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Mikel García-Prieto, ante la nueva sucursal que ha abierto Triodos Bank en Málaga.
«Es buen momento para nosotros porque la gente se cuestiona dónde va su dinero»

«Es buen momento para nosotros porque la gente se cuestiona dónde va su dinero»

Mikel García-Prieto Director general de Triodos Bank

Nuria Triguero

Lunes, 11 de julio 2016, 01:17

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Desde su nueva oficina en pleno Soho, Triodos Bank aspira a duplicar su clientela en Málaga en un año. Su director general, Mikel García-Prieto, es ingeniero industrial y lleva 17 años vinculado a la entidad, que aspira a ser una alternativa responsable a la banca tradicional.

Triodos Bank se presenta como un banco ético. ¿Eso supone que los demás bancos no lo son?

Lo que supone es que nosotros hacemos una propuesta muy concreta: poner a las personas por encima de cualquier otro objetivo. Nuestros estatutos dicen que el objetivo del banco es favorecer un cambio positivo y sostenible de la sociedad desde el sistema financiero. En ningún lugar de esos estatutos aparece como objetivo maximizar el beneficio. Y eso marca una diferencia con el resto de las instituciones financieras.

¿En qué se parece Triodos y en qué no a un banco normal?

Nos parecemos en lo de «banco». Desde el punto de vista de la operativa funcionamos igual que cualquier otro banco: tienes cuentas corrientes, cajeros y tarjetas de crédito; está supervisado por el Banco de España,.. En lo que nos diferenciamos es en lo que hacemos con el dinero. Nosotros nos comprometemos a invertirlo sólo en proyectos sociales, medioambientales o culturales. Lo que buscamos, además de hablar de liquidez, rentabilidad y seguridad, es hablar del impacto social que tiene tu dinero. Somos un buen banco para todas las personas a las que les preocupe qué ocurre con su dinero...

¿Cuáles son sus líneas rojas?

Lo importante son las líneas blancas. Nosotros financiamos agricultura ecológica; si no es ecológica, no la financiamos. Financiamos energías renovables; si no son renovables, no. Todas aquellas actividades que no tienen una producción sostenible, no las financiamos. Financiamos salud, educación, cultura. El resto, no.

¿Y cómo se financia el banco? ¿Acude a mercados de capitales?

Somos un banco sencillo en ese sentido, un banco como los de antes. Captamos financiación de los ahorradores y lo prestamos a la economía real. Pero ni vamos a buscar dinero a los mercados ni lo invertimos en ellos. Nuestros recursos están basados en unas personas que deciden ahorrar con principios.

¿Cómo se aplica el compromiso ético en la relación con el cliente?

Para nosotros el elemento último es que las personas sean conscientes y responsables de sus decisiones económicas. Para eso, por una parte necesitas que piensen si quieren que sus ahorros trabajen al servicio de la sociedad o al servicio del dinero. Y por otra parte, tienen que entender perfectamente los productos y servicios que están contratando. Por eso nuestros productos son sencillos y accesibles: cuenta corriente, depósitos, préstamos. No vendemos garantizados, derivados ni nada de eso.

Entiendo entonces que ustedes no han tenido problemas con las cláusulas suelo...

Sí hemos aplicado cláusula suelo a las empresas, que lo podían entender perfectamente. Porque el problema con las cláusulas suelo en España ha sido que no se explicaban. Nosotros no hemos tenido ninguna situación conflictiva con clientes que digan que no ha habido transparencia. La transparencia para nosotros es uno de los elementos fundamentales, tanto para informar de dónde invertimos como de las condiciones de los productos.

Triodos Bank tiene fin social, pero no es una ONG. El año pasado ganó 40,7 millones de euros. ¿A quién pertenece el banco y a qué destina el lucro de su actividad?

