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Martes, 11 de diciembre 2018, 00:10
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Es difícil encontrar un sector comercial que no se haya visto afectado en mayor o menor medida por la revolución digital. Desde la forma de coger un taxi hasta la compra de una vivienda, la web, las aplicaciones móviles y el acceso rápido a la información han transformado la forma en la que las sociedades consumen, afectando en mayor medida a los negocios de todas las ramas. No obstante, el mundo web lleva incidiendo durante años de una forma muy directa en el sector de la venta de instrumentos, tanto que sus miembros hablan de una transformación radical en la forma de relacionarse con los clientes.
El comercio 'on line' tiene dos vertientes claras en el sector musical: por un lado, ha igualado las oportunidades a la hora de vender a través de las páginas de los comercios. Por otro, una pequeña tienda de barrio tiene que competir en precio y eficiencia contra los gigantes digitales que han irrumpido en el sector, como la marca alemana Thomann, con miles de metros cuadrados para logística y cientos de empleados que atienden al consumidor en segundos.
Los precios ofrecidos por estos 'grandes almacenes' son, como es habitual en las empresas que trabajan con grandes cantidades del mismo género, infinitamente más bajos que los que manejaban los pequeños comercios antes de la irrupción de la compra a través de internet. Así lo explica Francisco Machuca, propietario de Musical ADN, con una tienda en el centro de Málaga y otras dos en Fuengirola. «Cuando el cliente entra por la puerta lo hace con el móvil en la mano y el producto que quiere en la pantalla, estamos obligados a igualar los precios». Esto ha llevado a que los distribuidores y los vendedores reduzcan los márgenes «de forma radical». «Antes jugábamos con un 30%, ahora es del 10% o incluso menos».
En Organigrama, una de las tiendas veteranas del centro, el encargado Pepe Cañete explica que la competencia marca el día a día del sector: «El cambio ha sido radical, o te adaptas o mueres, el 60% de las tiendas ha cerrado en toda España y el restante cerrará si no se adapta». Para mantenerse a flote, han tenido que modificar «completamente» su forma de trabajar, tanto que de ser una tienda de barrio Organigrama vende en toda Europa. «Te vale lo mismo estar en calle Larios o en El Viso, la venta presencial ha caído en picado», apunta. Una gran parte de los esfuerzos se invierten en la página web, que está engrasada al máximo en términos de posicionamiento para llegar al cliente de la forma más eficiente. «Hay que competir primero ofreciendo productos que otros no tienen y segundo en precio, todo el mundo compara antes de comprar, es una competencia feroz».
Para que esta 'lucha' sea justa, son las marcas las que se afanan en mantener en la medida de lo posible una relación sana con las tiendas, porque, según Cañete, «no quieren perder su tejido de comercios tradicionales para no quedarse en manos de Amazon o Thomann».
Unión Musical Málaga, perteneciente a un grupo nacional de 17 establecimientos, cerró hace dos años, según explican a SUR desde la sede central en Barcelona, aunque no precisan las causas de este ejemplo de lo que representa perder la batalla contra la volatilidad de los precios en la web. Sin embargo, existen casos en los que manteniendo el formato tradicional se mantiene, como en BPM, de Rincón de la Victoria, donde no se plantean saltar al mundo digital. «Nos hemos hecho un hueco aquí y de momento nos mantenemos con la venta personal», explica el propietario, Sergio Arbizu. «Después de seis años no hay otra clave que prestar un buen servicio y mostrar confianza», añade para explicar el porqué de su buen estado de salud.
Era el margen con el que muchos miembros del sector contaban a la hora de vender sus productos antes de la irrupción del mercado digital.
La bajada de precios para equipararse a los gigantes de la venta 'on line', como la alemana Thomann, ha llevado el margen de muchos productos a menos de un 10% para que los negocios físicos sean competitivos.
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