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La llegada de Donald Trump al poder en Estados Unidos no es una buena noticia para los exportadores malagueños, que temen el endurecimiento de los aranceles ya existentes (como los de la aceituna de mesa, que impuso en su anterior mandato) y la creación de ... otros nuevos. Las empresas de la provincia que más negocios tienen con Estados Unidos esperan con desasosiego a ver cuáles de las múltiples amenazas que ha proferido el nuevo presidente dentro del ámbito del comercio internacional se cumplen. Ha llegado a decir que quiere imponer un 10% de penalización a cualquier producto que entre en su país, pero también lanzó ayer una confusa amenaza sobre España -incluyéndolo erróneamente entre el grupo de países BRICS, a los que ha amenazado con aranceles del 100%-. Lo más inmediato parece ser el 25% que va a imponer a Canadá y México, aunque teniendo en cuenta su carácter imprevisible, puede esperarse cualquier cosa. Lo que está claro es que Trump viene dispuesto a aumentar el proteccionismo sobre el mercado americano.
«Nos tiene en vilo», reconoce el presidente de la patronal agraria Asaja Málaga, Baldomero Bellido. «En todo el ámbito comercial internacional hay incertidumbre porque no se sabe por dónde va a tirar este señor. Ha lanzado muchos dardos y alguno llegará a su destino, aunque no creo que vaya a poner aranceles a todo el mundo», reflexiona. El problema, añade, es que además España tuvo ya una mala experiencia con su primer mandato, cuando el republicano impuso aranceles a la aceituna negra de mesa y al aceite de oliva españoles, mientras países como Portugal, Italia o Grecia se libraban.
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«El del aceite de oliva se quitó cuando llegó Biden pero el de la aceituna de mesa ha seguido, a pesar de que está declarado ilegítimo por la Organización Mundial del Comercio. Poner un arancel es fácil, pero quitarlo es complicado», reflexiona Bellido, que lamenta que los productos agrarios sean «el eslabón débil» en el comercio internacional. «Somos los que pagamos las guerras comerciales que se abren por otros asuntos», afirma.
Actualmente EE UU es el cuarto destino de las exportaciones malagueñas por detrás de Francia, Italia y Portugal. Entre enero y noviembre de 2024 (diciembre aún no está en las estadísticas), las 705 empresas de la provincia que realizaron operaciones comerciales con el país de ultramar sumaron ventas por valor de 292 millones de euros en el país de ultramar, lo que supone un 30,7% de aumento respecto a todo el ejercicio completod 2023. Esa abultada cifra descansa en casi un 80% en un solo producto: el aceite de oliva. Precisamente el aumento de producción de esta última campaña oleícola es la causa del fuerte incremento de las exportaciones a Estados Unidos que se ha registrado 2024: el aceite de oliva ha pasado de generar 168 millones de euros a 225.
Hay que recordar que España consiguió, hace dos años, destronar a Italia como mayor vendedor de aceite de oliva en Estados Unidos. Fue todo un logro para la autoestima exportadora patria, teniendo en cuenta que Italia es el país que los americanos tienen ligado al oro líquido en su imaginario colectivo. El crecimiento de ventas de aceite español en dicho país ha sido espectacular en los últimos años y buena parte de la culpa la tiene una empresa malagueña: Dcoop, que gracias a su inteligente alianza con la empresa americana Pompei cuenta con plantas envasadoras en EE UU y con marcas líderes bajo las que vende el producto que lleva a granel desde España.
Dcoop, principal exportador malagueño a EE UU con diferencia, adopta una actitud cauta. «Estamos a la expectativa, lógicamente preocupados porque hay un riesgo grande de que EE UU imponga nuevos aranceles pero no hay que adelantar acontecimientos: habrá que esperar a ver qué medidas se concretan en los próximos meses», apunta Esteban Carnero, responsable de relaciones corporativas del que es el mayor productor de aceite de oliva del mundo.
Dcoop exportó en 2023 productos a EE UU por valor de 170 millones de euros, lo que equivale a un 12% de su facturación total, aproximadamente. La inmensa mayoría de esta cifra la aporta el aceite, por volumen y precio. También exporta aceituna de mesa (aunque las ventas han caído mucho desde la imposición de aranceles en 2018) y, en menor medida, vino. El impacto para Dcoop si Trump impone aranceles al aceite de oliva español podría ser mínimo si son como los de su anterior mandato, ya que no afectaban al aceite envasado dentro de EE UU (la empresa malagueña tiene plantas de envasado allí). Pero si ese arancel se amplía a todo el aceite que entre, sea a granel o envasado, estaríamos hablando de un grave perjuicio.
Un empresario del sector oleícola expresa, sin querer identificarse, el temor que, asegura, flota en el ambiente: «Meloni estaba en la toma de posesión de Trump. ¿Crees que no habrá negociado ya que a Italia no le impongan aranceles al aceite? Si nuestro principal competidor vende sin penalización a EE UU mientras que a nosotros nos cargan aranceles, el precio del producto español va a bajar».
El otro gran producto del campo malagueño, el aguacate, también podría verse afectado por esta nueva ola proteccionista a pesar de que Estados Unidos no es su cliente. Así lo explica Víctor Luque, director general de la principal cooperativa de subtropicales en la Axarquía, Trops: «El aguacate malagueño se vende en Europa, con lo cual no hay riesgo directo, pero si Estados Unidos impone aranceles al aguacate mexicano, como ha anunciado Trump, una parte de la cosecha mexicana [que es el primer productor del mundo] puede acabar viniendo a Europa y entonces competiría con el nuestro».
La llegada de Trump a la presidencia no sólo inquieta al campo; también a empresarios de otros sectores que tienen en Estados Unidos un mercado importante. Es el caso de Airzone, fabricante malagueño de dispositivos de control de climatización, que actualmente obtiene un 10% de su facturación en el país americano, «con un potencial altísimo de crecimiento». «Más allá de los aranceles que puedan afectarnos, que no creo que sean importantes porque en elementos electrónicos de eficiencia energética no suelen haber muchos aranceles ya que ellos no lo consideran algo que proteger, las empresas que nos dedicamos a la mejora de la eficiencia energética vamos a sufrir un parón en nuestro progreso en EE UU, ya que la normativa de impulso de la eficiencia energética se va a ver paralizada», apunta su fundador y CEO, Antonio Mediato. No obstante, el empresario matiza que este impacto, si se produce, será relativo porque en cuanto a eficiencia energética, en EE UU hay normativas diferentes en cada estado.
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