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A diferencia de lo que pueda parecer, el negocio del tatuaje no encara su mejor momento. A pesar de haber evolucionado hasta ser una práctica ... universal (rara es la persona que no tiene un tatuaje), las empresas del sector atraviesan un momento de ralentización motivado única y exclusivamente por la competencia desleal: tatuadores con apenas formación que tatúan en sus casas, sin cumplir así la estricta normativa sanitaria que regula esta actividad.
Sin un local que pagar y sin necesidad de contar con todos los materiales que exige la normativa para los estudios abiertos al público, sus tatuajes son mucho más baratos y eso hace que la clientela crezca, en detrimento de la de los estudios legales. Pero claro, los riesgos a los que se enfrenta alguien que decide tatuarse así son muy grandes.
Miguel Ángel Gálvez, conocido artísticamente como 'McCoy', es el presidente de la Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales (UNTAP) y tiene su estudio, Tattoo Stone, en Málaga. Es el estudio más antiguo de la ciudad, que abrió sus puertas en 1994.
«Cuando abrimos solo había un extranjero tatuando en Torremolinos, nadie más, nosotros fuimos los primeros españoles que abrieron un estudio», recuerda. «Es cierto que el mercado ha crecido mucho, durante unos años las empresas hemos funcionado muy bien, pero ahora están bajando los ingresos. Han subido todos los gastos y tenemos el serio problema de los ilegales», explica 'McCoy', quien detalla que desde la UNTAP han elaborado un informe reciente sobre este tema y han concluido que en Málaga, por cada estudio legal que hay abierto, hay cinco tatuadores operando de manera ilegal en pisos que no reúnen las condiciones higiénico sanitarias que exige la normativa. «Es una cantidad muy parecida a la de Sevilla y en Madrid están incluso peor», afirma este profesional.
«Ahora todo el mundo se quiere tatuar», sentencia Miguel Ángel Gálvez 'McCoy', quien explica que también el tipo de tatuaje que se demanda ha cambiado. «Ahora la moda son lineas finas y cosas pequeñas por todos sitios. Antiguamente eran piezas más grandes, era más underground», cuenta y recuerda el perfil de clientela que tenía su estudio cuando abrió en los 90. «Venía gente de tribus urbanas, punkis, rocabilly o gente del Ejército. Ahora el perfil es muy amplio. En el 94 no podría haberme imaginado que un cirujano o un juez iba a estar tatuado en una manga completa de brazo y ahora es algo normalizado».
Es un problema que arranca desde la base. Los profesionales del tatuaje más veteranos proceden de un largo proceso de formación, conseguido a base de cursos de capacitación para conocer al detalle la normativa sanitaria que deben respetar, y un periodo como aprendiz, siempre guiado por un maestro más veterano, de al menos dos años. Todo ello partiendo de que son personas que siempre han tenido una inquietud por el dibujo y que han destacado en esa actividad.
«Ahora hacen cursos de apenas unos días, les dicen además que no hace falta dibujar para tatuar, que se hace todo con la tablet y cuando salen al mundo laboral, algunos intentan abrir estudios y ven que no pueden tirar, así que se van a pisos». «En un local abierto al público, todo tiene que estar legal, es obligatorio utilizar productos esterilizados con cada cliente. En un negocio legal, cada vez que nos sentamos a tatuar tenemos 40 euros de gastos fijos de media, si lo hemos hecho todo correctamente. En un piso dependes de la ética y el conocimiento de quien te tatúa. Si te cobran la cuarta parte, no van a usar el material que marca la Junta de Andalucía. Y el problema es que además, los que trabajan en pisos, se promocionan en redes sociales y tienen el mismo marketing que cualquier estudio legal», afirma 'McCoy'.
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El presidente de la UNTAP lamenta además que desde la organización profesional han puesto este tema en conocimiento de ayuntamientos y administraciones autonómicas, pero «siguen funcionando con total impunidad» y quienes «seguimos teniendo inspecciones sanitarias somos los locales abiertos al público».
Recuerda además que, por ahorrarse unos euros, un cliente puede enfrentarse a un problema de salud grave. «Una hepatitis se puede quedar en una superficie hasta 15 días o un mes», alerta e insiste por tanto en la importancia de una desinfección exhaustiva después de cada cliente.
Alberto Ramírez, conocido artísticamente como 'Fido', es el gerente de Fido Tattoo, un estudio que lleva abierto en Mijas desde hace 24 años. En estos momentos trabajan allí tres tatuadores. «Hemos tenido épocas mejores, con más personal y más trabajo. Ahora hemos reducido personal. Es cierto que nos tienen por referencia en esta zona, pero hay muchos clientes que no lo piensan bien y se van a tatuarse a un piso ilegal por ahorrarse dinero», explica.
'Fido' insiste en la idea de que las personas que trabajan desde sus pisos son personas con apenas formación. «Les venden los cursos a través de las redes sociales, les dicen que van a ser súper estrellas y les dan cursos rápidos, que son solo una iniciación, no son una realidad. En una semana no puedes aprender una profesión».
Detalla que cada vez hay más cursos de ese tipo y menos formación profesional. Apunta a la UNTAP como la vía para conseguir una buena formación. «Se hacen diferentes cursos cada año y la gente que los hace son serios, gente que lleva años en el sector, yendo a convenciones, seminarios, haciendo conferencias, tatuadores de mucho prestigio».
De otro lado 'Fido' también se queja de que se hable del tatuaje «sin saber» y se refiere así a las investigaciones que cada cierto tiempo alertan de las consecuencias negativas que estos pueden tener en la salud. «En mis 24 años trabajando nunca he conocido a nadie que haya tenido problemas con el pigmento y eso que en este tiempo he hecho 16.000 tatuajes».
Tomy Loeb es el gerente de TNT Marbella, un estudio abierto en 1999 al que él llegó como aprendiz hace quince años. Allí estuvo dos años aprendiendo «con un maestro que me machacaba la mano dibujando» y sin ganar apenas dinero, pero él asegura que tenía claro el objetivo que perseguía y siguió siempre adelante convencido. «Se ha perdido la fase de aprendiz, ahora los chavales quieren saber todo en un mes», lamenta.
La clientela de TNT estudio tiene un perfil un tanto particular respecto a los clientes del resto de estudios de la provincia. «Es una clientela con poder un adquisitivo muy alto, que no suele estar en España todo el año. Suelen tener una casa aquí y se cogen las citas un día antes de volver a casa porque en su país es mucho más caro tatuarse que aquí».
Una de las facetas de su negocio que ha experimentado un importante crecimiento es la eliminación de tatuajes. Tomy asegura que las redes sociales y las modas han hecho mucho daño, también los negocios ilegales, y que hay mucha gente queriendo borrarse un tatuaje que se hizo hace años y con el que ahora no se siente a gusto.
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