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La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. R. C.
Crecimiento económico e inflación, las estadísticas que han convulsionado al INE

Crecimiento económico e inflación, las estadísticas que han convulsionado al INE

El Gobierno había advertido de la distorsión entre un PIB flojo frente al empleo o la recaudación, y sigue a la espera de que el IPC incorpore contratos libres de luz para ajustar la cesta de la compra

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Martes, 28 de junio 2022, 12:25

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El primer varapalo del INE (Instituto Nacional de Estadística) a las previsiones del Gobierno llegó tras al verano del año pasado. Entonces, con buena parte de la población vacunada de coronavirus y un turismo que ya empujaba, el organismo echó un jarro de agua fría al revisar el crecimiento económico de España al 1,1% en el segundo trimestre de 2021, frente al 2,8% estimado inicialmente. La estadística definitiva implicaba que España no crecería tanto en 2021. Y obligó a la vicepresidenta, Nadia Calviño, a intervenir. Habló entonces de ser «prudente» ante ese dato del INE y abogaba por una recuperación «intensa, independientemente de la volatilidad de los indicadores en un entorno anómalo por la pandemia».

Aquel fue el origen de las controversias que han rodeado al INE en los últimos meses, y que han derivado en la renuncia al cargo de su presidente, Juan Manuel Rodríguez Poo esgrimiendo motivos personales. Su destitución estaba prevista para las próximas semanas, según confirman fuentes del Ministerio de Economía, donde califican este movimiento como un «refuerzo» de la institución y descartan injerencias: «Aquí no ha habido presiones y sí reconocimiento a la labor», indican estas fuentes.

Sin embargo, el reguero de estadísticas que ha ido actualizado el INE en los últimos meses seguía mostrando preplejidad en el equipo de Calviño. En el caso del INE, ya se escudó en su momento en la dificultad de realizar aproximaciones a la evolución económica en un periodo tan convulso como el vivido en los últimos meses de 2021. Entonces, explicó que «se ha de tener presente la dificultad inherente a la medición de la coyuntura a la que nos venimos enfrentando desde el primer trimestre de 2020. Es un período de grandes y rápidos cambios en la evolución a corto plazo de la actividad económica que, tanto por su origen como por su magnitud, suponen un desafío estadístico sin precedentes». Además, el organismo aclara que también ha realizado una revisión de todas las series estadísticas de la economía desde el primer trimestre de 2018.

Desde Economía han venido contraponiendo a los flojos datos del PIB las estadísticas del mercado laboral y la ejecución presupuestaria. Calviño ha desdeñado en algunos momentos el propio PIB al indicar que la economía española «es muy positiva» y la recuperación «es sólida» y llega a «donde importa»: al empleo, «que acumula nueve meses creciendo». Se ve respaldada por 20 millones de cotizantes y un déficit que bajó del 7% en 2021 para asegurar que España no estaba saliendo tan mal de la crisis como el INE constataba cada trimestre.

Las sucesivas estadísticas del organismo sobre el PIB no han hecho más que confirmar que la economía española no ha crecido tanto como se esperaba en un principio. Cerró 2021 con un alza del 5,1%, lejos de hasta el 7% estimado por el Ejecutivo. Y en el primer trimestre de este año, lo hizo un pírrico 0,2%, condicionado por los últimos coletazos del coronavirus, el inicio de la guerra en Ucrania, la huelga de transportistas de marzo y la imparable inflación.

Y ahí se encuentra precisamente el otro escollo que ha provocado fricciones entre Economía y el INE. Con el récord del IPC (Índice de Precios al Consumo) de marzo (en el 9,8% interanual, máximo en tres décadas), Nadia Calviño insistió en la necesidad de que los trabajos de la institución incluyeran los millones de contratos de luz que se encuentran en vigor en el mercado libre, y no solo contabilizara los precios del mercado regulado (unos 10 millones de contratos), mucho más volátiles y caros en el último año, lo que eleva aún más la inflación.

No es técnicamente fácil. Tanto es así, que el INE quería incorporar esos contratos del mercado libre al dato de la inflación oficial el pasado mes de enero. Y medio año después después sigue sin hacerlo. Entonces «no fue posible», indican fuentes de la institución. «Mientras no se solventen las dificultades metodológicas no podemos dar fecha» para incorporar esos datos y ajustar la inflación a la propia realidad económica: los precios seguirán subiendo, pero al incorporar los contratos libres (habitualmente con tarifas fijas y estables), el dato de la inflación cambiará. En principio, podría ser más moderado que el actual. Aunque fuentes del sector energético aclaran que existen dudas sobre esa posible moderación ya que los contratos libres suelen ser más caros -y más estables- y las últimas revisiones siempre han sido superiores en sus precios y condiciones económicas.

La propia Calviño llegó a desvelar a principios de mayo que hay «una compañía eléctrica» que no estaba colaborando con el INE para aportar los datos necesarios para contribuir a la inclusión del precio de la luz del mercado libre en el cálculo mensual de la inflación.

La última discrepancia llegaba este fin de semana, con la aprobación del plan anticrisis. Calviño presumía ayer de que las medidas que ha aprobado el Gobierno para mitigar el impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios «están bajando la inflación entre 2 y 3 puntos». «Desde el Gobierno hemos venido poniendo medidas que han sido eficaces, están bajando la inflación entre 2 y 3 puntos, están situando la inflación de España por debajo de la media de la Unión Europea, hay once países de la zona euro que tienen una inflación superior a la de España», ha afirmado durante su intervención en la sesión de control del Senado.

Esto supone que, según sus cálculos, si el Ejecutivo no hubiera aprobado medidas como las rebajas fiscales sobre la electricidad, el IPC habría subido en mayo un 11,7%, no un 8,7% como ha certificado el INE. Sin embargo, este instituto publica mensualmente el IPC a impuestos constantes, que refleja precisamente el comportamiento que habría tenido la inflación en ausencia de medidas, y en mayo repuntó un 9,6%, es decir, las medidas aplicadas han aliviado la subida de precios en nueve décimas.

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