junto a ella participaron en el debate otros expertos en este tema procedentes de diferentes ámbitos: Natalia Sánchez, vicepresidenta ejecutiva y secretaria general de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM); José Luis García del Pueyo, profesor del Área de Dirección Comercial y de Canales del Instituto Internacional San Telmo; Cristina Quintana, directora de la Cátedra Santander de RSC de la Universidad de Málaga; y Carlos Ángel Benavides, catedrático en la Escuela de Ingenierías Industriales de la UMA e investigador experto en esta materia. El director de SUR, Manuel Castillo, ejerció de moderador en este encuentro.

Los expertos coincidieron con la representante de Mercadona en esta manera de entender la responsabilidad social como el camino para que una empresa perdure en el tiempo. Y es que además del indudable componente ético que hay tras este concepto también hay una voluntad de «ir en consonancia con las tendencias y las preocupaciones de la sociedad», como explicó García del Pueyo, quien además lanzó una definición todavía más simplificada de la RSE: «Ser bueno compensa».

La RSC no se puede hacer «ni por decreto» ni «por postureo», sino por convencimiento

El profesor de San Telmo rechazó de plano dos concepciones erróneas que suelen asociarse con la responsabilidad social corporativa. Una es la que tienen algunos políticos que intentan «imponer la RSC por la vía del decreto ley». Y es que la responsabilidad social, por su propia naturaleza, debe ser voluntaria y nacer del convencimiento de la empresa. Y la otra es la «responsabilidad social cosmética» que algunas compañías practican, donde detrás de la «apariencia» y el «postureo» no hay un verdadero compromiso. «La palabra clave es coherencia», apuntó. Adela Torres criticó que esa actitud cosmética «es perjudicial» y reivindicó la política de Mercadona, basada en «hechos y no palabras».

Para Torres, cualquier empresa que quiera pervivir a largo plazo debe buscar ser beneficiosa para la sociedad. Por eso, para Mercadona la RSC «es un tema que ya se gestionaba antes de que se pusiera de moda». La política de la compañía se basa en tener siempre satisfechos a los cinco «componentes de la empresa» o grupos de interés, que son, por este orden, clientes, empleados, proveedores, sociedad y capital. «Todos son igual de importantes pero hay un orden secuencial: se empieza por el cliente, sin el cual no existiríamos, y se acaba por el capital», explicó. «Este modelo no ha cambiado en esencia desde nuestros inicios, pero se está adaptando continuamente a nuevos retos sociales, medioambientales, laborales...», añadió. Un ejemplo reciente ha sido la alarma social relacionada con el aceite de palma: la compañía reaccionó con rapidez modificando la composición de varios productos para eliminar dicho ingrediente, y para que eso fuera posible resultó determinante la estrecha relación que ha construido con sus proveedores.

García del Pueyo lanzó el concepto de «creación del valor compartido» como la «evolución natural» de la responsabilidad social y citó a Nestlé como ejemplo de compañía que ha basado su estrategia empresarial en esta visión. Por su parte, Natalia Sánchez destacó que la «sucesión lógica» de la RSC pasa por la alineación de las empresas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, también conocidos como Objetivos Mundiales.

El Foro de Empresas Socialmente Responsables de Málaga tiene ya 43 miembros

Los expertos coincidieron en admitir que todavía queda mucho camino por recorrer para que la responsabilidad social cale de verdad en el tejido empresarial más allá de las grandes compañías cotizadas. Y esto es particularmente complejo en una tierra de pymes y micropymes, como es Andalucía. Aunque se pueden encontrar valiosas iniciativas en la provincia de Málaga, entre las cuales hay que resaltar el esfuerzo desarrollado la CEM en la última década para trasladar los retos de la RSE al terreno de la pyme, lo cierto es que es un tema que sigue mayoritariamente «vinculado a una elite», según admitió Cristina Quintana. «Se han hecho avances, pero queda mucho por hacer, ya que muchas pymes todavía no saben ni lo que es», afirmó. Precisamente la Cátedra Santander de RSC nació con el objetivo de fomentar «la investigación, la formación y la transferencia del conocimiento» ligada a estas políticas. Y en lo que más hay que incidir, en su opinión, es «en la formación y en la transferencia» para «llevar a la calle este debate».

