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El tatuaje es un recurso estético que de unos años a esta parte ha ido un paso más allá gracias a lo que se conoce ... como tatuaje artístico de reparación. Una técnica que permite levantar la autoestima y mejorar la calidad de vida de personas que han sufrido una reconstrucción mamaria tras un cáncer de mama, mediante un tatuaje artístico del pezón y la aureola. Eso es lo más frecuente, pero también el tatuaje da la posibilidad de tapar cicatrices, disimular asimetrías o trabajar ante quemaduras o falta de tejidos.
Mariló Fernández, de Tattoo Stone, en Málaga, es experta en esta técnica después de treinta años tatuando, de los que lleva veinte «tocando aureolas y cicatrices». Ha alcanzado tal nivel de especialización que a ella llegan pacientes oncológicas procedentes de todos los puntos de España, muchas veces animadas por sus propios oncólogos, que conocen el trabajo que realiza esta malagueña.
«Después de tanto tiempo tengo mucha relación con personal médico y he avanzado mucho en ese campo», explica y detalla que dentro de la Unión Nacional de Tatuadores cuenta con un proyecto aplicado al cáncer de mama con el que busca dar visibilidad al tatuaje de reparación. «Los tatuadores podemos aportar mucho en este tema», afirma. Eso sí, asegura que es importante contar con una buena base de formación y experiencia. «El tatuaje de reparación está en la punta de la pirámide, hay que tener mucha práctica previa, una base de la pirámide muy ancha, antes de tocar este tema».
La tatuadora hace mucho hincapié en este tema e insiste en que si se acude a alguien «no capacitado y profesional, que no tenga experiencia tatuando o micropigmentando, no solo hay riesgos para la salud física y psicológica de esa persona, sino que además, en el caso de cáncer de mama , por ejemplo, unas areolas mal hechas o colocadas , puede cargarse todo el trabajo anterior de reconstrucción de mamas que han hecho los cirujanos, por no hablar de que pueden dañar la prótesis si no tienen experiencia pinchando».
Igualmente señala los riesgos si no se acude a un experto de «provocar infección por mala praxis, ya que al no haber cadena linfática en muchos casos, las complicaciones son mayores». Fernández advierte todo esto porque asegura que por su estudio ya han pasado casos de mujeres con «aureolas tatuadas e infectadas, por haber acudido a un domicilio ilegal en Málaga».
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