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Los diseñadores y programadores que trabajan en Málaga en Freepik, junto a Pablo Sánchez Blanes, a la derecha.
Pablo Blanes: «Hay mucho de artificio en una parte del emprendimiento, pero el nuestro es de verdad y acaba siendo contagioso»

Pablo Blanes: «Hay mucho de artificio en una parte del emprendimiento, pero el nuestro es de verdad y acaba siendo contagioso»

En sólo tres años, la idea de dos hermanos malagueños es un negocio de éxito al que se ha unido como socio Shutterstock, un gigante del sector

José Vicente Astorga

Domingo, 29 de marzo 2015, 01:38

En esta isla de coworking digital y a pulmón en una entreplanta cerca de El Bulto, la idea de Alejandro y de Pablo Sánchez Blanes convive con la de otros emprendedores, y sin embargo amigos. Freepik cerró 2014 con unas ventas de tres millones de dólares. En 2015 prevé duplicar una plantilla que ahora forman 54 diseñadores y programadores, 20 de ellos en Málaga. En el negocio de ofrecer recursos gráficos vectores, iconos, fotos, plantillas tienen desde enero como socio a la americana Shutterstock.

Ya tuvieron un noviazgo antes de la boda con Shutterstock.

En realidad tuvimos boda. Este sería el segundo matrimonio. Después de la primera etapa con Shutter, en la que hemos sido muy discretos, nos fuimos con Istock, filial de Getty, una multinacional que trabaja sobre todo imágenes de actualidad y con un montón de agencias. Después de un año, los últimos tres meses hemos estado negociando con Shutter y empezamos a trabajar en enero. Teníamos mucha incertidumbre y ahora es cuando realmente nos estamos dando cuenta de nuestro peso, de nuestra posición y de la de los demás. Para muchos, las visitas a Freepik se convierten en el gancho.

En Internet no hay sitio para el fantasmeo en ciertos datos, con tantas herramientas de medición.

No hay posibilidad.

¿Por cuánto tiempo con Shutter?

Mi respuesta sería por un tiempo prolongado porque buscamos un socio estable para enfocarnos en el desarrollo de nuestros productos. Las cosas en este negocio evolucionan tan rápido. Estar con un socio así te da estabilidad, porque cada vez que cambias es una faena. Todos los usuarios tienen un recorrido y un cambio supone pérdida de ingresos hasta la adaptación. Además, en tres años, hemos cambiado cuatro veces de oficina y encima ahora vamos a incorporar a cuatro personas más y ya no tenemos espacio. Aquí trabajan diseñadores que coordinan a diseñadores que están en otros países.

¿Cuál es vuestro modelo de negocio?

Hemos sido los primeros en aplicar lo que ya existe pero en este sector. Ofrecemos recursos gráficos gratis. Hace tres años éramos tres tíos se una habitación. Cuando buscas en Internet algo gratis piensas que te van a engañar, pero aquí no sólo es algo bueno sino a veces es mejor y producimos contenidos masivamente con las últimas tendencias. Todo es gratuito en Freepik y los ingresos llegan a través de afiliación (Shutter), publicidad y varias modalidades de suscripción. Hacemos de gancho, por decirlo así. Ahora tenemos suscripciones que son gratis, pero con atribución, es decir que se tiene que reflejar que es una creación de Freepik. Si no, se paga una pequeña cuota y se accede a unos 20.000 archivos. Al mercado más profesional le viene bien. Quien busca un vector no es igual que el que usa una foto. Buscamos la calidad y especializarnos. La página Flaticon trabaja solo con iconos en formato fuente que se pueden adaptar a diferentes dispositivos, es muy útil para el desarrollo y diseño web. En toda la interfaz lleva iconos, y esa página cada seis meses duplica su tráfico. Es un público muy específico y dispuesto a pagar nueve dólares y acceder a 60.000 archivos para poder quitar la atribución de Freepik. Somos como el spotify de los recursos gráficos. Pagas una cantidad baja y te dan un servicio premium. No hace ni ocho días que tenemos la suscripción y nos ha sorprendido la respuesta en la primera semana. Es una nueva vía para canalizar nuevos ingresos en el proyecto que nos permitan reinvertir y seguir creciendo. Tampoco es una fórmula fácil, porque llevamos unos ocho meses trabajando en ella.

Tan fácil no sería.

Es cuestión de hacerlo. ¿La gente por que paga? Pensamos cómo hacer rentable el dar algo gratis, y eso es por publicidad o afiliación. Al principio era más difícil porque éramos un metabuscador, indexamos contenidos de terceros igual que hace Google. No cogemos nada que no sea nuestro . Ahora estamos produciendo. Este mes haremos un esfuerzo en crear contenidos como no creo que lo vaya a hacer otra empresa a nivel mundial. Porque el tráfico va aumentando y nuestra oferta, también, y en variedad. Al final vemos lo que demanda el usuario. Sabemos lo que busca la gente todos los días. Si buscan iconos de ratones o qué se yo. La web no descansa. Ahora tenemos mucho estrés, vamos muy rápido, los cambios son tremendos, y lo que hoy funciona, mañana puede que no porque tres meses aquí es un año en el mundo real. Es una lucha por adaptarte y no perder de vista el sector. Hay ya hay páginas americanas que nos están copiando. Somos jóvenes en el momento oportuno, pero el mundo de los recursos gráficos es una revolución.