Éste es un tema bastante singular. La propiedad es de una fundación que se creó para velar por que el banco mantuviera su misión. Y esa fundación, que es la única propietaria, emite certificados de acciones, derechos económicos, que es lo que adquieren nuestros accionistas. La fundación no tiene ánimo de lucro y el dividendo va a los accionistas. Pero éstos no pueden vender sus acciones a un tercero. Así garantizamos a nuestros clientes que nos mantendremos fieles a nuestra misión. Queremos ser el banco de las personas que creen que tiene que existir una banca diferente. La mayor parte de nuestros accionistas son pequeños ahorradores. En España tenemos más de 8.000. Y nuestro beneficio crece cada año, por cierto. Son 36 años ya haciendo esto, en cinco países. Nuestro modelo funciona. Es muy difícil no entender que a las personas mayores se les cuida, que a los niños hay que educarlos... Es mucho más difícil para mí entender si un derivado generará beneficio que si una residencia de ancianos funcionará o no.

Economía real

Al no depender de los mercados de capitales ni invertir en el sector inmobiliario, ¿les ha afectado menos la crisis que a otros bancos?

Si eres inmune a la crisis es que no estás en la economía real. Nosotros hemos sido inmunes al impacto de las burbujas, tanto financieras como inmobiliaria. Una de las grandes ventajas de nuestro modelo es que al estar vinculados a la economía real tenemos estabilidad. Pero sí han sido años complicados. Por ejemplo, el sector social ha vivido un desarrollo muy complicado. Pero uno de los aprendizajes que hemos hecho es que la mayoría de nuestros clientes se vinculan con sus iniciativas de manera vocacional, así que buscan siempre la manera de continuar esa actividad. En otros sectores la gente dice: cierro y ya está. Nosotros establecemos relaciones a largo plazo, y hay momentos mejores y peores.

Tarjetas black, cláusulas suelo, desahucios, participaciones preferentes... ¿La mala imagen de la banca tradicional les está ayudando a ganar clientes?

Creo que ahora hay una mayor conciencia en lo económico. Hay gente que antes no se cuestionaba dónde iba su dinero y ahora sí. Y eso significa que tenemos más oportunidades de contar lo que hacemos. Es muy buen momento para nosotros. Pero está pasando lo mismo en todo: la gente se pregunta cuál es la comida más saludable, qué tipo de energía quiere consumir, qué coche quiere comprar... Esta responsabilidad social del ciudadano va en aumento.

¿Cree que hemos aprendido algo como sociedad de la tremenda crisis que hemos atravesado?

Todavía es pronto para responder. Se ha abierto una oportunidad de cambio. Están pasando muchas cosas: los movimientos de la economía circular, colaborativa, verde, del bien común... hay una inquietud por generar un sistema económico distinto. Pero a la vez se empiezan también a ver movimientos de olvido. Por otra parte, en el ámbito regulatorio veo dos riesgos esenciales: por un lado hay un exceso de confianza en que la regulación va a traer el cambio, cuando el cambio tiene que venir de una decisión de las empresas. Y el otro gran desafío es que no sea la economía real la que tire de la economía, sino la emisión de dinero del BCE. Porque esto que estamos viviendo parece provenir más del exceso de liquidez que de la economía real. Hay riesgo de otra burbuja. La responsabilidad o el olvido, esa es la cuestión.

Póngame algunos ejemplos de iniciativas que financiéis en Málaga.

Cedecom, que es una productora audiovisual bastante comprometia con la cultura; Serviagro, que es una empresa de agricultura ecológica con tres generaciones de agricultores; el colegio St. Georges; centros especiales de empleo; una asociación de educación para niños autistas; ONG como Jomar o Prodiversa...

¿Qué objetivos de crecimiento se plantean en la provincia?

Ahora mismo tenemos 2.000 clientes y en los primeros años esperamos crecimientos del 100%. Hay gente que necesita verte la cara, hablar contigo, para confiar en ti.

¿Qué sectores consideran estratégicos en la provincia?

En Málaga ciudad el ámbito cultural está muy fuerte y van a pasar muchas cosas. La agricultura ecológica también; es de los sectores más importantes para nosotros. Y las grandes ciudades tienen un montón de servicios sociales: a la discapacidad, a la tercera edad, a colectivos en riesgo de exclusión... Somos un buen socio para ONG y empresas que se muevan en estos ámbitos.

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