La paradoja de Jevons

Se observó también en automoción, cuando la mayor eficiencia de los motores de combustión amplificó la demanda de petróleo al hacer el coche accesible a millones de personas.

La paradoja de Jevons puede observarse en otros sectores de la economía no relacionados con la energía, como la agricultura, donde aumentos en el rendimiento de un cultivo gracias a la innovación lo hacen más rentable y estimulan la conversión de tierra no cultivada a terreno agrícola.

Hoy, la inteligencia artificial parece estar entrando en una fase similar. La irrupción de la china DeepSeek –con un modelo más eficiente y accesible– fue interpretada inicialmente como una amenaza para los fabricantes de semiconductores y proveedores de centros de datos. Sin embargo, la historia sugiere lo contrario. Al abaratarse el acceso a modelos de IA avanzados, más empresas podrán implementarlos, expandiendo su adopción en sectores antes impensables. La eficiencia no reducirá la demanda; probablemente la ampliará.

Además, esta mayor adopción de la inteligencia artificial tiene más implicaciones, ya que podría acelerar su implantación más allá de las grandes corporaciones, mejorando la productividad y competitividad de múltiples sectores a nivel global.

Así como la industrialización y la digitalización transformaron el mundo en su momento, la inteligencia artificial tiene el potencial de ser la próxima gran fuerza de cambio, democratizando el acceso a la innovación y redefiniendo las reglas del crecimiento económico. Los mercados, como siempre, empiezan a descontar el impacto de esta transformación.