Si cada vez hay más recursos y herramientas en Internet para ello, el futuro pinta complicado.

Tendremos cada vez más competencia, por eso estamos sin dormir. En EE.UU., con un 5 por ciento del mercado, nos queda un recorrido del 90 y hay países emergentes que serán muy importantes.

¿Cuánto duerme?

No es eso, porque lo que tengo es un estrés en positivo.

¿Con qué criterio seleccionan y pagan a sus diseñadores?

Por objetivos. Este es un tema de actitud. La relación con los que están en otros países es virtual y ahora vamos a poner a una persona para filtrar porque hay muchos que se presentan con perfiles falsos. Como no puedes estar sobre el trabajo de cincuenta personas, en las condiciones económicas se valoran los objetivos, con un extra para quienes consiguen un resultado mayor, en función de cómo funciona cada uno en la web, y ahí el criterio lo marcan los usuarios.

¿Tienen jefes?

Nuestra estructura en eso es plana.

Usted ha crecido entre imágenes y cámaras. Pepe Ponce, su padre, comentaba, al menos antes de Internet, que tenía miles de fotos y negativos sin clasificar.

Cuando surgió el banco de imágenes, yo escaneaba hasta dos mil archivos al mes y los archivaba en CD y los subía. De aquello lo que queda es Potaki, un modelo con el que empezamos y que ha quedado obsoleto. Esa labor de limpieza y clasificación fue en parte cosa mía, y luego hasta llegar aquí un cúmulo de circunstancias, y suerte.

¿Quién de los dos hermanos ha tirado más del carro de Freepik?

Un poco los dos. Yo no sé diseñar, pero buscamos quienes lo saben hacer. No hablo perfectamente inglés pero procuro buscar quien sí. Siempre hemos buscado a gente mucho más preparada. Pienso que nuestro mérito es ir enlazando./p>

Y también ser ese tipo de emprendedores de éxito en el mundo digital que no se quieren mover de Málaga y hay ejemplos.

Aunque no sea lo que más nos interese, lo suyo es trabajar aquí. Hay algunas ventajas porque en España hay gente muy preparada y no somos un país en guerra, como Ucrania pero hay muchos inconvenientes. Contratas gente, asumes riesgos, ves en las noticias que en este país se roba a mansalva, no tienes incentivos, sino muchas pegas y una barbaridad de impuestos. El ambiente no es motivador. Lo tenemos todo y a la vez tenemos menos que nadie. A más comodidades creo que peor. Frente a gente que con un iPad en una aldea de India triunfa, hay aquí una mentalidad de a ver si pasa la crisis, otra de funcionarios, mientras que los emprendedores somos los más motivados. Hacemos las reuniones anuales de la Barcamp, una idea de los programadores, para conocer a más gente, y aportarnos unos a otros. En Estados Unidos, la gente te cuenta sus ideas. No hay el recelo de aquí.

Cualquier empresa convencional alucinará con vuestros números, a partir de una inversión baja.

Sí. Este proyecto requiere menos inversión que un bar.

Siendo emprendedores de éxito, no se les conoce demasiado en esos ambientes.

No me he acercado a ese terreno demasiado. Al contrario, tendría que cambiar el chip, siempre veo fallos. No soy comercial en ese aspecto.

¿Entre los emprendedores más unidos al mundo institucional y los que van por libre, como ustedes, ve una brecha?

Hay mucho de artificio en ese mundo, pero este es el emprendimiento de verdad y es algo contagioso. Nuestros amigos de las otras empresas de aquí inician algo y estamos al tanto. Esto es otro mundo, donde vienen los de fuera y llegamos a acuerdos.

¿Qué formación tienen Alejandro y usted?

Yo hice hasta selectividad y he trabajado cinco años en un periódico. Hice un curso de diseño. Alejandro hizo otro de programación. Ahora está tres meses en Boston en un programa para emprendedores ya consolidados, para hacer contactos en un mercado que nos interesa especialmente. Nuestro socio y nuestros clientes están allí.

¿En casa les dieron mucha carga por no ir a la universidad?

No fue tanto... Todos los que están aquí son jóvenes que han pasado por módulos o grados de FP. En este trabajo cuenta mucho la actitud. De hecho los informáticos de carrera pueden tener gran conocimientos de los lenguajes, y cuando me dice alguno: tengo diez años de experiencia entonces sé que no nos va a encajar. En este sector tan cambiante es imposible tenerla.

Con un crecimiento tan rápido, ¿han vivido como un lastre lagunas en formación en gestión, temas jurídicos, comerciales...?

No sé como lo harán los demás. Yo trabajaba en un periódico, y lo siguiente era hacerme autónomo, pero encima ves la mentalidad tan individual cuando ibas a los colectivos emprendedores... que al final te mueves solo.

¿Persiguen el uso irregular que hacen otros de vuestro material?

Con estos volúmenes y precios no merece la pena. Imagine que puede tener un coche gratis pero con publicidad pegada. En tres años, para nosotros, se paga y ahora soy yo el que empiezo a ganar. Nosotros no tenemos todos los coches del mundo, pero sí una parte. Además, si al usuario le gusta descapotable y es de pago, lo tiene que comprar. El porcentaje que compra es bajo, pero con 50 millones de personas al año

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