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José Vicente Astorga
Domingo, 15 de noviembre 2015, 00:35
Da la imagen del empresario que siempre tiene algo en proyecto. No me diga que no tiene ninguno entre manos.
Pues mire. Hacer una escuela de agricultura. Aquí en el valle del Guadalhorce o en otro sitio, me da igual. La idea es investigar en una agricultura libre de venenos, con respeto a la naturaleza y que tenga el soporte científico de la universidad. ¿Sabe que con el boom del ladrillo se han perdido dos generaciones de agricultores? Casi nadie entiende ya de agricultura, salvo algunas personas mayores que están enamoradas del campo, pero son las mismas desgraciadamente que durante mucho tiempo también han inculcado a los jóvenes que el campo es lo peor, algo maldito. El proyecto se lo planteé a Adelaida de la Calle, al poco de que la nombraran consejera de Educación. Vamos a intentar hacerlo, me dijo. Ella es una científica y una persona apasionada de la naturaleza. Se trataría de recuperar las variedades antiguas de hortalizas y también de innovar de forma que pudiéramos cultivar productos de todo el mundo. Potenciar esas novedades y difundir su conocimiento de la mano de cocineros estrella que cocinarían en el mismo campo. Nuestro futuro como zona turística está en el campo.
Pero primero habrá que poner al día desastres como el de La Cónsula. Los empresarios callan, siendo grandes beneficiarios de esa formación.
Me indigno. ¿Cómo no apostamos por eso?. Mucho decir y poco hacer. Como hosteleros hacemos muy poco, salvo hablar. Si hubiera una asociación de hostelería fuerte las cosas irían mejor, podríamos estar encima de la gestión, no en plan guardia civil del control del día a día, pero cuidaríamos más La Fonda, el CIO Mijas y La Cónsula porque son nuestro nuestro futuro porque la gastronomía lo es. Yo voy a Francia todos los años a la iglesia de La Madeleine. Y también visito el río Loira. ¿Quiere usted creer que el ingreso más importante de los agricultores allí es el agroturismo? Hay que intentar que la gente viva del campo aunque no necesariamente en el campo. ¿Se imagina que cada hotel o negocio apadrinara una huerta? Sólo con que el 25 por ciento de la hostelería de Málaga lo hiciera no habría tierra suficiente. Y muchísimas cosas más. Para una actividad así habría que relajar la normativa, porque no puede ser que si quiero ofrecer a un turista un almuerzo con verduras de temporada o matar un pollo y guisarlo nos entierren a requisitos o te meten en la cárcel.
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