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El BCE descarta la recesión, pero anticipa una etapa «dilatada» de desaceleración económica

Calviño, que admite el «enfriamento», pide evitar catastrofismos a la espera de que el Gobierno ajuste sus previsiones para 2020

J. CAMARERO/E. MARTÍNEZ

MADRID.

Martes, 15 de octubre 2019, 00:05

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Con una sola afirmación, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, ha intentado zanjar cualquier tipo de derrotismo en torno a la evolución de la economía. Ayer trató de calmar a los mercados al descartar que la zona euro vaya a entrar en recesión, esto es, en una caída prolongada del PIB durante más de dos trimestres. «Tiene una posibilidad muy reducida, no se va a producir en absoluto», afirmó el exministro de Economía.

Pero al mismo tiempo, De Guindos advertía de que el «principal riesgo» que tiene la economía es el de enfrentarse a una etapa de «crecimiento muy reducido» durante un plazo «muy dilatado». Esto es, que la zona euro, en general, y España, en particular, podrían crecer mínimamente, se pueden quedar estancadas, japonetizadas. «El entorno global va a estar marcado por la desaceleración», apuntó en el X Encuentro Bancario de KPMG.

Ese contexto provocará que los tipos, en el 0% desde 2016, vayan a seguir en estos niveles «hasta que el crecimiento sea consolidado y la inflación se sitúe en el objetivo del BCE», fijado actualmente en el 2%. De hecho, con respecto a la evolución de los precios, Luis de Guindos ha admitido la posibilidad de la deflación (caída del IPC sostenida) se ponga en un primer plano.

Por eso, ha recordado a los gobernantes que la política monetaria del BCE, aunque ha ayudado y lo sigue haciendo para sostener la economía, «no puede ser la única que contribuya a la estabilización». Sus efectos colaterales pueden ser cada vez mayores. E hizo llamamientos a retomar reformas estructurales, fiscales y bancarias.

En ese mismo encuentro, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, mostraba su «deseo» sobre lo que la institución considera que sería el mejor desenlace de las elecciones tras medio año de parálisis política: la conformación de «un Gobierno estable» para que consiga «reducir la incertidumbre» que se cierne sobre España.

Por su parte, la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, trataba de calmar las aguas sobre las previsiones. Por una parte, admitía el «enfriamiento» de la actividad. A la vez, recordaba que pese a las complejidades y al contexto internacional, España está en una fase expansiva del ciclo, y que las perspectivas para 2020 también son positivas. «Capeamos la situación mejor que muchos de nuestro entorno», añadía, para apuntar que lleva «dieciséis meses oyendo que hay una catástrofe a la vuelta de la esquina, pero la realidad se abre paso» en referencia a las críticas de los partidos de la oposición «Hay que huir de la sobrerreacción», afirmó.

Peores perspectivas

Cuando faltaba una jornada para que el Ejecutivo presente hoy su nuevo cuadro macroeconómico actualizado a las autoridades comunitarias, Nadia Calviño quiso quitar hierro al «ajuste» que podría aplicar el Gobierno a sus previsiones porque «da igual una décima arriba o abajo». También ha anticipado que los cambios se deberán al cambio de metodología aplicado por el INE lo que implica que «la desaceleración ha sido más intensa de lo estimado ya desde 2016». El Ejecutivo mantenía que España crecería un 2,2% este año, una cota que el mercado da por sentado que no se alcanzará.

Precisamente la nueva realidad estadística del INE es una de las argumentadas por BBVA Research, junto a la moderación de la eurozona que se acentúa, las tensiones comerciales entre EE UU y China y la situación política española para que el servicio de estudios de la entidad haya calculado que la economía española crecerá cuatro décimas menos de lo que habían estimado en su informe de hace tres meses, hasta el 1,9% del PIB. Para 2020, rebajan tres décimas su estimación, hasta el 1,6%.

Por otro lado, el organismo asegura que España podría incumplir sus compromisos de estabilidad de 2019 y 2020. Calculan que el déficit público solo se reduzca en dos décimas este año hasta cerrar en el -2,3% del PIB, lejos del objetivo del Gobierno remitido a Bruselas (-1,8%). Para 2020 se espera una corrección de las cuentas públicas hasta el -1,9% del PIB, también muy por encima de la meta oficial (-1,1%).

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