«La agricultura biodinámica consiste en mantener una armonía con la naturaleza»

-¿Cómo surgió el proyecto?

-Llegué a Vélez-Málaga en 1990 para trabajar en distintos sectores, como la construcción y la decoración. Al poco tiempo surgió la oportunidad de comprar la finca, que estaba sembrada principalmente de aguacates y mangos. Ya entonces, a finales de los noventa, me di cuenta de que podía haber problemas con la falta de agua y con la competencia de otros países, por lo que empezamos a diversificar con otros cultivos. Primero estuvimos con certificado ecológico y luego dimos el salto a la agricultura biodinámica y a los principios de la permacultura.

-¿En qué consiste la agricultura biodinámica?

-Es un paso más que la agricultura ecológica. Los principios se remontan a 1920 con el suizo Rudolf Steiner, que está considerado el padre de esta fórmula de cultivo. Ya entonces, cuando aún no estaba tan desarrollados los pesticidas ni los abonos químicos, se dieron cuenta de que no había que usar nada añadido para el tratamiento de las plantas, basta con manejar bien los cultivos y las semillas, en armonía con la naturaleza. La idea principal es mantener esa armonía. Trabajamos con la tierra, con el cosmos, con la luna, que influye mucho en la tierra. Los preparados que se usan son naturales, no son ni siquiera abonos ecológicos. Si acaso se emplea estiércol, pero tiene que ser de ganado de pasto libre. Nosotros lo recibimos de un ganadero de Las Alpujarras, en Granada. Además la finca tiene también sus propios animales, en nuestro caso son ocas y gallinas, para producir ese abono.

-¿Qué tipos de cultivos tienen?

-En la agricultura biodinámica se puede cultivar cualquier cosa, en Almería hay inlcuso plantaciones de tomates. En nuestro caso tenemos una decena de tropicales, aunque principalmente son aguacates, mangos, maracuyás, pitayas, kumquats y caviar cítrico.

-¿Cuánto producen al año y dónde lo comercializan?

-La media son unas 150 toneladas al año, pero como tenemos tanta diversidad, estamos prácticamente cosechando los doce meses. El 99% de nuestras cosechas se venden fuera, en países del norte de Europa, como Alemania, Austria y Suiza. Vendemos a través de distribuidores y también en internet, en cantidades más pequeñas para el consumidor final. El precio suele ser un 15 ó un 20% más caro que el ecológico, pero no siempre es así. Es cierto que sí es más caro que el producto convencional, pero en esos países hay una gran concienciación medioambiental y el consumidor aprecia los productos que son cultivados con técnicas de agricultura biodinámica y permacultura. El certificado que tenemos está presente en muchos otros países.

-¿Cuáles son las diferencias con la producción ecológica?

-Es una filosofía parecida, pero digamos que va aún más allá. En agricultura ecológica se permiten usar algunos productos que se elaboran con procesos químicos en laboratorios, en nuestro caso no. El trabajo en la finca es mucho más manual. Tienes que ver las necesidades que tiene cada planta y elaborar los preparados biodinámicos. Por ejemplo, no se arrancan las malas hierbas, de hecho este término no lo utilizamos. Todas las plantas de una finca tienen su función, la tierra se va transformando. Luego cuando llega el verano sí se pueden cortar esas plantas, pero porque están ya secas. La fruta es algo más pequeña que en la agricultura convencional, pero la diferencia es que las nuestras aportan más vitalidad, te sientes más saludable consumiéndolas. Se ha comprobado que los cristales que conforman, por ejemplo, el jugo de los kumquats, son más grandes que los de las frutas cultivadas con químicos y pesticidas. No quiere decir que tengan más vitaminas, porque la energía no se puede medir.

-¿Cómo hacen para combatir las plagas que afectan, por ejemplo, al cultivo del mango?

-Es que para nosotros no existe ese concepto de plagas, en la naturaleza hay insectos, pero no por eso tengo que combatirlos con productos químicos. Tengo que conseguir una biodiversidad para que esos insectos no ataquen a los árboles, por ejemplo, la cochinilla en el mango. La agricultura convencional se busca los problemas donde no los hay, las plagas no son un problema, son parte de la biodiversidad. Al principio me costó comprenderlo, pero con los años me he dado cuenta de que es la forma más natural y armoniosa de relacionarse con la naturaleza.

-¿Cómo les afecta la sequía y los problemas por la falta de agua del embalse de La Viñuela?

-Por suerte, dentro de la situación tan mala que hay en la Axarquía por la falta de lluvias, estamos dentro de una comunidad de regantes que está recibiendo agua regenerada de la depuradora de Vélez, al estar en la margen derecha del Plan Guaro. Al principio tuvimos cierto temor y preocupación por la posible contaminación de la fruta, pero las administraciones están muy encima y los análisis que se han hecho han descartado que haya presencia en el agua de metales pesados. La sequía, evidementemente, deja una marca en las plantas. Sólo reciben agua en la zona donde cae el gotero. Por eso la lluvia es tan importante y deseada. Si en primavera no llueve bien, este verano va a haber un clareo natural por la sequía en la Axarquía, muchas fincas que no tienen agua alternativa al embalse de La Viñuela se van a secar.