Natalia Sánchez admitió que la RSC es todavía una asignatura pendiente para muchas pymes que están «preocupadas por la pura supervivencia», pero quiso romper una lanza por el tejido empresarial malagueño, que a su juicio «es muy receptivo» respecto a estos temas. «Tenemos un ejercicio más desarrollado en esta materia que otros territorios, aunque quede mucho trabajo por hacer», reivindicó. En este sentido, recordó que ya en 2007 la CEM empezó a dar pasos, con la creación de una guía de RSE para pymes. Siguió la creación de una oficina provincial y unos premios anuales dedicados a este tema. Ya en 2013 se creó el Foro de Empresas Socialmente Responsables de Málaga, que a día de hoy tiene 43 miembros y es «muy activo».

Empresas más sensibles

Para Sánchez, la responsabilidad social «se ha fortalecido en tiempos de dificultad» y las empresas surgidas de la crisis son «especialmente sensibles con su entorno social». «Al margen de luchar por la supervivencia, hay en ellas una intención de construir empresa de forma diferente, consciente, responsable», reivindicó. García del Pueyo le dio la razón: «Las empresas hoy están más implicadas en la sociedad que hace unos años, tanto las grandes como las pequeñas».

¿Cómo conseguir avanzar en el reto de que las pymes conozcan la RSE? Manuel Castillo destacó que, «como en tantas ocasiones, terminamos concluyendo que la clave está en la formación». Siguen siendo necesarias iniciativas dirigidas a difundir qué es la responsabilidad social y cómo integrarla en la gestión de una compañía. «Hay muchas empresas que hacen RSE y no lo saben», recordó el director de SUR. En este sentido, la Universidad asume su papel. Carlos Benavides afirmó que la difusión de estas políticas forma parte de lo que se considera «la tercera misión de la Universidad», que no es otra que el «compromiso con la sociedad».

Para la vicepresidenta ejecutiva de la patronal malagueña, es más fácil recorrer este camino «en cooperación con otras empresas y agentes sociales», especialmente para las pymes. Por eso apostó por seguir tendiendo puentes entre instituciones públicas y privadas.

«La UMA ha sido pionera en incorporar la RSC a su gestión»

La Universidad de Málaga ha sido «pionera» en incorporar la responsabilidad social corporativa a su gestión, según destacó ayer Carlos Ángel Benavides, catedrático de la UMA e investigador con vasta experiencia en este campo. «Ya en 2006, la entonces rectora firmó la adhesión de la institución al Pacto de Naciones Unidas y en 2008 se creó un vicerrectorado de RSC, uno de los primeros de España», afirmó. Para Benavides, la aplicación de estos principios a la UMA como institución ha significado un «gran ejercicio de transparencia» cara al funcionamiento interno.

Pero esta apuesta por la responsabilidad social tiene también necesariamente una acción hacia el exterior. Para Benavides, «se viene hablando de RSC desde hace una década, pero ya en los años 30 Ortega dijo que la Universidad, aparte de sus dos funciones primigenias –el avance de la ciencia y la formación de profesionales– tiene una tercera función: el compromiso con la sociedad y con su tiempo». En este sentido, afirmó que el 48% de las universidades españolas tienen integrada en su gestión la RSC y otro 48% no la tienen institucionalizada, pero sí desarrollan acciones de RSC.

Precisamente el fomento de la vocación emprendedora es una de las misiones sociales por las que más claramente ha apostado la UMA. «Hemos contribuido a un cambio de cultura en el alumnado: antes la inmensa mayoría quería ser funcionario y ahora hay un número considerable que aspiran a ser empresarios», explicó Cristina Quintana, directora de la Cátedra Santander de Responsabilidad Social Corporativa de la Universidad de Málaga, que se creó en 2012 con el objetivo de «desarrollar actividades de formación, investigación y transferencia de resultados a la comunidad empresarial y universitaria sobre aspectos relacionados con los tres ámbitos de la RSC: económico, social y ambiental». Entre estas actividades figuran un premio de investigación de ámbito latinoamericano, un curso de verano y numerosas colaboraciones con empresas. «La RSC tiene un carácter transversal y todos los agentes, públicos y privados, tenemos que actuar en cooperación», resumió su directora.

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